Capítulo 77: Colapsos nerviosos

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Las horas que le siguieron al horrible momento en que el corazón de Cielo dejó de latir definitivamente, se les hicieron eternas a todos los que estaban ahí. En un principio, Lexie y Adán se habían negado a separarse del lado de la pequeña durante más de dos horas, Nick intentaba hacerlos entrar en razón pero finalmente su dolor fue más fuerte y se unió a ellos. Lexie tampoco permitió que nadie externo pusiera un dedo encima de su hija, así que fue ella quien le sacó la bata clínica, le puso su vestido blanco favorito y trenzó el poco cabello que le había crecido a la pequeña luego de terminar las primeras sesiones de quimioterapia; por suerte en las últimas su cabello había resistido un poco más, considerando que era una de las cosas por las que más sufría Cielo. Estaba decidida a despedir a su hija como correspondía y enviarla al cielo o a donde quiera que fuera, convertida en un auténtico ángel.

Luego, tuvieron que llenar un montón de formularios, tenían que trasladar a la pequeña a la morgue antes de que se la volvieran a entregar y hacer todos los trámites de una funeraria, porque a pesar de todo, no estaban preparados para que ese día llegara tan pronto. Tyler, Gianluca y Danny se estaban haciendo cargo de todo eso, mientras Jo se quedaba con los niños y también ayudaba a Mary a preparar la casa para poder despedir a la pequeña. El velorio sería en la casa de los padres de Nick, Mary se negó a que lo hicieran en otro lugar, dijo que merecía que fuera un lugar familiar, un lugar que la vio dar sus primeros pasos a ella y a su hermano.

Esa noche solo se reunió en la antigua casa de Nick, la gente más cercana a ellos, querían tener unas horas solo para ellos antes de que al día siguiente la casa se llenara de personas externas. Nadie durmió, todos se quedaron sentados alrededor de la urna de Cielo, rezando, diciendo un par de palabras o simplemente acompañándose en silencio.

Por la mañana, Mary fue a la cocina a terminar de preparar todo para la llegada de los demás, no se esmeró mucho con la comida porque no estaban los ánimos pero sí sabía que habría para todos al igual café; iban a seguir siendo unas horas muy largas y necesitaban un poco de cafeína para sobrevivirlas.

La primera persona que llegó cerca de las diez de la mañana fue Lucy con su madre, Adán no había querido llamarla el día anterior porque no se sentía capaz de decirle lo que había pasado, si lo decía en voz alta entonces era real. La chica lo envolvió en sus brazos nada más llegar e intentó contenerlo lo que más pudo aunque por dentro no podía dejar de pensar en que ella era también una bomba de tiempo y terminaría por hacer sufrir al chico todavía más.

Georgina, su madre, enseguida se dirigió a Lexie con sus ojos llenos de lágrimas, si alguien podía entender lo que era sentir que cualquier día podías perder a tu hija era ella y además, durante la relación de sus hijos habían podido compartir bastante y se tenían un cariño enorme.

—Lo siento tanto, chiquita —al llevarle varios años de diferencia, Georgina solía tratarla de esa forma, casi como una hija—. No sabes lo que desearía que no estuvieras pasando por esto.

—Gracias por venir —Lexie se abandonó al abrazo. No estaba llorando, nuevamente estaba en esa especie de trance en el que no demostraba ninguna emoción pero por dentro estaba destrozada—. Lucy y tú nos han acompañado tanto en los peores momentos que nunca terminaré de agradecerles.

—Sabes que seguiremos al lado de ustedes, preciosa.

Nick había desaparecido hacía aproximadamente una hora pero Lexie sabía que estaba en el patio, sentado en la banca de siempre bajo un árbol. Cuando vivían ahí, ese era el lugar que él elegía cuando necesitaba estar solo o pensar, ella sabía que necesitaba su espacio y no creía encontrarse en condiciones de acompañarlo en esos momentos pero parecía haber alguien que sí.

La vida sucede (LIH#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora