Capítulo 59: esa voz...

2.1K 103 2
                                    



—Quiero a mi Nate —dijo con lagrimas en los ojos.

—¿Por qué rayos nos dejaron aquí?

—Es trabajo chicas, hay que entenderlos.

—Podían habernos llevado —reproché.

—Y a sus hijos.... —intervino Sandie— yo no podría cuidarlos a todos.

—Tienes razón —dijimos en coro.

—Es que Jack nunca se había ido solo de viaje.

—Dejen esas caras de tristeza, solo será una semana, tómenlo como una semana de chicas.

—No quiero una semana de chicas, quiero a mi Nate.

—Sofía tienes 20 años, madura ya —hablo María José. Ambas se dirigieron una mirada y se abrazaron— solo ha pasado una hora y ya lo extraño.

—Yo también —dijo Sofía. Dios esto si era exageración, la verdad que me causaba risa pero yo estaba igual que ellas.

—Tengo hambre, ¿preparamos algo de comer? —hablo Bárbara.

—Será mejor que nos entretengamos en algo o no pararemos de llorar.

—Estoy de acuerdo.

Así se nos paso la tarde, haciendo cualquier cosa para no pensar en nuestros maridos. Sandie se reía de nosotras, la noche llego y ninguna podía dormir sola en su recamara, lo sé, que tontas. Ya éramos unas adultas y nos portábamos como unas adolescentes.

Al final decidimos dormir juntas en la sala. Sandie se ofreció a cuidar a sus nietos así nosotras podríamos platicar de cualquier cosa. Quitamos la mesa de centro, extendimos dos mantas, muchos cojines sobre ellas y nos sentamos.

—¿Ya habrán llegado?

—No lo creo, chicas ¿que haremos esta noche?

—No lo sé —Bárbara puso una cara de pervertida y dijo.

—Que les parece, si cada una cuenta su noche de bodas.

—¡NOOO! —grito Sofía avergonzada a lo que todas reímos.

—Bueno, bueno.

—No queda más que dormir —dije.

—No, platiquemos de algo, lo que sea —hablo María José.

—¿Cómo de qué?

—¿Y si planeamos algo para cuando lleguen los chicos?

—Esa es buena idea, pero ¿que?

—¿Una fiesta?

—Mmm una cena sería mejor.

La verdad que ninguna tenía idea de que hacer y lo único que buscábamos eran pretextos para no estar tristes así que todo lo que planeamos esa noche se quedo en solo proyectos pero decidimos hacer una cosa útil.

Ejercitarnos.

Sobre todo yo, que aún que no había quedado rastro del embarazo necesitaba ejercitar mi cuerpo.

🌼

La mañana llego con gran rapidez tomando en cuenta que tan solo dormimos 3 horas. Sandie nos despertó, dijo que ya no éramos unas niñas para quedarnos en cama todo el día.

Uff tenía razón así que con todo el pesar del mundo nos levantamos, mi rechoncho bebe no tardo en pedir de comer seguido de mis otras dos pequeñas y así comenzó nuestro día.

—Qué proponen para hoy, ¿llevamos al parque a los niños? —propuso María.

—Buena idea —contesto Sofía.

—Yo cuidare aquí de mis nietos ustedes vayan a un spa —dijo Sandie.

—Eso no sería justo Sandie.

—No acepto negativas, necesitan despejarse, solo te pido algo Madison —menciono con una sonrisa— déjale un biberón preparado a Edward o mejor dos, ya sabes que si no lo preparas tú o le das pecho no dejara de llorar. Es un consentido mi nieto —dijo con cariño.

—Enseguida me encargo de eso —prepare lo que debía y salí junto con las chicas, no teníamos idea de a cual spa iríamos. Aún no conocíamos bien la ciudad.

Por fin encontramos uno y por suerte no hubo necesidad de una cita solo hubo que esperar un poco y minutos después ya nos encontrábamos disfrutando de un delicioso masaje.

—Esto se siente tan bien.

—Ni que lo digas.

—Después del masaje quiero entrar al cuarto de vapor.

—Yo te sigo —y así lo hicimos, esa sesión de terapia fue demasiado relajante para todas y al terminar aún era muy temprano así que nos dirigimos al centro comercial.

—¿Qué les parece si compramos algún atuendo para recibir a nuestros esposos?

—Excelente —entramos en una tienda de lencería para damas, había cosas muy lindas y algunas demasiado atrevidas de las cuales María José compro varias. Sin ninguna preocupación Sofía compro algunas cosas también. Yo estaba indecisa, no sabía que le parecerían a Jack. Y la verdad no me imaginaba con ellas pero como siempre las chicas me animaron, después de eso pasamos a una tienda de vestidos de noche. Tome varios y me metí al probador, al salir con un vestido color rosa pastel hasta la rodilla con un ligero escote me mire al espejo.

—¿Qué tal me veo? —pregunte a las chicas que supuse estaban en el probador.

Exquisita —respondió una voz masculina, de inmediato voltee asustada— se que no debería estar aquí pero me he perdido —¿perdido?, Jaja, sí, claro, en un probador pff me cree imbécil— mi nombre es Alexander —dijo extendiendo la mano.

—Madison —dije sin corresponder el saludo de mano, el tipo me dio miedo.

—Lo, lamento, no quería asustarte.

—No te preocupes —dije camino al probador pero el tipo me tomo por el brazo.

—¿A donde vas?

—A cambiarme, ¿me sueltas? —musite molesta.

—Oh, lo siento, fue un impulso.

Me metí al probador, cuando termine de vestirme rogué por que el hombre no siguiera ahí y por suerte ya se había ido. Compramos varios vestidos y nos sentamos a comer en un restaurant del centro comercial.

Me encontraba muy pensativa, aquel hombre me había dejado intrigada, me veía de una forma extraña y se me hacía demasiado familiar.

—¿Te pasa algo? —pregunto Sofía sacándome de mi trance.

—No, solo que... nada, olvídalo, ¿ya han pedido de comer?

—Es lo que te estábamos preguntando, ¿que se te antoja? —hablo Bárbara.

—Lo que decidan está bien.

⚪⚫⚪

—Vamos quiero el cien por ciento —repetía nuestra entrenadora.

—No soporto, ¿puedo parar? —pregunte intentando recuperar el aliento.

—¡¡¡NO!!!, solo quedan 10 minutos.

—Moriré —dijo Sofía sin dejar de pedalear, como pudimos terminamos la sesión de spinning jamás pensé que fuera tan agotador— todo por mantenernos bellas —dijo tirándose en un sofá que había en el gimnasio.

—Es su primera clase por eso se encuentran así —menciono divertida.

—¿El dolor cuando terminará?

—Esto no es nada, esperen a que sus músculos se relajen y sabrán lo que es dolor.

—Gracias que aliento —dijo sarcástica Sofía.

—Ya regreso iré por agua —camine hasta la pequeña tienda que había en el gimnasio.

Nos volvemos a encontrar... —al escuchar esa voz mi cuerpo se estremeció de miedo.

Casada con un extraño ; m.b // Jadison Where stories live. Discover now