Hermanos

No solo otra cara bonita

- Hey, hey. Eso fue grosero, chico mono - dijo el cazador

- Lo sabía, eras muy lento. No era posible que fueras un elfo. El disfraz por otro lado, es bastante bueno - dijo Edwin - ¿Lo hizo Crane? No sabía que tejer era su pasatiempo, por otro lado, es común en gente mayor. - Desvió automáticamente una daga con su bo, sin perder esa sonrisa burlona

- No, no, no. Burlarse del señor Crane no es bueno chico, no, no, no. Creo que tendré que cortarte la lengua, tipo guapo -

- Crane esto, Crane aquello. Los cazadores nunca cambian. -

- Bueno, ustedes tienen a esos ancianos de pacotilla. Es normal... ¡whoa! Señorita, ¡Que modales! - el cazador se agacho a tiempo, la bala de Laila paso por encima de su cabeza

- Edwin, no tenemos tiempo. - dijo muy seria

- Tómalo con calma hermanita. Nuestro amigo tiene muchas cosas que responder, las prisas no sirven. ¿Qué tal si nos sentamos a hablar? -

Yo no podía si no escuchar incrédulo lo que pasaba. "¿Qué rayos pasa aquí? ¿Por qué hay un cazador? Mierda, no esperaba cazadores, ¿Qué hacemos?" Edwin y Laila parecían de lo más tranquilos, pero yo no.

- Chicos, oigan, no sé si lo notaran, pero eso no es un elfo, así que... -

- Cálmate Miguel - dijo Edwin - No sirve de nada que te alteres. Primero necesitamos descubrir que está haciendo este chico malo aquí. Dime viejo, ¿nos lo dirás por las buenas o voy a tener que patearte el trasero primero? -

- ¡Patear mi trasero! Guapo y ocurrente, ¡totalmente mi tipo! -

- Iugh - dijo Laila

- Algún problema señorita - dijo el cazador

- Solo con tu mal gusto - dijo Laila

- ¡Hey! Lai, eso fue cruel. -

- No tenemos tiempo Edwin. Apresúrate vale, necesitamos saber que sucede. -

- Vale, vale. Cha, le quitan lo divertido a uno -

- Miguel. Intenta comunicarte. ¿Puedes hacerlo? -

- ¿Comunicarme? ¿Con quién? - pregunté perdido

- Miguel, no esperaras que expliquemos todo paso a paso enfrente de alguien tan peligroso ¿verdad? Tendrás que usar tu cerebro. Lai, hermanita, échale un ojo por favor. Yo atenderé a nuestro invitado. -

- Oh, así que peleare con el chico guapo, ¿eh? No tengo quejas, pero que grosero. Déjame aclararte una cosa, muchacho. Aquí ustedes son los invitados. Después de todo, este es mi territorio. - dijo y lanzó varios cuchillos a Edwin. El paro un par con su bo y luego salto lejos de nosotros a una rama caída. "¿Cuántas de esas dagas tiene ese tipo?"

- Oh, vaya. Supongo que eso te convierte en mi anfitrión. Debo ser más cortés entonces. Pero gracias, ahora sabemos que este es terreno de cazadores, no de elfos. -

- ¿Eh? Edwin que tratas de... - Laila me silencio de una mirada. "¿De qué rayos habla este tipo?"

- ¡Oh! Parece que he dicho algo que no debía. Meh, no importa, igual todos ustedes morirán niños y niñas. Pero no, no me refería a eso. Este lugar es mi territorio. - Sentí un cosquilleo en el cuerpo. No supe decir exactamente por qué, pero fue una mala sensación, un escalofrío.

- ¡Edwin, cuidado! - grite, aun sin saber muy bien por qué.

De pronto unos siete cuchillos salieron volando de la nada. Tumbe a Laila de un placaje justo a tiempo.