R E H A B I L I T A C I O N .

89.

El tiempo había pasado, pasaron alrededor de dos meses de la muerte de Johanna.

Louis y su familia lo han intentado superar y de apoco lo hacen, aunque siempre dolería la pérdida de su madre.

Ya tenía casi tres meses de embarazo, solo sabia la familia de Louis.

La navidad y Año Nuevo la compartimos, como la pequeña familia que estábamos construyendo, mi padre quien se encontraba en Australia llegaría hoy, dijo que venia con una sorpresa, ¿Que podría ser?

Podría ser la noticia que ya habría comprado la empresa que estaba peleando allá o algo así me imaginaba.

—Mi amor. —Murmuró Louis en mi oído.

—¿Si? —Pregunté.

Estábamos acostados mirando televisión, Louis de había quedado dormido y al parecer había despertado.

—¿Le diremos a tu padre? —Preguntó .

era lo más probable que notara a su hija con mucho más estómago de la última vez que me había visto.

—Uhm... Deberíamos decirle, ¿Cierto?

—Deberíamos, pero se que nos matará... me matará. —Se puso encima de mi delicadamente. —Tengo miedo.

—Amor... ya está. —Suspire. —No sacaría completamente nada que se enojara contigo o conmigo, tendremos un hijo como sea. –Acaricie su mejilla . —Y se que cuando nazca, será el abuelo más feliz del mundo.

—No creo que supere la felicidad que yo siento. —Me besó el cuello y reí tiernamente. —Se que será un niñito, y jugaremos al futbol como nunca, le enseñaré muchas cosas.—Me miró emocionado. —Aún no lo puedo creer, Cait.

—No sabes cuánto me encanta escucharte, quiero que seamos una familia rápido, quiero tener a nuestro hijo entre mis brazos y poder apreciar lo que nuestro amor hizo.

—Te amo. —Murmuró Louis. —Muchísimo, no sabes lo feliz que estoy a tu lado.

Me besó por todo el rostro hasta terminar en mis labios, sonreí como una idiota, me encantaba este hombre.

—¿Entonces le diremos? —Pregunté.

—Es lo más probable. —Suspiró. —Rayos... tendrás que ir a la casa de tu padre a vivir nuevamente.

Abrí mis ojos de sorpresa, claramente eso sucedería. Tendría que dejar a Louis viviendo solo.

—Se me había olvidado por completo.—Murmuré—No quiero dejarte solo.

—¿Y si... le decimos a tu padre que quieres vivir junto a mi? Por qué supongo que eso quieres.

—¿Que? ¡Yo me quiero ir! —Bromee. —Claro que me quiero quedar aquí, juntos por siempre. —Sonreí.

Louis ubicó su mano en mi panza y empezó a acariciarla. Acercó su cabeza a mi panza y empezó a decir:

—Tranquilo, campeón. No nos separaremos, dormiremos juntitos como siempre y si me sientes ahí dentro es porque quiero demostrar mi cariño.

Empecé a reír como una verdadera loca, es un tonto.

—Eres un idiota, cariño.

—Pero me amas igual. —Beso mi cuello. —Y te encanta que esté dentro tuyo.

Mordí mi mi labio y una carcajada salió de mi.

—¿Sabes qué pienso?

—Nop, no lo sé. —pauso.