Capítulo 62: Sin ganas de seguir

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Cuando Nick volvió a entrar en el departamento, Lexie ya tenía los platos sobre la mesa aunque no quiso entrometerse en la comida así que no tocó nada de eso. Cielo había ido a la habitación de Adán a buscarlo pero se estaba demorando más de lo que debería.

—¿Todo está bien allá? —gritó Lexie a sus hijos y ambos respondieron que sí, desde ahí se escuchaba el ruido de un videojuego.

—Lo siento —la disculpa de Nick la sorprendió un poco y centró toda su atención en él.

—¿Por qué lo sientes?

—Por traer a Charlie a tu casa y no avisarte. Ella no estaba bien y no lo pensé muy bien, creí que llegarías más tarde. De verdad, lo siento.

—No estoy molesta, Nick.

—¿No?

—Claro que no, ¿qué todos piensan que soy un ogro? Parece ser una buena chica y no hace ningún mal que venga. A Cielo le agrada y a mí también, se tomó el tiempo de estar con nuestra hija y eso yo lo valoro mucho —dejó una fuente con ensalada sobre la mesa—. Te dije una vez que merecías ser feliz y si ella te entrega esa felicidad, siempre será bienvenida en esta casa.

—Solo estamos empezando a salir juntos, no tenemos nada serio.

—Lo sé, aunque en mi humilde opinión, creo que deberías demostrarle un poco más lo que veo en tus ojos. Ella cree que no es nadie para ti mientras a ti, se te cae la baba cuando la miras.

—¿Y qué es lo que ves en mis ojos?

—No sé si podría definirlo como amor aún, pero si no es eso entonces es algo que se le asemeja bastante. Aunque lo niegues, tu lenguaje corporal te delata, querido.

—¿Te bastó verme con ella diez minutos para darte cuenta?

—Me bastaron dos minutos, los otros ocho no hice más que comprobarlo.

—¿Cómo está el italiano? —Lexie sonrió al notar el cambio de tema.

—¿Por qué siempre cambias el tema cuando empezamos a hablar de tus sentimientos? —puso los ojos en blanco, hasta cuando estaban juntos era así—. Está bien, te mandó saludos. Por más raro que eso pueda parecer.

—No te voy a negar que es raro pero estamos en paz, ¿recuerdas?

—Me sigue pareciendo extraño, pero extraño no siempre es algo malo. ¿Comemos antes de que se enfríe?

Nick fue hasta la cocina para servir los platos mientras Lexie iba al cuarto de Adán a buscar a los dos chicos. Los encontró sentados en la cama, ambos con un control de videojuego y notó enseguida que su hijo se dejaba perder para que la pequeña tomara la delantera, la sorprendió un poco ya que él solía ser bastante competitivo con respecto a ese tipo de cosas pero ahí estaba, haciendo todo para sacarle una sonrisa a su hermana pequeña.

Cuando la pantalla mostró la frase «Game over», dejando como ganadora a Cielo, esta comenzó a dar saltitos.

—¡Gané! ¿Me viste, mami? ¡Gané! —saltó hasta los brazos de su madre quien la elevó enseguida.

—Sí, princesa, lo vi.

—Tendré que practicar más —Adán seguía fingiendo su derrota—, menos horas de tareas y más de juegos, ¿no crees?

—No te pases de listo, jovencito. Ahora, a lavarse las manos y a comer.

Los tres rieron y fueron de camino al comedor. Se acomodaron en la mesa y pasaron otra divertida cena como todas las que solían tener en ese último tiempo, como si fueran aún una familia unida y en verdad lo eran, no se necesita siempre tener a los padres juntos para ser todos una familia feliz y unida. A veces, lo mejor era que cada uno tomara su propio camino pero tener una buena relación de amistad entre ellos para no lastimar a los niños que al final eran los que más sufrían. Lo esencial era crear un ambiente de paz y por fin ellos estaban logrando uno.

La vida sucede (LIH#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora