Gerakie persigue un arcoiris

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– ¿A qué te refieres con que está peleando? – pregunto Yara, más molesta que preocupada.

– Bueno Yara, yo creo que eso significa que Edwin y otro sujeto intentan sacarse los intestinos a patadas – respondí muy serio. Laila me dio un zape.

– Edwin esta... – intentó decir.

– Está bien – dijo Alain, pero gracias a nuestro vínculo pude notar que no añadió un "por ahora".

– Explícanos que paso – ordenó Yara.

– No lo sé, parece que destruyo el vehículo de Sonantis al caer, él y su acompañante fueron derribados. Puede que Sonantis lo intentara atacar, pero eso fue todo. Uno de los cazadores dejo su motocicleta y dejo que el general la tomara. Esa persona es con la que Edwin está peleando –.

– Ese idiota, ¡esa no era su misión! – gruño Yara.

– Tranquila, él estará bien, ¡seguro! – dije optimista –. Le pateara el trasero a ese cazador y luego.... –

– ¡Él no tenía que luchar para empezar! – gruño Yara

– Pienso que no tuvo opción – respondió Alain

– ¿Qué quieres decir? – pregunto Laila –. Necesito... ¡BASTA YA! – gritó. Gerakie lanzó un grito de águila por respuesta. – Gato tonto, ¡deja de moverte!–

Vahdin la ayudo lanzando un rugido bajo que hizo al grifo calmarse.

– ¡¿Qué le sucede a la gallina?! – pregunte preocupado. Parte porque Laila podía caer, parte porque casi tiran a Mayte quien seguía inconsciente.

– Sin Ahkin cerca, a Gerakie no le gusta que Laila lo monte. Quiere ir con su jinete. Además – agregó Alain – Diana lo pone... nervioso –.

Como para confirmar sus palabras, Desayuno dio varios picotazos al aire, en dirección a la mamá hipogrifo. Supuse que era la versión grifo de un gesto grosero con el dedo.

– Bueno, pues controla a tu pollote antes de que me tire de este poni gallina. – Diana relincho ofendida. "¿Soy solo yo o de verdad parece que estos animales mitológicos solo entienden español cuando les conviene?" pensé.

– Mientras Vahdin esté con nosotros, no se atacaran entre ellos, ni tampoco nos tiraran del cielo... probablemente. – dijo Alain.

– Eso me tranquiliza. – ironicé. Vahdin rugió mirándome con reproche y dejo salir bolitas de humo por la nariz.

– Eso no importa ahora, ¿por qué Ed no puede solo escapar? – pregunto Laila sosteniéndose de la silla del grifo con toda la fuerza que podía. Sus nudillos ya estaban blancos. No supe si era porque Gerakie seguía moviéndose nervioso y era más que probable que la arrojara al vació, o si estaba mortalmente preocupada por su novio teñido y su hermano árabe. Puede que ambas cosas.

– Porque el cazador es al menos tan hábil como él – dijo Alain muy serio.

– Espera, espera, espera – dije–. Yo vi en tu cabeza como Edwin peleaba con esos cazadores cuando estaba agotado y herido. Mayte lo acaba de recargar a tope, ¿Cómo es que no pudo ganarle con un par de movimientos de Aladino? –.

– No lo sé– dijo Alain –. Esos cinco son distintos a los cazadores que atacaron la mansión —.

– ¿Distintos? – pregunté.

– Es verdad – dijo Yara –. ¡Tú no estabas en la lucha! –

– No, me entretuve con un par de elfos que llegaron de visita – contesté. Yara me fulmino con la mirada.

HermanosWhere stories live. Discover now