Capítulo 1.34

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Estaba nerviosa, pero este era el momento que tanto había esperado. Poder hacer el amor con ella, con MI CAMILA.

El beso cada vez subía más de intensidad, llenos de pasión y lujuria, podía sentir el latir de nuestros corazones cada vez más acelerados. Camz soltó un gemido que me hizo sentir que la ropa empezaba a sobrarnos. Y al parecer mi princesa pensaba lo mismo porque con algo de temor hizo desaparecer la polera que llevaba y no entiendo como con su solo tacto logra estremecerme completamente.

Yo repetí su acción, quitándole su blusa con la mayor delicadeza posible... Dios era la imagen más hermosa que jamás pude haber imaginado.

Poco a poco la guié hacía la cama y me senté colocándola a horcajadas encima mío. Empecé a besar su cuello, mientras me dedicaba a darle atención a uno de sus pechos aún con el sujetador puesto, aunque no duro mucho porque sin darme cuenta ella ya tenía el torso desnudo sólo para mí.

La acosté sobre la cama y la mire durante unos segundos, no tenía prisa, este momento era nuestro, y me sigo preguntando como esta mujer tan hermosa, sexy, dulce es mía. No pude contenerme más y le dije - Mi amor, eres tan perfecta. - Y empezó a besarme como si su vida dependiera de ello.

Empecé a descender mis besos por su cuello, saboreando y dejando mi marca con cada beso en su piel hasta llegar a sus pechos, los cuales eran más que perfectos para mí. Los contemple por un momento para luego introducir uno de sus senos en mi boca y con mi mano empecé a jugar con el otro.

Escucharla gemir mi nombre hizo perder todo rastro de cordura, en estos momentos sólo quería darle el máximo placer posible. Quería que sintiera cuanto la amo y deseo a la vez.

Empecé a deshacerme de la poca ropa que aún nos estorbaba y no podía evitar mirarla con adoración, como si de una Diosa se tratara.

Fui colocando mi cuerpo sobre el de ella rosando mi rodilla con su zona íntima, y podía notar que me miraba con la misma intensidad, el mismo deseo pero sobretodo con el mismo amor. - Te amo __________ - la escuché susurrar. Y dejando un pequeño rastro de besos baje muy lento hasta su pelvis, sentía como su cuerpo cada vez se calentaba más y me pedía con desesperación que la tocara.

Luego de eso las palabras sobraron. Nos amamos una y otra vez, nos volvimos una. Jamás pensé que fuera posible tocar el cielo tantas veces en una misma noche y juro que este momento es el más especial de toda mi vida. Sellamos esa noche con un beso para luego dormir abrazadas, sintiendo el contacto de su piel aún desnuda con la mía.

Y ya no hay vuelta atrás, me declaro completamente adicta a ella.

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Eran casi las once de la mañana y llevaba casi veinte minutos contemplándola mientras dormía. Era gracioso como esos minutos podían ser tan especiales, verla dormir diciendo algunas cosas casi inentendibles, haciendo pequeños gestos; la veía tan serena y vulnerable que sabía que haría cualquier cosa para cuidarla y hacerla feliz.

Podía notar como empezaba a abrir sus ojos aun acostumbrándose a la luz del día y al notar que estaba a su lado se formaba una hermosa sonrisa en su rostro. - Por favor dime que todo esto no es sólo un sueño.

- No lo es mi amor, y si lo fuera te juro que no quisiera despertar nunca... Bebe ¿cómo amaneciste? ¿Estás bien?

- Estoy más que bien bebe, fue la mejor noche de mi vida, haciendo con el amor con la mujer de mis sueños, a la que amo con todo mi corazón. Todo, absolutamente todo fue perfecto... Aunque ahora que me pongo a pensar, no me has dado mi beso de buenos días. - Dijo fingiendo enojo y yo no soy quien para hacerla molestar.

Yo no soy tu fan! - Camila Cabello y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora