59.

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Durante la mañana recorrimos muchos lugares que realmente eran fantásticos, con Louis nos maravillamos por las vistas y...

 ¡Wow! todo era asombroso.

Ahora estábamos en la playa, apenas habíamos llegado y ya tenía ganas de tomar sol para broncearme aunque sea un poco.

–¡A sacarse la ropa! –Exclamé mientras sacaba mis sandalias. –Tananana na nanana. –Empecé a cantar y todos rieron.

Louis estaba mi lado y reía.

Saqué mi vestido facilmente quedando en mi bikini color blanco con un diseño muy lindo.

Louis me miraba con una sonrisa , me di media vuelta para recoger mi vestido que estaba en la arena y Ethan me miraba de pies a cabeza.

¡Que Louis no se de cuenta!

Miré rápidamente a Louis quien me miraba a mi, le sonreí.

–¿Nos bañaremos? –Le pregunté.

–Sí. –Aceptó.

Besé sus labios cortamente y me senté en mi toalla que estaba completamente extendida en la arena.

Louis se sentó a mi lado y me abrazó por los hombros.

–¿Me puedes aplicar bronceador en la piel, mi amor? –Le pregunté mientras le mostraba la pequeña botella. –Por favor.

–Sabes que lo haré feliz. –Besó mi hombro y sonreí.

apartó mi pelo de mi espalda y empezó por la espalda, masajeaba suavemente mi piel que estaba caliente por el sol, siguió por los hombros y brazos, reía porque me hacia cosquillas.

–Son unos tórtolos. –Habló Melany mientras miraba como Louis pasaba mi mano por todo su cuerpo.

Le sonreí y miré a los demás como acomodaban las cosas, pude ver que Ethan nos miraba de reojo.

–¿Hace cuánto tiempo no se veían? –Preguntó Melany.

–Uhm... –La miré. –Demasiado tiempo, unos ¿Tres meses? –Miré a Louis.

–Más o menos. –Mintió conmigo, Louis.

Mi padre nos miró negando la cabeza, quizas pasaba por su mente ''Estos no tienen remedio''.

–Tres días. –Habló papá. –Solo tres días han pasado desde que no se veían.

Con Louis nos largamos a reír fuertemente, chocamos con las manos.

Louis puso crema en mis piernas y empezó a pasar sus manos por ahi, me miraba con esa mirada... pervertida que tiene.

–Cuidado ahí. –Habló mi padre. –Mi hija tiene que llegar virgen al matrimonio.

La risa de Joyce se hizo presente primero, luego la de Ethan, Louis y la mía.

–Claro que si, Papi. –Le dije como niña buena.

–Porque lo eres... ¿No? –¡Diablos!

Miré a Louis y lo miré a él.

–Eh... Si... yo... no, pero... si. –Empecé a balbucear. –Ohm... ¿Que haremos en la noche? –Pregunté cambiando el tema rápidamente.

–¡Caitlin! –Mi papá me miraba fijamente.

¿Realmente le daba mucha importancia a la virginidad?

Mi madre sabía que no era virgen, pero mi padre no.

–Yo... –Miré a Louis. –No. –Suspiré.

R E H A B I L I T A C I O N .Where stories live. Discover now