Capítulo 46: Olvidar lo malo

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No fue necesario que Gianluca dijera nada más para que Lexie supiera que todo lo que decía era cierto. Él nunca la dejaría estrellarse, haría todo lo que estuviera a su alcance para hacerla feliz; lo notaba en la forma en que él la miraba.

Se dio la vuelta para poder besarlo con mayor libertad y dejó con cuidado la copa encima de la pequeña mesa que tenía en frente. Gianluca hizo lo mismo antes de sumergirse en esos besos que lo volvían tan loco. Ambos se dejaron llevar por el amor que estaban comenzando a crear, por todo lo que se extrañaron en esos diez días, hasta llegar a un punto del cual no podían volver atrás.

Lexie se levantó y estiró su mano para que él la tomara, Gianluca no dudó en hacerlo aun sin saber qué había en la mente de su novia. Ella lo condujo hasta su habitación sin soltarlo y una vez que estuvieron ahí lo volvió a besar mientras con sus manos intentaba deshacerse de la camiseta de médico.

—Lex —susurró él, despegando solo un par de centímetros sus labios.

—Creo que deberíamos... recuperar el tiempo perdido —comenzó a repartir besos por su cuello—. Estuviste lejos por muchos días y te eché mucho de menos.

—¿Estás segura?

—Sí.

Volvieron a acortar la distancia que había entre sus labios mientras lentamente sus prendas comenzaban a caer al suelo. Gianluca depositó con mucho cuidado a Lexie sobre la cama y quedó encima de ella repartiendo besos por todo su cuello hasta llegar nuevamente a su boca. Ella estaba muy nerviosa y él lo notó, por lo que se apartó una última vez para mirarla directamente a los ojos.

—Estás nerviosa —no era una pregunta, la conocía demasiado bien.

—Sí —confesó—. Ha pasado mucho tiempo desde que yo...

—Lo sé y créeme que estamos en las mismas condiciones. Yo también estoy nervioso, como si volviera a ser un adolescente.

—Pero quiero hacerlo, te quiero a ti y supongo que los nervios son algo normal, ¿no?

—Te quiero.

Ambos decidieron dejar los nervios de lado, era la primera vez que estaban con alguien después de mucho tiempo y eso hacía que todo fuera aun más especial. Hicieron el amor como hacía muchos años no lo hacían, se demostraron todo el amor que tenían para dar, que tenían una nueva oportunidad de ser felices y solo debían aprovecharla. Después de todo lo que habían sufrido a lo largo de toda su vida, por fin veían una luz al final del camino.

Luego de ese momento tan maravilloso para los dos, se quedaron profundamente dormidos, abrazados, más juntos que nunca.

***

Lexie fue la primera en abrir los ojos un par de horas después, se encontraba con la cabeza apoyada en el pecho de su novio quien dormía tranquilamente, lo sentía en el ritmo de su respiración. El corazón de ella se comenzó a acelerar al recordar lo de unas horas atrás y una sonrisa se formó en su rostro, había sido lo mejor que le había pasado en años.

No tenía intención de despertarlo pero depositó un pequeño beso en su pecho logrando que él abriera los ojos y le sonriera.

—Buenos días... o noches —dijo él—. Contigo podrían haber pasado años y no lo sabría.

—¿Dormiste bien?

—Perfectamente bien. Pasar de dormir en un asiento incomodo del avión a esto es un paso bastante grande. ¿Tú?

—Hace muchos días que no dormía tan bien. Mi sueño últimamente suele ser muy ligero por si algo le llega a pasar a Cielo —entrelazó sus dedos con los de él—. Ahora me siento completamente renovada y feliz de estar aquí contigo.

—Y yo estoy feliz de escuchar eso, y obviamente también de estar contigo. Me imaginé mil veces cómo sería esto pero resultó ser mucho mejor.

—Lo sé, yo también. Gracias por escucharme hace un rato, necesitaba desahogarme con alguien al que de verdad le importe lo que me pasa —lo miró fijamente a los ojos y se sonrojó—, y gracias por ayudarme a olvidar todo lo malo por un par de horas.

—Cuando quieras te puedo ayudar a olvidar —bromeó él antes de robarle un beso de aquellos que te hacen no recodar ni cómo te llamas.

—Te tomaré la palabra.

Siguieron con las muestras de cariño por un rato más hasta que dieron las cinco de la mañana y se volvieron a quedar dormidos.

***

—Desayuno para dos —Gianluca la despertó cerca de las doce mientras depositaba una bandeja en la cama.

—Me vas a mal acostumbrar si cada vez que dormimos juntos me traes el desayuno a la cama —dijo ella aún somnolienta pero radiante—. Y más todavía si me dejas dormir hasta tarde.

—Mal acostúmbrate todo lo que quieras porque lo seguiré haciendo.

—Gracias, eres perfecto.

—Tú eres perfecta.

Comieron entre risas nuevamente, como últimamente era todo entre ellos y cerca de las dos, Lexie se fue. Debía ir a buscar a sus hijos a la casa de Nick e iba a almorzar con ellos pero antes pasó a su departamento a cambiarse de ropa y darse una ducha rápida; no quería que nadie notara que llevaba la misma ropa del día anterior y llegara a sus propias conclusiones.

Cuando salió de la ducha, envuelta en una toalla y se estaba aplicando un poco de crema en las piernas, su teléfono emitió un sonido que le hizo saber que era un mensaje. Se apresuró a verlo, esperando que tal vez fuera su novio pero de igual manera sonrió al ver que era Jo.

«¿Y? ¿Cómo estuvo el reencuentro?»

«Estuvo perfecto.»

«¿Él estuvo perfecto o el momento?»

«¡Josette! No hablaré de estás cosas por mensaje.»

«Estaré en tu casa a la seis, espérame con té, galletitas y muchos detalles»

«Te espero. Te quiero»

«También yo, un beso. Nos vemos»

Lexie dejó el teléfono a un lado y terminó de vestirse para ir al departamento de Nick. La sonrisa no se la borraba nadie por lo que lo primero que le preguntó su ex esposo y su hijo fue si todo estaba bien, a lo que ella respondió con un cantarín: «Sí».

Al parecer el día había comenzado con el pie derecho y todo seguiría así, el almuerzo estuvo muy tranquilo y entretenido. A pesar de todo, sus hijos parecían estar sonriéndole a la vida y eso era suficiente para que Lexie y Nick se sintieran agradecidos, felices de poder disfrutar al máximo con ellos.  

La vida sucede (LIH#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora