Por si las cosas no estuvieran bastante mal

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Ya sé lo que van a decirme "Oye Miguel, ¿qué pasa aquí? En el capítulo pasado dijiste que debías encontrar a los demás, pero cuando termino estaban todos juntos; dijiste que tenías que recuperar a Mayte, pero ella estaba justo detrás de ti. ¿Acaso nos tomas el pelo?"

Por supuesto que no, tranquilos, bajen los trinches y las antorchas. Es solo que lo deje a la mitad, descuiden, ahora mismo sigo.

-Los elfos oscuros no son bienvenidos aquí- gruñó Xiuco y la tensión aumentó. El cuerpo de seguridad se movió rápido, al lado de las escaleras se abrió una puerta, si no mal recordaba, era el pasillo por el que Sonantis nos había llevado al llegar. "¿Las celdas? ¿Planeaba usarlas como habitación de pánico?"

No tenía tiempo de pensarlo, la gente, que momentáneamente se había congelado cuando los elfos aparecieron, ahora gritaba sin control buscando una salida. Sin embargo, no se me pasó un detalle. Eran demasiado pocos comparados con los que vimos al llegar, como si más de la mitad de los miembros hubieran decidido tomarse el día o algo así. Menos de una docena de hombres.

El cuerpo de seguridad de la mansión hacia lo posible por llevar a todos a resguardo, pero la gente en pánico es muy difícil de controlar, apenas vieron la puerta, se abalanzaron como gallinas asustadas, entorpeciendo la huida.

-Ya escucharon - repitió Xiuco con mayor agresividad- aquí ustedes no tienen lugar. ¡Fuera de aquí! -

-Dragooonaaaa- dijo uno de ellos. La falta de luz y las máscaras de los elfos hacían imposible saber quién era el que hablaba -Nosssssotrossss no ssssomossss bienvenidossss en ningún sssssitio- la voz sonó estrangulada, aunque menos atemorizante que la de Noumpa en todo caso.

Mi cerebro funcionaba a todo motor. "¿Qué es lo que decía el manual de la Sede para Dummies que se hace ahora? Tal vez si lo hubiera leído en lugar de usar las hojas para hacer aviones de papel..."

- ¿Cómo osan entonces aparecerse aquí? ¡Ustedes aberraciones sin brillo no deberían dejarse ver! - gruñó Arancare. No pase por alto que la elfina era la única de nosotros que ya estaba armada, con dos sables que parecían brillar con luz propia, casi como si en lugar de acero, fueran de oro blanco o algo así.

-Usstedessss, el pueblo brillaaaantee. Usstedessss nos as hisssieron esssto. ¡Deben pagaaar! -

-Te atreves a dirigirte a la emisaria de lady Helka, señora del pueblo brillante de ese modo-

"Oh que la.... Pueblo brillante esto, pueblo brillante aquello. ¡Que ya le bajé a su luz!" Pensé, pero en lo profundo de mis entrañas, en algún lugar junto al páncreas, estaba feliz de que estuvieran allí. No importaba que tanto me asustaran lobos, vampiros y los legolitas, "ya saben, legolitas en plan Legolas y.... Bah, olvídenlo", ninguno de los cuentos de terror vivientes me aterraba tanto como los seres en las ventanas.

"¿Los seres?" Pensé. Comencé a mirar más atento, aquí había algo que no cuadraba. "A ver, uno, dos, cinco, nueve, doce..."

- ¡DOCE! - exclamé

-Si Miguel, sabemos contar- dijo Edwin nervioso

-Pero, pero... No que había menos de una docena o....-

-Tranquilo muchacho, más no significa mejor. Lo entenderás cuando te unas a la manada. Solo significa más presas. -

-Ese perro a dicho algo bueno- dijo Will, hace décadas que no veía a un elfo oscuro. Me pregunto si sangre tendrá buen sabor. -

-Olvídalo joven vampiro, su sangre sabe a clorofila. - dijo la reina Xiuco. -Además, no podemos pelear aquí, los nihil...-

"¿Los nihil? ¡Mierda, se me olvidaba!"

HermanosWhere stories live. Discover now