Capítulo 60: Concéntrate en mí

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Un par de horas más tarde, Nick entró por la puerta de urgencias con rapidez, el tiempo se le había pasado volando y cuando se dio cuenta, ya eran dos horas más tarde. Al ver a Lexie junto con Gianluca en la sala de espera, pudo respirar con normalidad y se acercó a ellos jadeando, para su mala suerte también había encontrado estacionamiento en el lugar más alejado de la clínica por lo que tuvo que correr hasta la parte de urgencias.

—¿Les han dicho algo? —preguntó mientras intentaba recuperar el aliento.

—Ya terminó el examen hace un rato—respondió Alexia y Nick notó lo cansada que se veía, por primera vez en la vida aparentaba más años de los que tenía.

—¿La pudiste ver?

—No, dicen que tal vez en una media hora podríamos entrar —Lexie tomó un sorbo del café que tenía en la mano y luego volvió a dirigirse a su ex marido—. ¿Estás bien? ¿Por qué demoraste tanto?

—Lo siento, no me di cuenta de todo el rato que pasó.

—No tienes que disculparte, solo quiero saber si estás bien.

Ella sabía que Nick era de los que se guardaba todo hasta el final, al igual que ella igual que ella y llegaba un momento determinado en el que explotaba. Estaba preocupada por él porque no quería que estuviera solo cuando aquello sucediera, aunque estaba casi segura de que su ex tenía una buena compañía últimamente y tal vez no le incumbiera pero en el fondo deseaba que no fuera Sierra. No era que Nicolás no pudiera tener algo con nadie más, sería injusto ya que ella misma rehizo su vida pero lo que no podría soportar era que fuera con esa mujer tan mala; después de todo, deseaba lo mejor para él y sabía perfectamente que Sierra no lo era.

—Sí, estoy bien. Solo salí a dar una vuelta y se me hizo tarde.

—¿Con la chica de navidad? —antes de poder controlar su lengua, Lexie soltó esa pregunta de la que se arrepintió de inmediato al sentir que su novio se removía en su asiento, incomodo y su ex la miraba un poco sorprendido—. Lo siento, no es asunto mío.

—No pasa nada y no, ya les dije que en navidad no hubo ninguna chica. Solo quería estar solo unos momentos.

Se produjo un momento bastante incomodo en el que nadie habló y por suerte para ellos, el doctor apareció para decirles que ya podían entrar a ver a Cielo pero que estaba sedada. Gianluca entró con ellos pero se quedó en la estación de enfermería para darle su privacidad a los padres de la pequeña. El doctor González, les explicó que los resultados estarían listos al día siguiente a primera hora ya que se necesitaban analizar muy bien para no cometer errores con algo tan delicado como la salud de la niña.

Las horas se hicieron eternas y ni Alexia ni Nicolás pudieron pegar un ojo, tampoco Gianluca que seguía esperando fuera de la habitación. Cerca de las siete de la mañana, Lexie salió de la habitación para respirar un poco más tranquila y se encontró con su novio en uno de los asientos del pasillo, intentando no dormirse.

—¿Sigues aquí? —le preguntó con dulzura y le acarició la cara con delicadeza—. Siento haberte dejado solo aquí, en estos momentos solo tengo cabeza para Cielo.

—No tienes que disculparte por nada, estoy aquí porque quiero acompañarte y sé que tus hijos son lo más importante para ti, soy padre también. No me importaría esperar mil horas más con tal de darte todo mi apoyo.

—Gracias.

Sin quererlo, Lexie hizo un puchero y un segundo después rompió a llorar desconsoladamente. A esas alturas y con todo lo que estaba pasando, tenía los sentimientos a flor de piel y por momentos se ponía a pensar en que tal vez no merecía a un hombre tan bueno como Gianluca a su lado. Eso, sumado a lo que sufría Cielo, lograba que se pasara casi todos los días llorando a escondidas para que ni sus hijos, ni su novio, ni ninguno de sus conocidos la escuchara.

La vida sucede (LIH#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora