Capítulo 24: -Me besó.

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—El día del funeral de tu padre ella asistió —como no me di cuenta, Dios, sentía que me hervía la sangre de los celos que me provocaba.

—¿Hablaste con ella? —pregunte con un tono de molestia en mi voz.

—Basta ya de pláticas, necesitas dormir, te preparare un té que el doctor me dijo que tomaras —se levantó de la cama ignorándome por completo, algo había pasado para que huyera de esa forma.

—Jack Finnegan Gilinsky no huyas —me levanté y lo seguí hasta la cocina en donde estaba calentando algo de agua.

—No es bueno que te levantes tan bruscamente Madison Elle Beer.

—Contesta mi pregunta.

—Solo crucé unas cuantas palabras con ella.

—Aja, ¿y por eso saliste corriendo cuando te lo pregunte? —lo mire directamente a los ojos normalmente eso no lo afectaba pero esta vez dirigió su mirada al suelo— quiero saber que paso.

—Me besó.  

¿Perdooooooon?

¿Qué ella hizo que? 

—Te beso... te beso —repetía tratando de comprender.

—Fue solo cuestión de segundos, ¡lo juro!

—Dime, ¿¡te puso un arma en la cabeza para que la besaras!?

—No, pero en verdad que solo fueron unos segundos, me separe al instante.

—¿Sentiste algo? —trataba de estar lo más calmada posible pero no lo conseguí es que ¡lo beso!, si la tuviera enfrente la mato.

—No fue nada mon cheri, por favor perdóname, no pasó nada más —intentó abrazarme pero yo retrocedí impidiéndoselo. Me senté en la barra que se encontraba en la cocina con los codos recargados en ella y el rostro entre mis manos, él siguió preparando el té, después de algunos minutos en silencio me acercó una taza con agua hirviendo y una pequeña bolsita con hierbas— me dijo el médico que esto te calmaría cuando estuvieras algo alterada.

Estaba sumida en mis pensamientos, no paraba de dar vueltas en mi cabeza la imagen de Jack y Savanna besándose aunque solo la he visto una vez y por fotografía, la recuerdo bien, es muy bonita y si Jack todavía sentía algo por ella ¿en donde quedo yo?, ¿me dejaría sola?. No soportaría perderlo, ahora es lo único que tengo y muy pronto a mi bebé. En vez de ponerme a hacer berrinches necesito mantener el interés de mi marido en mí, debo de portarme más cariñosa o no sé qué haré pero tengo que mantener vivo el amor que Jack siente por mí. Para nada le dejaré el camino libre a esa estúpida, hace 5 años perdió su oportunidad.

—¿A qué hora sale el vuelo?

—A las 6 am.

—Entonces no tiene caso que me vaya a la cama, me iré a dar una ducha —dije bebiendo lo último del té. Me levanté de mi asiento y camine hasta el dormitorio cuando estaba por entrar, sentí unos brazos alrededor de mi cintura que impidieron mi camino— ¿pasa algo?

—Son las 3:30 am todavía tenemos tiempo de hablar.

—No te molestes, ya comprendí, ella te beso y tú no —dije tratando de contenerme, si no lo hacía con el enojo que tenía terminaría por mandarle una bofetada pero no de ese modo, no debo actuar, me repetía a mí misma.

—Yo sé que eso no es verdad sigues creyendo que pasó algo más. Tú me conoces y sabes que aunque tenga que hacerlo nunca suplico ni pido disculpas.

—Oh, ¿debo sentirme agradecida por ser de las pocas personas a las que le ofreces una disculpa?

—No, lo que trato de que entiendas es que si no me importaras, si no te amara como lo hago, jamás trataría de que me perdonaras y mucho menos tratar de convencerte que eres la única para mí.

—Pero tal vez a ella la amas más que a mí —lo confesé al fin— tú me dijiste que la habías amado muchísimo y... —no me dejo continuar.

—Todo eso ya es pasado, ¿por qué no podemos dejarlo atrás?. Tenemos derecho a ser felices, estás por convertirme en padre por segunda vez, te pido que disfrutemos mon cheri de todo lo bueno que nos brinda la vida.

Cómo era posible que solo con unas pocas palabras pudiera calmar el enorme coraje que sentía, bueno eso y sus cálidos labios por mi cuello.

—¿Esto está funcionando?

—Aja... —sus besos hacían que me perdiera por completo, me volteo para que ambos quedáramos de frente posó sus manos en mis glúteos atrayendome hacia él, le saqué su camisa y comencé a besar sus pectorales, acerque mi cuerpo lo más que pude al suyo y cuando sentí su creciente excitación me separe de él— sabes, se me han quitado las ganas —no espere su respuesta y me metí corriendo al baño y lo cerré con llave.

—¡Esto no es justo Madison Elle Beer! —dijo tratando de abrir la puerta.

—Ni se te ocurra entrar porque no respondo, recuerda que los disgustos le hacen mal al bebé —él se lo busco por andar besuqueándose con esa tipa. Llene la tina y puse algunos jabones aromáticos olor a lavanda según me dijeron cuando los compre, tenían un efecto terapéutico o algo así, me metí en la tina y me relaje, no me di cuenta del correr de los minutos, hasta que escuche la alarma del celular y me di cuenta que ya debía salir de la tina, por suerte metí mi ropa en el baño así que salí ya vestida y Jack estaba vistiéndose en la habitación, se encontraba sin camisa, Dios mío tenía unos pectorales, pero con gran fuerza de voluntad pase a su lado sin que me afectara en lo más mínimo— ¿me podrías avisar cuando ya nos tengamos que ir?

—Claro, ¿a dónde vas?

—A la cocina —al término del embarazo seguro terminare hecha una vaca, estoy comiendo muchísimo. Fui a la cocina en busca de algo que calmara mi hambre, según yo había dejado una enorme barra de chocolate en la alacena pero no la encontraba por ningún lado.

—¿Buscas esto? —preguntó con MI barra de chocolate en su mano.

—Dámelo.

—Tendrás que ganártelo mon cheri —aún estaba sin camisa, estaba tan provocativo, dirigí mi mirada hacia él y no pude evitar morder mi labio inferior eso lo hacía cada vez que estaba realmente excitada y eso solo Jack lo conseguía, respire profundo.

—Ya no la quiero —de pronto sentí como una punzada en mi vientre— calma ahorita buscamos uno —dije a mi pequeño bebe y Jack rió.

—Créeme, busque en toda la habitación y ya no hay rastro de algún chocolate —fui hasta mi maleta y busque pero ni una barrita de chocolate— entonces... ¿qué dices mon cheri-?

—Sigo sin quererlo —aush, esta vez la punzada fue más fuerte efectivamente era mi bebe pidiendo chocolate— AUSH, basta eso duele —¿cómo era posible que un bebé en 2 meses de gestación hiciera esto?, no que las punzadas eran hasta los cuatro o cinco meses, era una locura.

—Ven, acércate y el chocolate es tuyo —tenía una mirada algo sospechosa.

—Ya es muy tarde, el avión está por salir, por favor dame mi chocolate tu bebé lo pide —se acercó a mí, quería provocarme y lo estaba logrando por mucho que fuera mi enojo no podía resistirme a él— dámelo es un antojo del embarazo Jack —él seguía con sus pausados pasos hasta mí, esto es una tontería ¿yo? ¿rogando por una barra de chocolate?. Cuando por fin llegó hasta a mí me enredo con sus brazos por la cintura, después penetró con sus labios los míos, me encantaban sus besos, me perdía en sus labios. Cuando el oxígeno comenzó a faltar nos separamos.

—Solo quería un beso mon cheri —me devolvió mi barra de chocolate— veo que mi hijo sigue de glotón.

—Sí, y tú lo haces sufrir con tus juegos —él solo sonrió.  

Casada con un extraño ; m.b // Jadison Onde histórias criam vida. Descubra agora