Batalla bajo el establo

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¿Saben algo?, crear un par de espadas gemelas de hielo es bastante asombroso, y si lo acompañas de un genial discurso antes de pelear con un cazador super malo, es aún más super-osea-hello. Pero lo que nadie te dice de las espadas gemelas de hielo super geniales es: ¡QUE SON ESTÚPIDAMENTE FRAGILES! (y además están frías).

Alain y yo nos lanzamos contra el comandante Sonantis, empuñando los sables recién hechos. Él solo levanto su brazo y el hielo se deshizo con un estallido. Siempre pensé que el hielo era fuerte, es decir, un pedazo de hielo hundió un mega barco y hasta le hicieron una película, pero todo aquel que me haya acompañado en esta hermosa aventura sabe que Hollywood miente.

De no ser por la mama caballo-gallina, ahora seríamos pollito Kentucky (je porque electricidad y el pollo-caballo... Ok ya). La electricidad del comandante quebró los sables al instante que impactaron en su brazo, pero el hipogrifo lanzó un zarpazo antes de que el general intentara golpearnos, y posiblemente enviarnos una descarga eléctrica considerable a través de todo el cuerpo, Sonantis se alejó de la mamá enojada.

- Ok, espadas de hielo, mala idea...- murmure. Alain no perdió el tiempo lamentándola inútil arma que acababa de perder y se lanzó al túnel. Se notaba que seguía bastante cansado, pero eso no lo detuvo. Pensé que era raro que no se lanzara contra Sonantis como el valiente psicópata en potencia que era, pero luego recordé: su nuevo poder y el oscuro túnel le daban a Alain una ventaja considerable, ventaja que mi hermano uso a su favor.

A pesar del reducido espacio, para Alain era muy fácil moverse en él, ocultándose en las sombras de la pared hasta el punto ciego del comandante, y darle un puñetazo. Es importante decir que no es como si Alain se teletransportara, más bien era como si se volviera tan visible como una sombra, y bueno, ver una sombra dentro de una sombra es difícil. Su agilidad y reflejos felinos, más la capacidad de moverse anormalmente casi pegado al suelo daba esa ilusión de moverse en la oscuridad. Sumando su aparente invisibilidad con el terror que mi hermano literalmente podía provocar, parecía poner a su oponente en la piel de la chica protagonista en una peli de terror, sintiendo como alguien te observa en la oscuridad y solo verás una lustrosa cabellera antes de morir.

Es obvio que no me quedé quieto mientras todos estos pensamientos sin sentido cruzaban mi mente, saltando por encima del hipogrifo, tome lo que quedaba del sable roto y lo arroje contra la cabeza de Sonantis. Roto o no, era un pedazo de hielo bien afilado, en el momento que el comandante intentó desviarlo, aproveche para golpear con el puño envuelto en un torbellino de viento contra su brazo. Alain le puso una zancadilla para que el comandante se tropezara y trato de golpearlo en el suelo.

Claro que una táctica de secundaría no funcionó, Sonantis se levantó apoyando las manos en el suelo como gimnasta, su experiencia en combate le permitió levantarse para patear el suelo donde antes estaba mi hermano, sin embargo, este ya había desaparecido de su vista.

No lo deje reponerse, cerré el puño para atrapar su pie en la tierra y Alain lo remato cayendo desde el techo, que apenas se elevaba unos centímetros sobre nuestras cabezas, directo a la cabeza del general.

- ¡En realidad lo están consiguiendo! - se asombró Dánae, pero enseguida le grite con un tono de voz que distaba mucho de la aparente victoria.

- ¡Saca a ese pollo de su jaula! ¡AHORA! - Más que el grito, fue la desesperación en mi voz lo que activo a la chica lobo, convirtió su dedo en una pequeña garra y se puso a trabajar. Sonantis gruño por respuesta y, con un ruido similar a un chispazo, nos pasó de largo a Alain y a mí a una velocidad increíble, intentando golpearla...

"Oh no, no lo harás" dijo una voz en mi cerebro, levante una mano y la tierra cayó del techo como una trampa. Alain lanzó varios guijarros imbuidos del poder de luz antes de que Sonantis terminara de esquivar mi ataque sorpresa, las piedras chocaron con las barras de la celda, haciendo que Dánae soltará un gruñido y protestara algo que sonó a "Cuidado a donde apuntan con eso protectores." En retrospectiva debía preocuparme la sensación de frustración por no aplastar a Sonantis, y el hecho que fuera mi cerebro y no el de mi aterrador hermanito el que lo sintiera. "Una expresión a la vez, o me volveré loco de nuevo, y no queremos eso, ¿verdad?" pensé tratando de calmarme. "No, claro que no" respondió mi cerebro.

HermanosWhere stories live. Discover now