Casada con un extraño ; m.b // Jadison

Capítulo 44: solo fue una pesadilla.

Desperté en una camilla de hospital y estaba totalmente sola, nada me era familiar.

—Señorita ha despertado —dijo una joven enfermera.

—¿En donde estoy?

—En el hospital —oh que ayuda no tengo ni idea de en donde estoy— sus familiares están en camino.

—Muchas gracias.

—La mujer que la trajo me pidió que le diera esto —colocó una cartas sobre la cama— si no necesita nada más me retiro —le di una gentil sonrisa y se fue.

No me encontraba en un amplio cuarto de clínica, estaba en una diminuta camilla con solo unas cortinas separándome de los demás enfermos. Era un hospital algo humilde eso se podía notar a simple vista pero no me molestaba. Me sentía segura.

Pasaron varias horas y Jack aún no llegaba. Comencé a preocuparme, tal vez Barbara no le había dicho nada y todo era una mentira.

Madison no seas negativa, ella había cambiado ya no era más una mujer frívola sin sentimientos, tal vez Jack no encontraba el hospital, eso es todo. Decidí dormir, me hacía bastante falta.

—Señorita —dijo una mujer con voz suave— disculpe que la despierte

—¿Qué pasa? —dije tallando mis ojos.

—Sus familiares han llegado —musito con una sonrisa— el joven ha venido corriendo y no quiso esperar para verla.

—Por favor hágalo pasar, quiero verlo.

—Está bien, enseguida lo llamo —salió y segundos después Jack apartó la cortina bruscamente y corrió hasta a mí enredándome en sus enormes brazos.

—Gracias a Dios estas bien —mencionó besando mi cabello— juro que haré que se pudra en la cárcel.

—Mi amor, no lo hagas, ella se arrepintió de todo lo que ha hecho.

—Eso no justifica el daño que nos hizo, pero ahora descansa te veo agotada, la enfermera me dijo que estabas durmiendo pero no quise esperar para verte mi amor —dijo aún sin soltarme.

—No te vayas, por favor quédate conmigo —observó la diminuta camilla e hizo una expresión cómica.

—Me parece que ahí no cabemos los dos.

—Jack, ya hemos dormido antes en una camilla así ¿no lo recuerdas? —sonrió pícaramente.

—Como olvidarlo cheri, solo no quiero lastimarte.

—No lo harás, ahora ven y hazme compañía —me hice a un lado de manera que los pudiéramos estar en la camilla, termine casi encima de Jack. Me rodeo la cintura con sus brazos y me recoste en su pecho.

—Dijeron que mañana podía llevarte a casa. Gaby y Emily no han dejado de llorar por su ausencia, te necesitan —mencionó algo triste— Gaby me dijo que las habías abandonado y no ha parado de llorar.

—¿De dónde sacó semejante cosa?

—Los niños del colegio se lo dicen, a veces pueden ser bastante crueles.

—Tú sabes que yo adoro a mis dos pequeñas por igual.

—Lo sé mi amor. Ahora ya no digas más y duerme, aquí estoy yo para cuidarte —acarició tiernamente mi cabello provocándome un profundo sueño.

⚪⚫⚪

Estábamos sentados en el jardín de la casa, me encontraba sobre el regazo de Jack, él acariciaba tiernamente mi cabello mientras ambos mirábamos a nuestras hijas jugar. Emily comenzaba a dar sus pequeños pasos y Gaby la ayudaba, se veían tan hermosas ambas jugando.

De pronto Jack se levantó de su asiento como si yo no existiera, me paré ante su acto y me quede anonadada viendo como mi esposo se besaba cariñosamente a Bárbara y mis dos hijas corrían hacia ella llamándola mamá.

Desperté con la respiración agitada y muy alterada. Todo había sido un sueño, solo eso un simple sueño pero me pareció tan real.

—¿Qué pasa mi amor? —preguntó frotándose los ojos ya que lo había despertado, me abrase de él muy fuertemente.

—Tuve una pesadilla —dije conteniendo las ganas de llorar.

—No te preocupes mon petit, mientras estés conmigo nada te pasara. Lo prometo.

—Ese es mi temor Jack, que algún día me dejes.

—Nunca pasara, tendría que morir para dejar de amarte mi cielo.

—Te amo demasiado —le di un corto beso en los labios. No entendía el porqué de ese sueño pero espero que jamás en la vida suceda, no soportaría perder a mi marido— Jack, Barbara ha dejado dos cartas.

—¿Qué mentiras te contó, Madison?, para que decidieras perdonarla.

—No son mentiras, sé que fue sincera además ella me salvó la vida.

—Ella te provoco esto.

—El daño que nos causó fue mucho peor, pero todos tenemos derecho a una oportunidad.

—Por ti haría cualquier cosa Madison, pero no pienso arriesgar la vida de mi familia una vez más.

—Lee lo que te ha dejado en la carta, tal vez lo comprendas —no tenía ni idea de que le había escrito pero supongo que alguna especie de disculpa o explicación.   

Decidí leer la carta.

Querida prima:

Sinceramente cuando estés leyendo esto estaré a aproximadamente 5 o 6 horas de donde te encuentras. Espero y doy por seguro que estarás bien, al menos eso me han asegurado las enfermeras. No soy muy sentimental ni nada de eso así que no esperes un poema de mi parte. *risa*. Lo único que puedo ofrecerte son mis más sinceras disculpas por el daño que les he causado y darte las gracias por cuidar de mi hija, no tengo el derecho de llamarla así pero aunque no lo creas la amo demasiado, he cuidado de ella a la distancia nadie lo ha sabido pero he estado al pendiente de mi niña. Cuida de ella y dale todo el amor que yo no he podido darle. Algún día regresare pero eso será cuando mi vida esté por completo reconstruida. Te deseo lo mejor con Jack; es un hombre excepcional al que no supe valorar, nunca lo dejes ir...

Se despide Barbara.  

Todas las personas tienen derecho de arrepentirse y yo sé que ella lo hizo. Tal vez tardó bastante pero al fin y al cabo logró sanar su corazón. Cuando llegue el momento de su regreso la apoyare para que conviva con Gaby, me dolerá un poco saber que no seré su única madre pero sé que a ambas puede querernos por igual.

Jack leía su carta con una cara de molestia, al parecer él no terminaba de creer por completo en el cambio de mi prima.

—Patrañas —dijo molesto.

—¿Qué te ha dicho?

—Que en realidad me amo y a nuestra hija y que lamenta profundamente el daño que nos hizo.

—No guardes rencor en tu corazón mi amor no sirve de nada, solo por mi dale una oportunidad —se lo pedí desde el fondo de mi corazón— si algún día regresa promete que no le negarás ver a Gaby... —suspiró con resignación.