Capítulo 44: ¡Lunares al poder!

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-Estás de coña-fue todo lo que dijo Tommy, abriéndonos la puerta a mis hermanas y a mí. Nos estudió con precisión, como si fuera el pintor de la Casa Real y se dispusiera a iniciar el trabajo por el que conseguiría pasar a la posteridad, y aburrir a otros estudiantes de diferentes generaciones a la nuestra añadiendo su nombre a la inmensa lista de pintores reales.

Era ahora o nunca: debíamos ponernos en posición, ajustarnos la ropa y el pelo, comprobar que la luz que incidía sobre nosotros era la adecuada para dibujar nuestra apariencia en los libros de historia.

-Hoy os toca a vosotros-fue todo lo que dije. Terminó de ajustarse el cinturón de los vaqueros y se sacó la camisa blanca y azul. Le brillaban los ojos como si fueran dos zafiros, y no ojos.

Ya había echado un polvo, joder. Si es que no se le podía dejar solo.

-Mis padres tampoco están.

-Estarás de puta coña-repetí yo, mientras Sabrae sonreía sin que yo la viera, por detrás de mí. Duna se metió en casa de Tommy, en busca de Dan y Ash; Shasha se apoyó en la pared de la puerta y se contempló las uñas.

-Eso os pasa por querer dejarme sola. El universo quiere que obedezcas a mamá y papá, Scott.

-Tú cierra la boca, que la cosa no va contigo.

-¿A qué hora vuelven?-quiso saber Tommy, haciéndose a un lado y dejándonos pasar. Le miró el culo a Sabrae.

Una parte de mí, le echó la culpa a ella. Sólo se le podía ocurrir llevar unos pantalones de cuero cortos con unas medias negras en pleno noviembre. Tenía que llamarle la atención.

A otra le apeteció romperle los dientes, porque, ¿cómo se atrevía a mirar así a mi hermana?

¡¿Mi hermana pequeña?!

¡¡¿Mi hermana pequeña, que ni siquiera había cumplido los 15?!!

¿Qué pasa a los 15, Scott?, se rió una voz en mi cabeza, una voz que se parecía demasiado a la americana como para que yo no le cogiera asco nada más oírla, ¿se vuelven legales?

-No me lo han dicho.

-Los míos tampoco.

-Pues tenemos un problema, y gordo, hermano. Yo no me he vestido para quedarme en casa.

-Vaya, pero si hasta te has duchado-se burló él, cerrando la puerta. Shasha clavó los ojos en sus posaderas. Joder, cuánta tensión sexual había entre nuestras familias. Ya estaba bien.

-Cierra la boca. Tam y Bey nos esperan.

-Espero que estén sentadas.

-No se hablan.

-Hacen bien-respondió él, encogiéndose de hombros y tirándose en el sofá.

-¿Tu hermana?-pregunté, y Sabrae me dirigió una mirada cargada de intención. Shasha sonrió. Duna no dijo nada, porque era la única discreta de la familia y la única de las tres que todavía conservaba un poco del amor fraternal con el que nacían. Las otras dos ya lo habían perdido por mí. Si no fuera porque les mancharía la ropa, le contarían a Tommy qué pasaba entre Eleanor y yo, sólo para disfrutar del espectáculo de verlo destrozarme. Puede que debieran avisar a Diana si tenían pensado irse de la lengua.

Chasing the stars [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora