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Andrew iba junto a Tom en el avión, el rubio, llevaba unas rayban para que nadie se percatara de sus ojeras post borrachera nivel Tom Crauford.

Sin embargo, el moreno, iba sumido en sus pensamientos, recordando todo lo que había sucedido la noche anterior...

Hugo entró en la habitación que tenía para él, abrió su ropero en el que solo estaba la ropa que Andrew le regalaba o que él mismo se compraba con el dinero de este, pues seguía sin aparecer por casa de sus padres.

Aunque estaba pensando en ir mañana a visitar a su madre.

Se decidió por una vestimenta fina y elegante, no iba a seguir vistiendo como la típica golfa que necesita un rabo dentro del culo, porque de alguna forma sentía que aquello estaba terminando.

¿Estaba el amor de Andrew ayudándole a superar lo que parecía una enfermedad?

Su cabeza le dio varios latigazos de dolor a lo que se sentó sobre el colchón sin poder hacer nada, el móvil comenzó a sonar.

—¿Diga?

—¿Estás bien? Te escucho fatigado.

—Ah, sí, estoy bien, enseguida bajo.

Andrew comenzaba a preocuparse cada vez más por el estado de salud de Hugo.

—¿Sigues con mareos y dolores de cabeza?

—Se me pasará.—Colgó y comenzó a vestirse.

Cuando se observó en el espejo afirmando que estaba listo, bajó por las escaleras pues, pensaba que si se montaba en el ascensor terminaría vomitando.

—No tienes buena cara.

—Gracias, tú tampoco.— Replicó creyendo que tanto esfuerzo en arreglarse había sido para nada.

—No seas imbécil.—Le repasó lentamente con la mirada.—Te queda muy bien la ropa elegante, quién lo iba a decir.

—¿Perdona? Claro que me queda bien.

Hugo llevaba unos pantalones de pinzas negros y una camisa roja, Andrew iba casi igual solo que la suya era azul eléctrico.

El mayor le echó el brazo por encima llevándoselo hasta su auto.

Era en estos momentos cuando la mirada de muchos se clavaba llena de veneno y envidia en el muchacho.

—Si fuera por ellos me matarían.

—No te preocupes, por su bien, no te tocarán ni un pelo.

—¿Tanto te importa lo que me pase?—Cuestionó con retintín

—No, pero es que nadie me la chupa tan bien como tú.

Hugo le pegó un codazo mientras el mayor se reía, Andrew abrió la puerta de copiloto para que el muchacho subiese.

Una vez ambos dentro del coche, la mano de este se apoyó en el muslo del chico, el cual suspiró dejando claro que aquello le excitaba.

Andrew subió su mano un poco más, tan solo un poco, dejando a Hugo con la miel en los labios.

—Mi cuerpo se revoluciona cada vez que me tocas.—Susurró en voz baja.

Andrew quitó su mano para cambiar la marcha y la dejó puesta sobre la palanca de cambio tras poner algo de música, el castaño cantaba la canción de Lady Gaga a la vez que Andrew buscaba aparcamiento junto al restaurante al que habían llegado.

—¿Qué? ¿Aquí?—Hugo pensaba que era una broma.

Estaban frente a un bar de carretera de mala muerte con las luces de la entrada parpadeantes y el cartel colgando tan solo de un cable pues el segundo, estaba partido, pareciese, a causa de un disparo.

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⏰ Última actualización: Aug 12, 2018 ⏰

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