93.

16 2 1
                                    


Abrí mis ojos, me sentí frio por todo mi cuerpo. Estaba en el sillón, la noche anterior me quedé ahí, pensando, llorando y recordando.

Se filtraban luces por la cortina, el sol ya había salido y otro día había comenzado.

Me puse de pie, miré a mi alrededo, no habían rastros de Louis por ninguna parte y tampoco habrán rastros de él por un largo rato.

Me dirigí hacia el segundo piso en donde estaba dispuesta a abrigarme y empezar el día, abrí la puerta de la habitación y Louis no estaba en la cama, sentí unos ruidos en el baño.

–¿Louis? –Pregunté. –¿Amor, estás bien?

No respondía, solo sentía como alguien vomitaba con muchas ganas y eso me hizo estremeserme por completo, no quise insistir asique opté por abrigarme antes de resfriarme cosa que ya creía que iba a pasar.

Mientras me cambiaba de ropa, sentí como Louis limpiaba todo lo que había hecho, fruncí el ceño preocupada, hoy se sentiría faltal por todo el día.

La puerta del baño se abrió y Louis salió apenas, me miró e intentó poner su mejor cara y no le resultó.

–Por favor dime que no hice algo estúpido anoche como para que no quisieras dormir conmigo.

–No hiciste nada. –Reí un poco. –Anoche me quedé dormida en el sofá.

–Pero estuviste llorando. –Se acercó a mi. –¿Realmente no hice o dije algo que te hiciera sentir mal? –Preguntó.

–No hiciste nada, y no he llorado. –Mentí. –Nunca suelo dormir con el maquillaje puesto, y cuando lo hago despierto con todo corrido y los ojos hinchados. –Miré sus ojos. –¿Cómo te sientes? ¿Quieres comer algo?

–Acabo de vomitar todo lo que tenía en el estómago, pero me siento mucho mejor. Y no, tranquila. Sólo quiero descansar, ¿Te molesta si te dejo desayunando sola?

–No, descansa. –Le lanzé un beso. –Y no te doy ese beso porque acabas de vomitar. –Reí.

–¡Que mala eres!

–Y puedo ser más cruel aún. –Caminé hacia mi mueble de noche.–Ya, Tomlinson, ve a dormir.

Saqué unas pequeñas toallitas para sacar todo el maquillaje que tenía en el rostro.

–Mi amor... –Se sentó en la cama. –¿Tienes algo que hacer hoy? –Preguntó.

–Creo que no... ¿Porqué? –Pregunté. –¿Tienes algo en mente?

–Uhm, sí. –Me miró. –¿Que tal si... compramos algunas cosas para el bebé? –Preguntó. –Hoy es mi último día libre y quiero empezar a comprar algunas cosas.

–¿Hablas enserio? –Pregunté.

–Sí. –Suspiró. –Más adelante no tendré mucho tiempo y quiero compartir un poco de esa emoción contigo.

–¡AY SI! –Grité emocionada. –Lo siento, me emocioné un poco. –Reímos. –Pero, ¡Sí! –Me lanzé abrazarlo. –¿A que hora quieres ir? ¿Y si mejor vamos temprano? Hay menos gente y ya son las nueve.

–Dejaré lo de dormir para más tarde. –Frunció la nariz. –¿Quieres tomar un baño conmigo?

–Nunca me negaría a nuestros baños. –Le di un beso en la mejilla. –Pero, no podemos hacer cosas cochinas. –Lo apunté con el dedo. –Debemos ir temprano.

–Está bien, solo será bañarnos, lo prometo.

Me puse de pie y tomé su mano arrastrandolo hacia el baño.

{...}

–Oh mi Dios, esto es tan tierno. –Tomé una pequeña remera. –¡Mira, amor!

–Es tan lindo todo esto. –Besó mi hombro.

Mordí mi labio y miré a mi alrededor, suspiré feliz.

–No debemos comprar cosas de colores muy de hombre o de mujer. –Dije. –Mi madre siempre decía que debíamos comprar colores, celestes, amarillo y blanco. Porque aún no sabemos que será. –Me encogí de hombros.

–Será hombre. –Reímos.

–Como tu digas. –Reí.

Miramos ropa como loco, apenas veíamos algo que nos gustaba para el bebé lo comprabamos sin remordimiento alguno, reíamos por cosas estúpidas y seguíamos comprando cosas.

Habíamos ido a una sección en donde había todo para bebés, desde peluches hasta chupones y mamaderas.

–¿Quieres comprar algunas de estas cosas? –Preguntó Louis.

–¿Por qué no? –Respondí. –Creo que ahora en adelante me preocupare de armar la habitación del bebé. Mientras tu estás trabajando, estaré ocupada en eso. ¿Te parece una buena idea?

–Es una idea muy buena, mi amor. –Tomó un peluche en forma de un balón de fútbol. –¿Que pasa si...? –Me hizo una mueca.

–Si es mujer, tendrás que regalar eso. –Reí mientras tomaba un par de biberones. –O quizás quedartelo tú.

–Mi amor, debes creerme. Será un lindo hombre llamado Freddie.

–Está bien. –Suspiré. –Cómo digas, amor.

Louis rió y me abrazó fuertemente haciendo que sonriera como una idiota.

Me di media vuelta para encontrarme con su rostro y me plantó un beso.

–Compremos estas cosas y vamos a casa. –Murmuró en mi oído. –No sabes con las ganas que me he quedado en la mañana de sentir al pequeño freddie. –Me apegó más a él.

–¡Louis! –Exclamé con una risita. –Puede que sea un Freddie o... podría ser.... April. –Me miró con sorpresa. –¿Te gusta el nombre April?

–Me encanta, cariño. –Me besó nuevamente. –Pero... ¿Te ha gustado mi propuesta? –Me miró con esa mirada picara. –Mejor preguntemos a Freddie o April. –Tocó mi estómago. –¿Quieres sentirme, bebé? –Le habló a mi estómago. –Dijo que sí.

–Eres un idiota.

–Eso dices ahora, quiero escuchar lo que dirás en la cama en unas horas más.

Negué con la cabeza mientras sonreía como una idiota, era una idiota al igual que él.

–Dijiste que almorzaríamos fuera de casa. –Respondí. –Entonces creo que tomará un poco más que un ''par de horas''. –Reí.

–Pero lo harás. –Siguió.

–Sabes que lo haré, no hay nada en discusión. 

Seguimos con las compras dejando un poco el tema de lado, seguimos con los biberones y cosas para adornar la habitación de nuestro futuro hijo... o hija. 


R E H A B I L I T A C I O N .Where stories live. Discover now