Hermanos

La cara del terror

                  

                  

Hola, ¿Qué tal?, ¿Cómo están? Verdad que no están enojados conmigo por publicar cada mes verdad que no.

Bueno, yo sé que sí, pero piénsenlo de esta forma. Si algo me llega a ocurrir, tomare a su personaje favorito y lo mataré o lo convertiré en fan de Justin Direction. Vale, así sin armas apuntándome podemos hablar.

Vale, siendo sinceros hay una razón por la cual no he publicado tan seguido como solía, es decir, cada semana. Esto es porque en un par de semanas tendré que irme de viaje, iré a estudiar al extranjero. No me malinterpreten, estoy muy emocionado y tal, pero tramites y preparativos me han quitado mucho tiempo, además que, cuando me dispongo a escribir, no tengo la mente cien por ciento en la historia y no termino los capítulos o no estoy satisfecho con el resultado. Esto ya es un bodrio de novela como para que les dé un capítulo de mucha menor calidad a la mala calidad acostumbrada. Damas y cabaleros con diversos problemas mentales que los han traído a esta historia, disculpen, esta tardanza entre actualizaciones no se cuanto más dure. Yo esperaría que para finales de octubre pudiera volver a publicar una vez por semana, pero o quiero hacer falsas promesas. Lo que si les puedo prometer es seguir esta obra hasta el final, aunque tenga que escribir desde un asilo. Espero poder entregarles un capítulo la próxima semana, siempre que logre algo bastante decente, pues no se merecen menos.

Un saludo, un abrazo y un gran agradecimiento a todos ustedes por su paciencia y seguir esta historia hasta ahora. Les garantizo muchas sorpresas más. Sin más que añadir, continuemos.

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Mi cerebro se quedó en un bucle aterrador. Como protector tenía que cumplir mi deber, mi misión. Rescatar a Vahdin era la prioridad, lo más importante. Conocía el carácter de los dragones, y también el de los elfos. Ni Unslaad ni su esposa se quedarían de colmillos cruzados si su hija recibía algún maltrato, y los elfos no aceptarían la intervención de cualquier otra raza de buena gana. La sede quedaría en medio de la espada y el dragón.

- Aún si los seis vamos juntos, es casi seguro que alguno de nosotros caiga en combate. - dijo Ahkin sin miramientos. Me habría encantado darle un puñetazo en la nariz de no ser porque lo dijo mirando a Laila y apretando los dientes. Eso y el hecho de que aún tenía la mitad del esqueleto quebrado.

- Ir todos aumenta, aunque sea un poco, la probabilidad de que la mayoría vuelva. - razonó Yara

- No Yara, si Miguel nos acompaña solo aumenta la posibilidad de cumplir la misión, aunque para eso solo uno de nosotros sobreviva lo suficiente como para traer a la princesa de regreso e informar de la ubicación de los elfos a los representantes del pueblo brillante. -

Edwin chistó por lo bajo.

- Dices que detener a los elfos de crear un centro en terreno neutral es imposible? - preguntó Alain

- Sería solo un idealismo Alain. Esto acaba de convertirse en una misión de rescate. Capturar o acabar a media docena de elfos estaba fuera de discusión. -

- ¿Media docena? - pregunto Laila

- Hay tres elfos muertos y uno capturado. - contó Yara señalando a Guil. Supuse que se refería a Noumpa, Queta y al elfo que Alain asesinó.

- Por la historia de Miguel, sabemos que al menos dos elfos más huyeron y que mencionaron a un tercero, Ambar Ezel, ¿no es así? - continuó Ahkin

- Bueno, sí, algo así. - dijo Edwin contando con los dedos. - Eso nos da... siete elfos en total. Tres de ellos siguen siendo un problema. -

- Los elfos oscuros solo mandaron a un grupo de cuatro porque sabían que habría inmortales dentro de los invitados, de otro modo habría bastado un solo elemento- explicó Alain. - De todos modos, es seguro pensar que hay más de ellos. -