Capítulo 42: Curly squad goals.

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Mis pesadillas no son muy originales. Casi siempre tienen el mismo contenido, porque, ¿para qué esmerarse produciendo algo nuevo, si lo viejo tiene efectos tanto o más buenos?

Tengo el vientre ligeramente abultado. Estoy de unos cuantos meses. No muchos. Sé con la seguridad que sólo puedes tener cuando estás en los brazos de Morfeo que no es de Chris.

Eso hace que lo quiera. O, por lo menos, que lo haga un poco más.

Estoy echada en la misma cama en que me he dormido. Eso sí es nuevo.

Lo que no es nuevo es la figura que hay sentada al borde de la cama. Creo que se está calzando.

No, no, se está desnudando. Se desabotona la camisa. Se levanta, se la quita y la deja colgada de una silla. A continuación, los pantalones.

Yo no estoy desnuda, pero el camisón que llevo puesto hace que lo parezca. Tengo el ombligo vuelto del revés. El bebé ha hecho que se me dé la vuelta.

Es una niña.

La acaricio inconscientemente, como si mis manos tuvieran superpoderes y fueran a crear un escudo entre ella y la sombra, y contemplo al desconocido.

No es un desconocido. Sé de sobra quién es.

Es joven para hacerlo, o eso me parece a mí, pero creo que ella se estremece en mi interior.

-Sabía que volverías, nena-dice. Si tuviera cuerdas vocales y aire con que hacerlo, mi hija chillaría.

Me incorporo un poco, doblando las piernas debajo de mi cuerpo.

-Chris.

-Siempre vuelves.

Se está quitando los pantalones. Estoy embarazada de otro pero eso a él no le importa.

Me noto la alianza en los dedos. Estoy casada con otro. No le conozco, pero le soy fiel. Le quiero. No quiero hacerle daño, y sé que estando en la misma habitación que Chris, ya se lo estoy haciendo.

-Yo...

-Así estás preciosa. Incluso con eso-señala mi vientre, yo reprimo el impulso de decirle que no es ningún "eso".

Se inclina hacia mí, hacia nosotras. Me echo a temblar inconscientemente, pero no me muevo. Meses, años, de experiencia, me han enseñado que lo mejor es no moverse. El que hace el primer movimiento, pierde.

Me acaricia la cara muy despacio. Es el Chris de Wolverhampton. El que me hizo el amor con timidez. Era la primera vez que estaba con una chica, yo fui su primera vez. Él no fue la mía, pero no le importó.

Me pidió perdón cuando se excitó tanto al quitarme yo el sujetador que se derramó incluso antes de entrar en mí. Recuerdo que yo me reí. Le dije que no pasaba nada, lo acaricié despacio y le enseñé cómo tenía que hacerme lo que quería hacerme cuando volvió a estar en condiciones de estar con una chica. Me gustó su ternura.

-Déjame verte-me pide. Yo trago saliva. Estoy enamorada de él. Pero estoy casada con otro. No puedo hacerlo. No debo hacerlo. Seré una persona horrible si lo hago.

Lentamente, baja sus manos por mi cuello. Tira un poco del tirante y lo desliza por mi hombro. Me cuesta respirar. Mi hija está expectante. Ella tampoco se atreve a moverse. Es lista. Más lista que yo.

Chasing the stars [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora