Capítulo 1: Chasing the Stars.

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No sueles tener mucha suerte si te pillan peleándote en el instituto, y deciden que eres tú el importante y los demás a los que no hacer caso. Pero cuando tu padre trabaja en el mismo instituto, y justamente pasa por la zona de los castigados cuando tú estás sentado a la mesa, bueno... no es momento para comprar un boleto de lotería, colega.

Scott Malik se masajeaba la mejilla, cabreado porque no había podido devolver los golpes recibidos. Levantó la vista, sus ojos color miel, y la clavó un segundo en la entrada. Frunció ligeramente el ceño para volver a bajar los ojos, pero su mano se deslizó hasta pellizcarme suavemente en la cara interna del hombro, en nuestra señal de cuidado particular.

Yo estaba tirado en la silla, más tumbado entre ella y el aire que otra cosa, cuando Scott me tocó. Ni siquiera necesité levantarme; sabía qué pasaba, algo en mi interior me lo decía.

Además, había crecido escuchando esa voz, y papá no la cambiaba cuando hablaba con los demás. Podía cantar muy bien pero, en lo que se refería a la voz, no hacía unos milagros lo suficientemente buenos como para que su propio hijo no le reconociera.

-Susan, ¿ya están las fotocopias que te pedí esta mañana?

No necesité girarme al escuchar la respuesta de la secretaria de los del instituto, alias la conserje, alias la esclava vital a la que todo el mundo tenía por allí sin necesitar realmente de sus servicios, a la que todo se le pedía y exigía (Susan contestó con timidez, y me la imaginé bajando la vista. A pesar de ser mayor, todavía tenía gusto por los hombres jóvenes, y mi padre tampoco era un carcamal, precisamente), para saber que papá le sonreía y esperaba pacientemente a que ella le entregara los papeles que había venido a buscar. Papá miraría a su alrededor, intentando recuperar esos segundos que de todas maneras no iba a utilizar para nada, y...

-¿Scott?

Bam.

-Thomas.

Lo único peor de que tus padres fueran tan cabrones de ponerte un nombre tan parecido a tu apellido que le causara gracia a todo el mundo al que conocías y se lo contabas por primera vez, era cuando tu padre fingía ser imparcial contigo. Me iba a caer una hostia monumental en cuanto llegara a casa, pero aquí tenía que guardar las apariencias.

Levanté la vista y clavé los ojos en papá, azules, idénticos a los míos.

-Hola-dije. Siempre procuraba evitar encontrármelo en público, dado que no sabía cómo dirigirme a él. Es decir, ¿cómo llamas a tu puñetero padre cuando estás en el instituto y los dos tenéis que fingir que la relación entre vosotros viene dada exclusivamente por lo que hay en esas cuatro paredes que, en realidad, rodean al infierno? ¿Lo llamo papá? ¿Señor Tomlinson, como se empeñan en llamarlo los alumnos nuevos, hasta que él les convence de que le llamen Louis? ¿Cómo mierdas te diriges a tu padre?

-¿Qué coño estáis haciendo aquí?

Sentí a Scott encogerse de hombros detrás de mí.

-Nos hemos peleado.

Me di la vuelta y le clavé una mirada envenenada, aunque el pequeño corte aún sangrante de mi labio (me daba mucho asco estar tragándome la sangre continuamente, pero más asco me daría la bronca que me echaría mamá si llegaba a casa con el uniforme blanco teñido de rubí) no escondía la acción que acababa de producirse, precisamente.

Él se encogió de hombros, excusándose por ser un bocazas gilipollas. Puse los ojos en blanco, negué despacio con la cabeza y me giré hacia papá. Él se me quedó mirando, con semblante duro, pero sin decir nada aún. Seguramente estuviera meditando cómo echarme la bronca, cuándo, dónde... antes de que mamá me pillara por banda y me hiciera acojonarme.

Chasing the stars [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora