Capítulo 32: Tal vez "Oxford" sea nuestro "siempre".

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Después de 17 años en los que al menos me pasaba un fin de semana al mes durmiendo en casa de T, podría decirse que no era muy normal que, al despertarme, tardara varios minutos en darme cuenta de dónde estaba, de que no me había secuestrado nadie ni que tampoco había roto mi regla de oro de largarme en cuanto echara un polvo para dejar las cosas claras y me había quedado a dormir en casa del ligue de la noche.

Pero tampoco era normal enrollarte con la hermana de tu mejor amigo después de que casi la violaran, llegar a esos extremos de miseria humana, ni empujarlo a él a acostarse con otra tía que era gilipollas integral para que olvidase a su ex que (¡sorpresa!), también era gilipollas integral.

Así que me quedé muy quieto, escuchando los ronquidos de Tommy a mi lado y tratando de adivinar la hora que era. Dónde estaba. En qué siglo. ¿Seguía soñando?

¿POR QUÉ HABÍA ALGUIEN A MI LADO?

Me incorporé de un brinco y le di un cabezazo a la esquina de la mesilla de noche con tanta fuerza que me habría perforado el cerebro de haberlo tenido. Tanteé hasta conseguir encontrar el interruptor de la luz, y, pam.

Eleanor.

Acurrucada contra el borde de la cama, con los ojos cerrados, todavía restos de maquillaje corrido en la cara, y las piernas dobladas, como dándose calor.

Oh, y un hombro al aire.

Joder.

Scott.

Scott tío qué

Scott tío qué cojones has hecho dios Scott eresgilipollasquécojoneshashechodeberíanmatarte.

-Eleanor-susurré, tan bajo que me costó oírme. La sacudí por el hombro desnudo, ella apretó los ojos, y protestó en sueños-. Eleanor.

Repasando mentalmente la noche anterior (yo yendo a casa de Tommy y sacándolo de la cama, yo llevando a los demás a casa de Jordan, yendo luego de bar en bar, entrando en la discoteca de la familia de Jordan, en el karaoke, en el baño, en la hamburguesería, volviendo a casa, liándome con ella -oh, ¿me estoy empalmando?, qué bien-, la chimenea, ella levantándose y diciendo que tal vez la solución de Tommy fuera la misma para ella...), me destapé para observar mi torso desnudo.

JODER.

No solía dormir en bolas.

Excepto cuando dormía después de follar.

POR FAVOR DIME QUE AL MENOS TUVE LA MÍNIMA NEURONA DE USAR CONDÓN.

Ahora tuve que contenerme para no chillar. Todo estaba mal, ¿por qué habíamos tenido que ir a aquella discoteca? ¿Por qué había tenido que sacar a Tommy de casa en primer lugar? ¿Por qué...?

-¡Eleanor!-casi supliqué, y ella abrió un ojo, se me quedó mirando, y ahogó una exclamación. Bueno, al menos era el único que no flipaba con esa situación.

Ella también se incorporó y nos miramos a los ojos largo rato, en silencio. A medida que me miraba, pude ver cómo la timidez escapaba de su rostro y una ola de entendimiento y compasión la invadía.

Pobrecito, lo van a matar, se veía que pensaban sus ojos.

-¿Qué pasó anoche?-dije por fin, con un hilo de voz, como si su hermano no estuviera a 10 centímetros de ella, o no estuviéramos en la casa de sus padres, o yo no fuera un hijo de puta que ahora se aprovechaba de crías.

Chasing the stars [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora