Casa sola (Sin G!p)

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Narras tú

–Nos vemos más tarde hija, pórtense bien y terminen lo que deben hacer– dijo mi madre saliendo de casa camino a su trabajo.

Camila estaba concentrada pensando en cómo haríamos la escultura que el profesor de artes le había pedido, ella aún iba al instituto y yo ya en la universidad y se me daba bien hacer cosas con mis manos (7u7) así que le dije a Camila que yo la ayudaría, miré sus labios entreabiertos unos cuantos segundos y me acerqué a abrazarla por la espalda.

–Amor, ¿Crees que así quedaría bien?– me mostró una imagen en su celular y le besé la mejilla.

–Ahora mismo no me importa mucho el trabajo bebé, ¿Por qué no dejamos esto para más tarde y disfrutamos la casa sola?– dejé besos en su cuello y la escuché suspirar.

–Sabes que luego no lo terminaremos, primero hagamos esto y luego hacemos todo lo que tú quieras– me sonrió y besó cortamente mis labios.

–Cómo odio ser yo la gobernada– escuché su risa y me crucé de brazos sentándome junto a ella.

–Te ves tan linda cuando haces pucheros– me dejó un corto beso que inmediatamente reemplazo el puchero por una gran sonrisa.

–Tú te ves linda en todo momento, pero aún más sin ropa y gimiendo mi nombre– vi su sonrojo y le besé la mejilla.

–Pues tendrás esa hermosa vista si me ayudas a terminar mi trabajo– asentí y tomé la arcilla moldeándola con mis manos.

–Camila– dije llamando su atención –Te amo, hermosa– mordió su labio y se sonrojo levemente.

–Yo también te amo– se quitó la chaqueta que tenía puesta dejándome ver su abdomen hasta que acomodó su camiseta.

–Ven bebé, ayúdame a hacer esto– siguió mis indicaciones tal y como le dije y después de más o menos 1 hora transcurrida terminamos nuestra perfecta obra.

–Se ve bastante bien– dijo mi novia y rió dándome un beso –Gracias, yo hubiera hecho un desastre–.

–¿Un desastre como éste?– puse mis manos llenas de arcilla en sus mejillas y nariz.

–¡No te atreviste a hacerlo!– abrió la boca y pasó su mano por mi rostro y pelo.

–¡Camila! El pelo no amor– reí y tomé un mechón de su hermoso cabello entre mis manos. Apoyó su mano en mi camiseta pero no importó ya que yo ya estaba manchada –Mancharé tú camiseta– la amenacé ya que era su favorita.

–No te atreverías, término contigo– rió y yo me hice la ofendida.

–Eso dolió, prefieres a una camiseta antes que a mi– puse mi mano en mi pecho exageradamente.

–Te amo– se acercó a besarme y al separarse mordió mi labio inferior.

–Usted me debe algo señorita Cabello– la miré de forma pervertida y su sonrojo me hizo reír –Me encanta como te sonrojas cada vez que digo algo así y luego me pides más y más– volví a besarla y puse mis manos en su trasero olvidándome de que estaban sucias.

–Tus manos quedarán marcadas en mi pantalón– soltó una carcajada y besó mi mentón.

–Pues así sabrán que es de mi propiedad, deberías usarlo así para ir a tu instituto, así tus amiguitos no se acercan con otras intenciones a ti– volvió a reír, amo su risa –Hablo en serio Camz, eres sólo mía– nos volvimos a besar y ella me alejó.

–Lávate las manos, ahora– mordió su labio y lavó las de ella, es mi secreto, pero amo que me ordene cosas.

–Oh si, las dejare bien limpias para ti– puse mis manos bajo el agua y saqué todo rastro de arcilla que quedaba en ellas.

One Shots - Camila Cabello y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora