Nunca lleves trabajo a casa, sobre todo si puede matarte

3.7K 284 64
                                    


— Yara, no puedes solo... — intento decir Alain, pero ella lo ignoro de nuevo.

— Vahdin entrara y explicará la situación a los inmortales — repitió Yara —. Dejaran a Mayte en la mansión y usaran a diana para buscar a la cría. Miguel necesitara tus ojos Alain.

— ¡No puedo dejarte sola frente a Sonantis! —.

— ¡Más te vale que no! — le grito —. Asegúrate que los inmortales vengan como apoyo, ¿entendiste? —

— Pero... —

— Oye viejo, no es una mala idea. Ya sabes, mientras no la maten y así. — Mi hermano me fulmino con la mirada.

— Apenas encuentren a esa cría, quiero que escapen con Vahdin ¿Entendieron? —

— Oye no... —

— ¡¡Llegando!! — grité.

— ¿Papá? ¿Ya llegamos? — pregunto Mayte adormilada.

— Eh,... ¿no? — respondí —. Vuelve a dormir —. Mayte cerró los ojos y volvió a roncar suavemente.

— Llegando — susurre.

— Bien, listos, yo iré por Sonantis —

— Yara, ¡espera! —

— Si no lo detengo, el llegara a la cría antes de que podamos hacer cualquier cosa. ¡Cumple tu misión! —

Luego se dejó caer de Vahdin.

Pude sentir la lucha interna de mi hermano por seguirla. "Maldición, maldición, maldición"

— ¡¿QUÉ ESPERAS?! ¡VE! — le grite. Una vez que Yara salto, comencé a usar mi expresión para cubrirnos del viento. Yara me lo había explicado en una sola frase: Imagina que todos estamos dentro de un auto. Funciono casi sin esfuerzo.

Mayte volvió a despertarse — Pero no quiero ir a la escuela papi. Quiero quedarme en los establos con poni y montar a Mimí. — dijo amodorrada.

— ¡¿Qué esperas?! ¡Ve! — le repetí en un susurro.

— Pero ella tiene razón. Si aterrizo junto a ella no podré ayudarla, basta con que... —

Se cortó en seco. Odiaba cuando se cortaba en seco. Significaba que pensaba algo, y cuando Alain pensaba algo, yo iba a tener pesadillas al dormir.

— Hermano, ¡tenemos un problema! —

— ¿En serio? Sabes, volar medio desnudo en un animal que creía imaginario sosteniendo a mi exnovia mientras una banda de asesinos mágicos motociclistas, antes guardaespaldas, me persiguen utilizando a una camada de elfos oscuros como perros de caza solo para volverme a convertir en Miguelín la asombrosa lamparita humana, me lo quito de la cabeza. Y te reto a repetirlo tres veces. —

Mi hermano me miro aun intentando descifrar todo lo que había dicho.

— Miguel lamparita — rio Mayte en sueños —. Mío—. La abracé un poco para protegerla del frio. Esto pareció sacar a Alain de su mutismo.

— Miguel. Sonantis no va tras nosotros —.

— ¿De qué hablas? — pregunte —. ¿Te aprieta la peluca hermano o acaso olvidas que ese traidor quiere matarnos?—

— Bueno, pero no somos lo primero en la lista —.

— En lo particular prefiero no aparecer en la lista de ningún asesino, Gracias. —. Respondí.

— De nada — contesto Mayte.

— No lo entiendes Miguel. Sonantis no nos está persiguiendo para asesinarnos o atraparnos. ¡Pretende adelantarnos! —

HermanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora