Capítulo 6: Florencia

5.6K 236 6
                                    


—No, que gracia tiene que lo lleves puesto —decidí ya no responder más si no terminaríamos peleando nuevamente— o tal vez si dejas que yo te lo ponga...—soy demasiado tímida y aunque él me hubiera visto ya desnuda la noche anterior no disminuía la vergüenza que me causaban sus comentarios. Él solo sonrió y encendió nuevamente la camioneta después de varios minutos de camino llegamos al aeropuerto. Aparcó la camioneta en el estacionamiento y me ayudo a bajar.

—¿Lo dejarás aquí? —pregunte extrañada.

—Sí, de esa forma cuando lleguemos no tendremos que tomar un taxi, el de seguridad se encargará de cuidarlo. Anda vamos que se hace tarde —entramos al aeropuerto, nos revisaron el equipaje y después abordamos el avión. Me tocó del lado de la ventanilla y me quede profundamente dormida, después de varias horas o eso creo, me desperté al escuchar el murmullo de la gente al bajar del avión. Estire un poco los brazos y me percate de que Jack estaba durmiendo, lo observe por unos minutos al estar dormido se veía tierno, sentí como si alguien estrujará mi corazón, era una sensación extraña no podía dejar de verlo hasta que la azafata se acercó— ya deben bajar —dijo al ver que éramos los únicos en el avión. Jack se despertó al escuchar a la azafata.

—Disculpe, no tardamos en retirarnos —la chica se retiró. Jack me tomó de la mano y bajamos así del avión. Al bajar sentí una ráfaga de aire fresco que pasó por mi cara provocando una sonrisa en mí— ¿hace mucho que no venías? —preguntó al ver mi reacción.

—Hace 3 años o poco más —seguimos nuestro camino y recogimos nuestro equipaje que la verdad era muy poco. Subimos a un taxi que nos condujo hasta nuestro hotel, bajamos el equipaje y entramos al hotel. Era hermoso, nos dieron la llave de la habitación que Jack había reservado. Fuimos por el elevador. Aún seguía enojada y no me moleste en dirigirle la palabra.  

—¿Sigues enojada?. ¡Por dios! no seas infantil —llegamos a nuestro piso y comenzamos a buscar nuestra habitación. Jack abrió la puerta y se hizo a un lado para que yo entrara primero. La habitación era hermosa y muy grande, comencé a recorrerla y en una pequeña sala de estar había un balcón. Me acerqué y quedé maravillada por tan bellísima vista que tenía. Estuve observando por unos instantes perdida en mi asombro hasta que sentí los fuertes brazos de Jack rodear mi cintura— ¿Te gusta?

—Es muy lindo todo esto.

Florencia era una ciudad conocida por su arquitectura, en cada una de sus calles parecía que se había detenido el tiempo, ¿recuerdan esas pequeñas calles que se veían en cualquier narración de Romeo y Julieta?. Pues así eran estas calles, cada una de ellas tenía su propia historia y eso era algo que me encantaba.

—Gracias —dije sinceramente.

—Eres mi esposa y te lo mereces —dijo volteándome, me miró fijamente a los ojos y no sé porque razón no podía dejar de ver sus labios, sentía la enorme tentación de besarlos y ¿por qué no hacerlo?, es mi esposo. Entonces en un acto impulsivo rodee su cuello con mis brazos e hice que nuestros labios hicieran contacto uniéndolos en un apasionado beso, tardó solo unos segundos en corresponderme. Al parecer le extraño que yo tomara la iniciativa. Sentí como sus brazos me apegaron más a su cuerpo.

—Veo que ya no estas molesta —mencionó con mi frente recargada en la suya.

—Te das cuenta que no soy tan infantil —dije sin separarme de él.

—Me sorprendes, en un momento dices no soportarme y en otro haces esto —él tenía razón ni siquiera yo sabía porque lo hice pero como él dijo podemos tratar que esto funcione— Pero me agrada, ¿quieres que vayamos a recorrer la ciudad?

—¡Sí! me fascina la idea, solo déjame darme un baño, no tardo —me separe de él y me dirigí a mi maleta, saqué dos vestidos y le dije—¿este o este? —mencioné mostrándole los vestidos— te enseñaría más pero un ogro no me dejo traerlos —dije bromeando, a lo que él respondió...

—Oh, pero ese ogro también le renovará todo su guardarropa, ¿que no es lo que desea toda chica?

—Cierto, ahora que me lo recordaste no te vas a salvar eeh —dije todavía en broma.

—Entonces báñate rápido para que puedas recorrer todas las tiendas de Florencia.

—¿Hablas enserio?

—Claro que sí pequeña, ahora báñate que yo haré lo mismo -entonces lo mire sorprendida, planeaba que nos bañaremos juntos?—Hay dos cuartos de baño —mencionó divertido y yo me sentí más aliviada, después de ese penoso malentendido me metí en la ducha, tarde como una hora en estar lista y salí del cuarto de baño ya con mi vestido puesto, Jack estaba esperándome recostado en la cama tenía su brazo tapando sus ojos.

—Ya estoy lista —al oír mi voz se paró rápidamente.

—Pensé que solo te darías un baño —dijo levantándose de la cama, y me miró por unos instantes lo que me incomodo.

—Si tomas una foto dura más, si no me veo bien solo dilo no hace falta que me veas así -mencioné apenada.

—Te ves increíble —me dio la mano para que yo me diera una vuelta—lo dicho estas hermosa, ¿ahora nos podemos ir?

—Claro, solo voy por mi bolso -fui a la pequeña sala en donde había dejado mi bolso y lo tome, salimos de la habitación y Jack pidió a la recepcionista un coche que al parecer tenía reservado. Subimos al auto y nos dirigimos a la zona turística de la ciudad— ¿vienes muy seguido a Florencia?

—5 o 6 veces al mes por negocios.

—¿Vienes por la venta de equipo clínico? —se me hacía algo muy extraño venir a Florencia tantas veces por venta de equipo para hospital.

—No, también tengo una cadena de hoteles. De hecho en el que estamos hospedados es de mi cadena -eso me puso a pensar que en realidad no sabía nada de el— si te parece puedes venir conmigo cada vez que tenga que hacerlo.

—¿De verdad?

—Claro que sí.

Después de unos minutos llegamos a nuestro destino, recorrí muchísimas tiendas, Jack iba detrás mío, claro, siempre checando que la ropa que escogiera fuera decente. Compre mucha ropa, en su mayoría vestidos, era lo que solía usar con más frecuencia. Al lado de una de las tiendas de ropa se encontraba una joyería, me detuve a ver la vitrina y quedé helada al ver una joya muy familiar.

—No puede ser la misma... —dije con un hilo de voz. 

Casada con un extraño ; m.b // Jadison Where stories live. Discover now