Capitulo 29

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Chris contemplaba al rubio sin creer lo que le acababa de pedir.

¿Queria que le besara?

Robarle besos se había conseguido en su pasatiempo preferido, a parte de que el sabor de los labios de Dylan era adictivo, una droga necesaria para su cuerpo.

Pero que le pidiera un beso era algo que estaba totalmente fuera de su alcance, creía que ese momento tardaría muchísimo mas en llegar.

-¿Estas seguro cosita?- Preguntó en voz baja mientras se insultaba a si mismo por no tomar a ese rubio de las caderas y comerle la boca sin pensarlo.

Dylan negó con la cabeza.

-Se que me voy a arrepentir, pero necesito que lo hagas.

-Tampoco es algo tan malo, solo me estas pidiendo un beso.- Tragó saliva con nerviosismo, acercándose un poco más para acortar distancia.

Dylan no se movió ni un solo centímetro.

-No me refiero a eso...-Vaciló unos minutos.- Me refiero a lo que sucederá tras el beso, ya te conozco, ya me conoces...

Chris se mordió el labio mientras le recostaba cuidadosamente sobre las mullidas almohadas apoyando su frente sobre la suya, saboreando con delicadeza el aliento de ese niño de preciosos ojos claros.

- Yo no podré resistirme, tienes razón.- Confesó.- Por lo que si crees que tu tampoco podrás , estas a tiempo de negarte, no voy a poder parar una vez que empiece.

Dylan acarició los cabellos castaños de Christian mientras le quitaba las gafas con cuidado dejándolas sobre la mesita, acto seguido, volvió a colocar sus manos sobre el pelo de este.

Se mantuvo en silencio, sosteniéndole la mirada, esperando a no decir nada mas pues sabia que cualquier palabra pronunciada en un momento así podría jugarle una mala pasada.

No quería negarse porque lo necesitaba, no quería aceptarlo porque no deseaba mostrar su debilidad y necesidad, por lo tanto, el silencio, era su mejor opción.

-No importa que no hables, después de todo lo que te amé, serían ridículo si no supiera entender tu mirada. - Dijo por último el castaño acelerando las pulsaciones cardíacas del chico, terminando con la fatídica distancia de cinco centímetros que les mantenía separados.

Su pierna se encajó entre las dos piernas de Dylan, obligándole a abrirse y abrazarle con estas a las caderas.

Mas una enorme sorpresa surgió en su interior al notar las manos del rubio acariciando su trasero.

Al principio, se sintió nervioso, pero tampoco era algo tan malo, decidió relajarse y darle terreno, ya que Dylan le había brindado la misma oportunidad.

Aunque, lo que mas sorprendido y un tanto desconcertado le tenia, era el hecho de que aquellas manos ya no resultaban temblorosas, no tenían dudas.

Eran manos seguras de si mismas, manos que apretaban sus carnes y le demostraban quien era su único dueño.

Su rubio, Dylan Mckiben.

Sus bocas seguian besándose sin descanso, los labios eran mordidos por mordiscos juguetones, las lenguas se lamían lujuriosas, derramando saliva sin pudor ni vergüenzas, sintiendo la calentura que ambos cuerpos provocaban al estar juntos, haciéndoles entender a sus dueños lo necesarios que eran el uno para el otro.

-Te amo Dylan.- Susurró Chris en el oido del chico el cual jadeaba intentando recuperar la respiración normal.

Su corazón latia tan fuerte que parecía estar a punto de estallar.

-Yo también.- Murmuró en voz sumamente baja pero lo suficiente alta como para ser escuchada por Chris.

Chris embistió al niño sobre la ropa, restregándole toda su dura erección sobre su entrepierna, haciéndole notar el deseo que despertaba en el.

Dylan respondió con un gruñido sin dejar de apretarle el culo con ambas manos, volvieron a morderse juguetonamente y la lengua del rubio se hizo dueña de la boca del castaño.

Chris estaba mas que abrumado.

-Ya no eres tan niño, has cambiado tanto...

Ahora era cuando mas se daba cuenta de la realidad, su visita ya no era un mimado, de alguna forma u otra había madurado, su mirada seguía siendo tierna, pero su expresión no era la de un crió, si no la de un chico que esta a pocos pasos de ser un hombre.

También era cierto, que estaba mas fuerte.
Casi un año, había cambiando muchas cosas en ambos, pero lo único que seguía intacto, era el amor que se mantenía prendido en llamas emanando una pasión incandescente.

-Mi pequeño  hombrecito...-Sonrió tiernamente, siempre temió que Dylan dejara de ser el, mas esta vez, no sentía que eso fuese así, era mas, el Dylan que tenía delante de sus ojos era el verdadero, el que siempre había permanecido oculto en su interior.

Y por un momento, al darse cuenta de todo esto, sus ojos se aguaron, pues acababa de darse cuenta de que tenía ante sus ojos, a la persona que toda su vida había buscado.

- Mi niño grande.- Sus labios se curvaron dando a ver unos dientes blancos y perfectos.- Tu también has cambiado.

-¿Yo?-Arqueó una ceja- No sé en que...

-Ya no te da miedo mostrar tus sentimientos.- Le recordó.

Chris suspiró, pareciese que el tiempo no hubiese pasado y aun, fuera "ayer".

Aquel " ayer" en el que ambos, vivían una mentira.

-Y tu has aprendido a esconderlos demasiado bien, antes eras tan volátil...

-Supongo que ambos teníamos cosas que mejorar.

Chris pestañeo dejando caer una lágrima sobre el pecho del rubio.

-Para mi eres perfecto, siempre lo fuiste, y lo serás.

Dylan subió con sus manos por la ancha espalda del castaño, volviendo a acariciar su cuello para retomar sus besos.

Chris se hizo con la iniciativa, guiando al rubio, pero notando como este se resistía a ser pasivo en su totalidad.

-¿Por que no quieres entregarte a mi?-Cuestionó lleno de dudas e inseguridades.

¿Que estaba pasando?

-Porque ya me entregué suficientes veces, es tu turno, Christian.

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Etto... No me maten! Debo estudiar!! Mañana actualizo la parte que falta

Quiero pedir perdón x la tardanza... Pero ya saben que mi vida es complicada y de verás, hago lo.k puedo...

Give Me LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora