Capítulo 38: Emily Anahi.

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Los días transcurrían y cada vez era más difícil ver a Madison en ese estado, seguía con su rostro pálido y en vez de mejorar cada vez estaba peor, sus latidos eran lentos pero sigo sin perder las esperanzas. Estaba a diario con ella a su lado contándole cada cosa que me sucedía. Llevaba a mis dos hijas a que la vieran.

Aún no le ponía un nombre a nuestra hija, sería injusto escogerlo yo solo.

Me encontraba leyéndole un libro a mi esposa, ya no sé qué más hacer y mis dos hijas estaban dormidas.

—Madison, por favor, te necesito —dijo besando su mejilla— despierta... —seguí con la lectura pero de repente los aparatos comenzaron a pitear descontroladamente , me alarme y llamé de inmediato al médico, éste ordenó que saliera de la habitación así cargue a mis dos pequeñas hasta la sala de espera. Pasaron 30 minutos cuando el doctor salió, con desesperación le pregunté...— ¿ella está bien?, ¿qué le ha pasado?

—Logramos estabilizarla pero su cuerpo está resintiendo la gran cantidad de medicamentos que le suministramos, por eso tuvo esa reacción. Lo que le diré no es fácil pero si en verdad ama a su esposa lo considerara, creo que lo mejor es que la desconectemos...

—¿Qué?, ¿¡está diciendo que quiere que asesine a mi esposa!?

—No señor —me puse furioso.

—No lo hare, asi tenga que estar toda mi vida esperando a que despierte no la desconectare y si no quiere seguir atendiendola no me importa buscare otro doctor.

—Seguiré con su caso solo le pido que considere lo que le he dicho —lo ignore y volví a la habitación, no aceptaba la idea de poder perderla, observe a mi hija, no puedo ni pensar en la falta que le haría a ella.


Dos meses después...

No puedo seguir soportando ver a mi esposa así, tan vulnerable, no puedo permitir que mi hija crezca en este hospital, necesita atención y amor, no pasar el resto de su vida esperando a que su mamá despierte, siempre me tendrá a mí. Ya han pasado casi tres meses desde que Madison quedó en coma, aunque me duela aceptarlo ya he perdido toda esperanza, es hora de dejarla ir... aunque no esté preparado para afrontarlo. He estado mentalizandome que es por su bien, debo dejarla descansar en paz, ya no tiene ganas de luchar. Y cuesta aceptarlo pero es hora. Estoy a solo unos minutos de dar este paso pero no tengo el valor, toda mi familia está aquí apoyando a Madison, aunque ella no se de cuenta.

Mi madre me abrazo en el momento que el doctor apago cada uno de los aparatos que mantenían con vida a mi esposa. No pude evitar ponerme a llorar descontroladamente, solo quedaba conectada una máquina que marcaba los latidos de su corazón que con cada segundo disminuían hasta que dejo de marcar. Tome su mano y volví a llorar como un niño pequeño. No podía creer que había muerto.

De la nada sentí como Madison apretó ligeramente mi mano, sorprendido le dije al doctor pero dijo que seguramente era un reflejo de mi cuerpo, pero, volví a sentirlo. ¡Ella seguía viva!, puedo sentirlo. Desesperadamente ordene que la volvieran a conectar, las enfermeras lo hicieron y la sorpresa fue mucha al ver cómo su pulso, sus latidos y su temperatura corporal se normalizaba.

—¿Que... de verdad que no lo entiendo, en los años que llevo ejerciendo jamás había visto algo igual —casi se me sale el corazón cuando vi que Madison abrió lentamente los ojos, al ver la luz se cubrió con sus manos. Mi esposa estaba viva y había despertado...

—Jack... dijo casi en un susurro.

—Estas... estas bien, yo sabía que no podías dejarnos —aún me encontraba atónito.

Casada con un extraño ; m.b // Jadison Where stories live. Discover now