Capítulo 55: Reunión de apoderados

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Jo no demoró mucho en llegar y ya se encontraban sentadas en el sillón con una taza de té en la mano. Lexie estaba impaciente por preguntarle qué era lo que sabía del colegio pero no podía pasar por alto que su mejor amiga estaba embarazada de ocho meses y después de haberla hecho ir a su casa, mínimo tenía que preguntarle cómo estaba ella y su bebé.

—Siento que hayas tenido que venir —se disculpó Lexie—, no consideré el hecho de que solo te queda un mes antes de que nazca el bebé y apenas puedes caminar.

—Hubiese venido igual, además, Danny me vino a dejar así que no hice nada de esfuerzo —se encogió de hombros—. En verdad, últimamente no me deja hacer nada, tengo suerte de que me deje vestirme sola, aunque la verdad, yo preferiría que me desvistiera.

—Demasiada información, el hombre en cuestión sigue siendo mi hermano y no quiero saber eso —rió Lexie recordando lo exagerado que podía ser a veces su hermano—. En el embarazo anterior fue igual.

—Supongo que esa es una de las razones por las que lo sigo amando después de tanto tiempo.

—Son tan adorables —la rubia apretó las mejillas de su amiga como solía hacer en los viejos tiempos y ambas rieron—. ¿Todo está bien? ¿Ya pudieron decidir un nombre para el pequeño?

—Austin.

—Es un nombre precioso.

Hablaron un poco más del nuevo bebé de Jo, un poco de la salud de Cielo y también algo del novio de Lexie que era un tema que siempre salía cuando estaban esas dos juntas y no precisamente porque ella lo iniciara. Su amiga estaba tan feliz por ella y su nueva relación que lo único que quería era que le contara todo pero había ido hasta allí por un tema importante y no iba a aplazarlo más.

—Hace unos días la profesora Martínez, me mandó a llamar porque Allie había golpeado a algunos de sus compañeros —comenzó a contar Jo y Lexie se preocupó enseguida—. Todos sabemos que Allie nunca ha sido una niña violenta, por lo general siempre es la víctima así que no podía creer eso hasta que hablé con ella.

—¿Qué te dijo?

—Que sí lo había hecho, estaba muy enojada porque algunos niños... —se detuvo un momento intentando elegir las palabras—. Algunos niños se estaban riendo de Cielo por el tema de su cabello y también creo que le dijeron cosas bastante crueles.

—¿Qué? Tienen cinco años, ¿cómo pueden siquiera saber decir cosas crueles? —Lexie estaba desconcertada.

—Supongo que de cosas que escuchan hablar a los padres, no sé. Mañana hay reunión de apoderados, voy a enfrentar a esas viejas estiradas. Lo prometo.

—No tenía pensado ir, pero ahora claro que me escucharán.

Estaba furiosa, no podía creer que unos niños tan pequeños pudieran llegar a ser de esa forma, como si su hija hubiese elegido estar enferma, como si eso fuera algo que ellos eligieron sufrir.

***

La puerta se abrió y antes de siquiera poder cambiar su cara de enojo, Adán y Nick estaban dentro de la casa. Jo se había ido hacía pocos minutos.

—Llegamos... —anunció Adán pero luego se preocupó al ver la cara de su madre—. ¿Qué pasa?

—Nada, ya es tarde. Anda a arreglar tus cosas para el colegio mañana, necesito hablar a solas con tu papá.

—¿Está en problemas? —bromeó el chico antes de besar la mejilla de su madre y despedirse de su padre para desaparecer por el pasillo hasta su habitación.

La vida sucede (LIH#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora