Capítulo 51: ¡¡Hombres!!

2.7K 125 7
                                    


El día del viaje llegó, Jack había rentado un jet para que la familia viajará más cómoda. Algo que me tomó por sorpresa fue ver a Bárbara y a su marido llegar con su equipaje, efectivamente nos acompañarán a la playa. Abordamos y cada quien se acomodó con su pareja.

Jack al oído me hacía algunas proposiciones atrevidas, que la verdad yo estaba dispuesta a aceptar pero ni hablar, me quede dormida en casi todo el vuelo. Aunque los que no perdieron el tiempo fueron Johnson y María José; lo digo porque los vi salir del baño del jet juntos y demasiado agitados diría yo, ¿que estarían haciendo ahí?. Mi subconsciente rió.

Llegamos al aeropuerto después de varias horas de vuelo, todos nos acomodamos en dos camionetas que se encontraban esperándonos ahí, nos dirigimos inmediatamente a la casa que Jack había comprado.

Estaba tan contenta, me encanta que Jack tenga estos detalles, que se preocupe por mi bienestar y sobre todo que volvamos a ser la pareja tan unida que éramos antes.

 
⚪⚫⚪   

Me encontraba recostada sobre la arena boca abajo sin sostén y con un bikini cubriendo mi trasero, así de igual modo estaban María José, Bárbara y Sofía. Estábamos tomando sol, pero algo nos interrumpió, mejor dicho alguien.

El impresionante cuerpo de mi marido me bloqueo el sol que bronceaba mi piel.

—Madison, ¿qué rayos insinúas tirada en la arena semidesnuda? —dijo molesto.

—Jack, no empieces con tus celos, estamos en una parte de la playa privada, no hay nadie más que familiares —no voltee a verlo.

—¡Por dios Madison!, los empleados están embobados viéndote. Te paras inmediatamente y te metes a la casa.

—¿Estás seguro que quieres que me levante? —pregunte burlona— te recuerdo que no llevo sostén —dirigí por fin mi mirada a Jack. Se veía divino con su short azul, sin camisa, su pelo despeinado y su hermoso y bien trabajado abdomen.

—Madison estoy hablando en serio, no me gusta que otros hombres te vean —dijo a punto de explotar.

—Amor, dime algo, ¿a qué venimos a la playa?, si no me dejarás broncearme como se debe... —él solo suspiro ya fastidiado.

—Solo ponte el sostén y cúbrete —estire mi mano hasta tomar una toalla y cubrirme con ella después me levante y me abrase a mi marido.

—¿No te gusta verme con bañador? —dije mientras delineaba el contorno de sus labios con mi dedo índice.

—Sabes que me fascina pero solo yo puedo verte cheri.

—¡¡HOMBRES!! —dijeron en coro las mujeres presentes.

—Chicas por cierto, sus maridos están que echan chispas por los ojos si no han venido a fastidiarlas es porque yo me he adelantado.

—Uff!! Entonces me voy con Nate porque conociéndolo no tarda en seguir el ejemplo de su hermano, aunque la verdad no me siento nada sexy con mi barriga.

—¿Bromeas?, te ves muy bien, cuando yo tenía ese tiempo de embarazo si que parecía una vaca —menciono Bárbara riendo.

—Hey, Madison parece que no llevas nada ahí dentro —bromeo Sofía.

—No sé si sea ventaja pero por la experiencia que tengo a mí el embarazo comienza a notarse como a los 4 meses.

—Espero no les moleste que me lleve a mi mujer —me tomo en brazos y comenzamos a caminar.

—Bájame, yo puedo caminar —dije forcejeando con él en broma.

—Cheri tranquila que te caerás —menciono riendo— promete que usaras un bikini completo y una camisa sobre el bañador.

—Mejor pídeme que use un traje de buceador para no mostrar ni un milímetro de piel.

—Diooos, ¿por qué no entiendes que me pone celoso ver como otros hombres te miran?, tú no te das cuenta pero mis empleados no dejan de observarte.

—A mí él único que me interesa eres tu Jack —me abrase de su cuello y recargue mi cabeza en su hombro dando pequeños besos.

—Si no te quedas quieta no podre darte lo que te he preparado.

—Mmm... entonces ¿no quieres que te bese? —dije haciendo pucheros.

—Si no quieres tu sorpresa... —viro los ojos y rió— me encanta que me beses cheri.

—¿Cuál es mi sorpresa? —note que nos alejamos de la casa y de la familia. Llegamos a una parte de la playa en donde solo se escuchaba el choque de las olas y el sonido de las aves. Me sentó en la arena y se acomodó a mi lado, nos quedamos viendo el mar. Era hermoso, ambos estábamos en silencio hasta que él por fin habló.

—¿Te arrepientes de estar casada conmigo? —preguntó serio.

—Para nada Jack, ¿por qué lo preguntas?

—Tu carrera, tus sueños se vieron truncados por mí —todo lo decía sin mirarme— te obligue a aceptar una vida que no tenías planeada.

—En eso te equivocas, no me obligaste, tuve la oportunidad de escapar más de una vez y no lo hice. Solo estaba asustada, decepcionada y muy confundida, pero no podía irme, no podía escapar, no quería ¿sabes por qué? —callé un instante— porque me estaba enamorando de ti, las cosas sucedieron muy rápidamente pero no pude evitar verme atrapada en tus encantos.

—Desde que te vi en aquella oficina me di cuenta que te quería para mí, suena loco y sin sentido pero no sé de que modo explicarlo, fue como amor a primera vista —dijo con una linda sonrisa— lo primero que me paso por la mente cuando nos topamos en el estacionamiento... —me dio una de sus sonrisas seductoras.

Lo interrumpí. —No me lo recuerdes que me comporte como una loca.

—Tenías tus razones; me pase un alto pero cuando te vi a los ojos, y vi tus deliciosos labios lo primero en que pensé fue en llevarte hasta la parte trasera de mi auto y hacerte el amor. Jamás me había pasado, no sé que pasó pero en ese momento mi razonamiento desapareció —sonreí ante su confesión— y cuando me di cuenta de que eras la hija del hombre al que estaba dispuesto a arruinarle la vida, no sabía si continuar.

—Mi amor ¿por qué recordar todo esto? —pregunte algo nostálgica.

—Porque fue la mejor decisión que pude haber tomado en toda mi vida. Desde que estamos juntos he descubierto la verdadera felicidad, antes no podía hacer otra cosa que concentrarme en mi trabajo y en Gaby; cuidaba de ella pero no de la forma en que debía —dijo bajando la cabeza— y ahora puedo disfrutar de mis dos hijas, como se debe, consintiéndolas y estando con ellas. Dios, y ahora estoy por ser padre de nuevo, ¿qué más puedo pedir?

Se levanto y camino algunos metros, después regreso con un estuche en sus manos, se sentó nuevamente a mí lado. Abrió el estuche y saco una hermosa gargantilla de diamantes.

—Mi amor, esto es... hermoso —dije sorprendida— no creo que deba aceptarlo.

—Claro que debes aceptarlo. Eres mi esposa y quiero darte este obsequio, ahora deja ponértelo —puso mi cabello hacia un lado, coloco la hermosa gargantilla y beso delicadamente mi cuello.



Casada con un extraño ; m.b // Jadison Donde viven las historias. Descúbrelo ahora