Capítulo 35: Lo que pasa en Las Vegas, se queda en Las Vegas.

47 7 1
                                    


Los astros se habían alineado para darme toda la suerte del universo esa noche. Cuando invité a Eleanor a pasar la noche conmigo, no había contado en el minúsculo detalle de que Sabrae ya estaba con nosotros, y que, por tanto, si decidía poner fin a la jornada a la vez que yo, tendríamos que retrasar nuestro revolcón nocturno.

Por eso suspiré con alivio cuando me miró con el ceño fruncido al decirme que me iba a casa.

-¿Tan pronto? Si hasta yo voy a dar una vuelta, Scott. No seas bebé-puso los ojos en blanco.

-Cállate, Sabrae, estoy cansado y punto.

Se limitó a encogerse de hombros y miró a Eleanor sin tan siquiera un mínimo rastro, una traza, de sospecha en los ojos.

-¿Tú también te vas, El?

Eleanor asintió. Tenía la mano muy cerca de la mía, casi me imaginé cómo entrelazaba sus dedos con los míos y confesaba lo que estábamos a punto de hacer. No sabía lo bien que podía funcionar bajo presión.

O que ni siquiera había presión para ella.

-Han sido un par de días muy intensos. Necesito descansar.

-¿Son de fiar tus amigos, Scott?

-Depende de qué les fíes. Diez libras, ni de coña-los chicos se echaron a reír, porque era la verdad: darles un billete para que lo sujetaran un momento equivalía a que se lo gastaran antes incluso de que terminaras de atarte los cordones de los zapatos-. Ahora, a una hermana...

Me encogí de hombros, como si yo fuera de fiar.

A ver, voy a cuidar bien a Eleanor. Otra cosa es dónde entendamos que están esos límites de "cuidar bien".

Estaba bastante seguro de que hacer no que íbamos a hacer esa noche estaba bastante más allá de aquellas fronteras. Pero no iba a dejar que le pasara nada; estaba a salvo conmigo.

- Volveré cuando Tommy-sentenció, girándose sobre sus talones y echando a andar en dirección a la calle por la que solíamos dar una vuelta los sábados por la noche. La comitiva ya estaba bañada por la oscuridad cuando le advertí:

-¡No des el coñazo!

Sabrae sonrió por encima del hombro, como diciendo "pero si yo no lo doy nunca".

Eleanor echó a andar en dirección contraria, rehaciendo el camino del día anterior.

-¿Vamos?-inquirió al ver que yo me quedaba allí clavado.

Debería haberle dicho que no.

Debería haber parado eso.

Una vez podía ser un desliz. Hasta yo se lo perdonaría a Tommy si le ocurriera con Sabrae. Joder, mi hermana era preciosa.

Pero dos ya era una falta de respeto. Era traicionar su confianza. Era jugar con los sentimientos de los dos, y eso era imperdonable. Un pecado capital.

Debería haber aprendido alguna vez en mi vida a decirle que no a una chica, a pensar con la cabeza y no con la polla.

Pero esa noche no iba a aprender. Me conocía demasiado bien.

Chasing the stars [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora