Capítulo 9

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Hugo estaba acostado en el sofá del salón de su casa.

Un salón tan amplio y enorme como una misma catedral, el lugar no estaba recargado y tenía tan solo la decoración y el mobiliario justo, por lo que parecía aun más grande y espacioso.

Cambiaba los canales del televisor una y otra vez.

-Maldita sea, ¿dónde echaban ese programa que tanto me gustaba? no me acuerdo.- Bostezó.

-Ya es hora de dormir Hugo, ¿qué haces levantado a estás horas?- Su padre estaba bajando las escaleras con un albornoz azul marino y una pipa en la boca.

-Eso mismo digo yo papá, ¿qué haces levantado si es hora de dormir?- Volvió a bostezar.

El hombre chasqueó la lengua, estaba cansado de lo malcriado y contestón que era su hijo.

-Eres igual que tu madre, no eres capaz de recibir una orden sin rechistar.- Gruñó sirviéndose café y tomando asiento en la mesa mientras revisaba unos papales.

-Papá, esa época en la que la mujer era sumisa, ya pasó hace muchos años, renuevate ¿si? y de paso, afeitate ese bigote, que Hitler ya pasó de moda.

-Tú no eres una mujer.- Le miró de reojo con el ceño fruncido.

-No es más mujer quien tiene una vagina entre las piernas, sino quien es capaz de satisfacer a cualquier hombre.- Le guiñó un ojo a lo que su padre golpeó con nerviosismo y brusquedad la mesa.

-Me avergüenzas, deja de comportarte como una golfa cualquiera, eres mi hijo, mi heredero, se supone que debes seguir mis pasos, ¿qué tengo que hacer para que seas como yo?

-Nada.- Contestó con una expresión llena de frialdad.- Solo con verte siento nauseas, jamás me convertiría en un hombre amargado que en ved de pasar las noches haciéndole el amor a su mujer las pasa sentado en un puto sofá haciendo cuentas y mirando papeles, por dios, ¿no te has mirado en el espejo? cada poro de tu piel supura aburrimiento, vejez, fracaso... eres lo último en lo que quisiera convertirme papá.

El hombre se levantó y de una sola pasada cruzó la cara de su hijo el cual se mantuvo firme mirándole con la misma frialdad a los ojos.

-Enorabuena, acabas de demostrarme que estaba en lo cierto, das asco.- Se dio la vuelta tomando las llaves para salir de la casa.

-¡¿A DÓNDE CREES QUE VAS?!- Gritó como loco a sus espaldas.

-¡A FOLLAR CON CUALQUIERA!- Chilló más alto que su padre.- ¡DI QUE SOY UN GOLFO, UNA PERRA, UNA ZORRA, UN PUTO MARICÓN! ¡ME DA IGUAL!- Golpeó una figura de gran precio haciéndola caer al suelo y romperse en mil pedazos, su madre salió corriendo a toda prisa por las escaleras para ver que estaba sucediendo.- Siéntete avergonzado de mi cuanto quieras, no me importa, ¿sabes por qué? porque la culpa de esto es tuya, solo tuya, tan solo tú tienes la culpa de que tenga que revolcarme con todos para sentir que valgo algo.

-Hugo mi vida, ya basta, vamos a mi habitación...- Su madre intentó abrazarle pero él retrocedió con enfado sin dejar de señalar a su padre.

-Es tu culpa papá.- Su respiración estaba agitada.- Es tu culpa que tenga que tenga que buscar en hombres de la calle el amor que tú nunca me diste, es por ti, que no fui capaz de mantener una sola relación estable, porque ninguno me daba lo que aun sigo buscando, lo que tú me has quitado y me has robado, el amor por mí mismo, mi orgullo, mi dignidad, no tengo nada de eso, absolutamente nada.

-Hugo..- Su madre seguía mirándole de forma insistente con las lágrimas saltadas.

Sin embargo, su padre no decía nada.

Give Me LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora