Capítulo 39

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Patrick recogía sus cosas con lágrimas en los ojos, no tenía ganas de hacerlo, pues sabía que ni coña le daría a tiempo a coger el avión, se quedaría votado en el aeropuerto como un gilipollas y Tom, pasaría una semana en Madrid para después irse y a saber si iba a volver.

—¿Cómo pudo irse sin darme un beso si quiera?— Preguntó pegándole puñetazos a la ropa para que la maleta cerrara.—Eres un jodido imbécil, te odio, te odio maldito Crauford, sois todos igual de miserables...

Decidió no esmerarse más, a la mierda con todo, no se llevaría maleta ni se llevaría nada, pero al menos, necesitaba verle antes de irse, si es que no llegaba a montar a tiempo en el avión.

Contó el dinero que había en su cartera y ni de coña le llegaba para pagar lo que valía el taxi desde donde estaban hasta el aeropuerto, y con tarjeta, no le podría pagar.

—¡Joder!— Masculló pegándole una patada a un jarrón que estaba justo a su lado. 

Salió pegando, como no, otro portazo, y quedó paralizado al ver a Tom con el motor en marcha a varios metros de la puerta.

Caminó rápido pero sin correr, agachaba la mirada conforme se iba aproximando, temiendo ver aquellos ojos oscuros. 

—¿No decías que...? — Cerró la puerta del auto sin poder termina la frase.—Esa peluca te queda horrible.— Intentó bromear.

—Es parte del precio que tengo que pagar por ti, como verás, eres un mal negocio.

Patrick volvió a agachar la cabeza.

—Si no quieres estar conmigo simplemente no lo estés.— Murmuró mientras Tom tan solo se limitaba a conducir.

—Es gracioso que me digas eso después de todo lo que he pasado por estar a tu lado.

—¿Y qué quieres que te diga? Si vas a estar con esa cara de amargado y tratandome mal es mejor que vayas por tu puto lado ¿no?  a fin de cuentas, las relaciones son para ser felices y tu y yo nunca lo hemos sido.

Patrick sentía su corazón resquebrajarse con cada palabra que soltaba por la boca, pero no podía evitarlo, él era así de explosivo, y si Tom le conocía tan bien, sabría que no estaba hablando enserio, el problema era, que Tom ya estaba cansado.

Porque todo ser humano, tiene sus límites.

—Bueno, yo te he aguantado siendo un malcriado rechistón toda tu vida, creo que por un día que yo esté de mal humor no deberías hablarme así, te recuerdo que el causante de mi enfado a sido tu puñetazo de buenos días.

—¿Perdona?— Arqueó las cejas.— ¿Y que hay del bofetón que me diste? ¿O del agua que me tiraste encima?

— ¿Y qué hay de lo que me hará mi jefe cuando sepa que he fracasado en la puta misión que me mandó? ¿Crees que me van a dar una cachetada en la mejilla y me van a arrojar un poco de agua en la cara? Como muy poco me mearán encima.

—Pues simplemente no lo permitas Tom, joder, explícales lo que pasó y ellos lo entenderán.

Tom comenzó a reírse a carcajadas.

—Claro que sí Patrick, lo entenderán.— Golpeó su pierna con la mano y volvió a ponerla sobre la palanca de cambios.— Sigue en tu mundo perfecto imaginario, el real es demasiado para ti. 

Patrick rodó los ojos.

—Mi vida no ha sido perfecta Tom, mi padre intentó matarme, vi a mi madre morir en mis brazos.. ¿crees que...?— Las lágrimas volvían a caérsele.

— Perdóname por no poder hacer que fuese mejor, pero no soy un jodido Dios.— La rabia se notaba en la expresión del rubio, agarraba el volante con rudeza y cambiaba las marchas a mala ostia.

Give Me LoveTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon