Hermanos

La cazadora y el hombre bestia

- ¿Que pasa viejo? - preguntó Edwin

- ¿Qué pasa? Amigo, te viste en un espejo, ¡si Vahdin te taclea ahora, te mata! - el tipo se veía exhausto, ni hablar de las múltiples heridas en brazos y piernas, parecían superficiales, sí, pero eso no quita que solo verlo, dolía.

- Edwin, ¡deja que Laila te cure! - exclamé

- Luego Miguel, por ahora necesitamos estar escondidos. - respondió él. Laila lo miro con ojos de protesta, pero no dijo nada, lo que me llevó a la siguiente pregunta.

- Escondidos, ¿de qué, exactamente? -

- ¿No oíste lo que dijo Jack? Él dio la alarma, lo que quiere decir que más cazadores vienen en camino. - contestó

- ¿Y teníamos que escondernos aquí? - pregunté de nuevo, intentando quitarme las ramas de la cara.

Edwin, Laila y yo nos habíamos cavado una trinchera y nos cubrimos con ramas y hojas de las que habíamos destrozado durante la pelea, ¡A menos de diez pasos del lugar!

- ¡Nos verán! - dije a nada de gritar

- Si no te callas, si, probablemente. -

- Pero, ¡estamos a plena vista! -

- Y por eso no nos buscaran, probablemente piensen que hemos avanzado ya hacía el interior. Miguel, los cazadores no superan en número. Es posible que haya un montón de seguridad en su base, además de equipos de búsqueda. Sin mencionar que ahora saben que estamos aquí. Si queremos terminar la misión, de preferencia respirando y en una pieza, espera, escóndete y, por amor de los guardianes, ¡guarda silencio! -

- Pero... -

- Miguel tiene un punto Edwin - dijo Laila. "Por fin se pone de mi lado" - Si continuamos aquí, tus heridas van a infectarse, además... ¡tengo el cabello lleno de bichos! - gruño

- Hermanita, procuremos que conserves una cabeza en donde lucir cabello y lego nos preocuparemos del estilista. No creo que quede tan sedoso como el de Alain, pero seguro que... - Laila lo hizo callar de un codazo en las costillas. Edwin hizo una mueca de dolor.

- A todo esto, ¿no decías que no podías controlar la tierra de ese modo? Creí que solo podías usar piedritas y cosas así. - murmure

- Normalmente solo puedo usar así mi expresión. El brazo de roca gasta mucha energía y tarda mucho, el concejal Andros puede crearlo en un segundo. - dijo Edwin con una sonrisa forzada.

- Y aun así no podría atravesar tu brazo Ed. - dijo Laila apartando un mechón de cabello de un soplido. - Edwin no controla ese brazo Miguel, literalmente, le pide ese favor a Tierra. El brazo de Edwin se vuelve extremadamente duro, los minerales se comprimen tanto como es posible, puede resistir casi cualquier cosa, siempre que Ed resista el golpe. Bueno, es una de sus formas. -

- ¿Una de sus formas? - Laila solo sonrió por respuesta.

- Lai, hablas mucho - dijo Edwin, sin poder suprimir una sonrisa de autosuficiencia.

- El único problema es que Eddy no soporta usar una expresión tan fuerte sin quedar al borde del colapso, ¡por lo que no debería usarla contra el primer enemigo que ve! -

- Si no lo hacía tú y el chico mono habrían quedado con más agujeros que un queso. - protestó Edwin

- Mentiroso, ¡habías empezado a invocar el brazo desde mucho antes! -

- ¡Hey! El tipo era de los más buscados del Codex Crime, no me podía ir a medias -

- ¿Codex Crime? - pregunté