Capítulo 78: Despedida

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Lexie se encontraba sentada con la espalda apoyada en la pared y bebiendo del vaso de agua que le había traído Charlie, la chica solo había entrado en unos segundos pero al no encontrar a Nick ahí, volvió a salir para buscarlo.

Gianluca no dejaba de pensar en lo último que dijo Nick antes de dejarlo solo con ella mientras intentaba convencerla de que comiera una barrita de chocolate pero estaba siendo realmente difícil, ella no quería hacer ni un mínimo esfuerzo, no quería estar bien, solo quería tener a su hija en sus brazos nuevamente, como cualquier madre.

—Por favor, es solo una barrita —terminó rogando él, no sabía qué más hacer—. No te hagas esto, mira cómo estás.

—¿Cómo estoy? ¿Como si acabara de ver morir a mi hija? —respondió con frialdad pero él no hizo caso, sabía que en situaciones así, las personas solían ponerse a la defensiva y estaba preparado para eso.

—Auto-destruirte no la va a traer de vuelta, Lex. Sé que perder un hijo es lo peor que a alguien le puede pasar en la vida pero dejar de comer y de preocuparte por ti, no va a ayudar de nada. Sé que es difícil pero tienes que cuidarte, si no lo haces por ti, hazlo por Adán, él necesita a su mamá bien así como tú también lo necesitas a él para afrontar este dolor tan grande, no te aísles. Todos necesitamos de un salvavidas de vez en cuando y eso no nos hace menos fuertes.

Las lágrimas volvieron a inundar los ojos de Lexie, sabía que lo que Gianluca le estaba diciendo era verdad pero no podía evitar querer irse con su hija, dejarlo todo por ella aunque sabía que era injusto; tenía otro hijo por el que vivir y por nada del mundo iba a dejarlo solo. Su ex novio solo pudo abrazarla y acariciarle el cabello con dulzura mientras ella no podía dejar de llorar.

—Tengo el estómago revuelto —confesó entre sollozos—, sé que si como algo, lo vomitaré porque hace días que no me estoy alimentando bien y no quiero pasar el funeral de mi hija arrodillada frente a un inodoro. Esta será la última vez que vea su carita.

—¿Un pedacito de chocolate? Solo uno y te dejo en paz, solo para que recuperes un poco las energías, será un día largo y no creo que quieras volver a desmayarte.

—Define: dejarme en paz.

—Una vez que lo hagas, puedo irme y dejarte descansar.

—¡No! Por favor no me dejes sola —rogó aferrándose aun más a su abrazo—. Te necesito, por favor.

—¿Un bocado?

Ella asintió levemente con la cabeza y aceptó la barrita de chocolate, intentó hacer caso omiso a las náuseas que tenía pero se dijo que era lo mejor. Gianluca solo quería lo mejor para ella, incluso cuando la dejó esa era su única intención.

Al final, se terminó comiendo toda la barrita y recuperó un poco su color de piel, ya no estaba tan pálida como unos minutos atrás, sus mejillas se tornaron de un leve color rojizo aunque eso también se debía a la corta distancia que la separaba de él. Se sentía como en casa, como si él fuera ese lugar en el que ella se olvidaría de todo el dolor pero sabía que la realidad era otra y Gianluca nunca más sería su lugar seguro.

Unos leves golpecitos interrumpieron el momento y un segundo después, por la puerta apareció Giovanna con Venecia en sus brazos. Con todo lo que había pasado anteriormente, Gianluca olvidó por completo que no había ido solo, por varios minutos la única persona que había ocupado su mente era Alexia. Se separó de ella unos segundos para cargar en sus brazos a su hija mientras su hermana abrazaba con fuerza a Lexie.

—Lo siento tanto, sé que eres una mujer fuerte, lo has demostrado desde que te conozco y vas a salir adelante. Te lo aseguro —susurró Giovanna en el oído de Lexie, quien sollozaba nuevamente. A pesar de no hablar mucho desde la separación, esas dos habían comenzado a formar una especie de amistad y quedó completamente comprobado ese día—. Cualquier cosa que necesites estaré aquí, no dudes en buscarme. Lo digo en serio.

La vida sucede (LIH#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora