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Nos encontrábamos sentados en el living, tenía una taza de té en mis manos, la lluvia ya caía por Londres y Louis estaba a mi lado, casi estábamos de frente. Nos estábamos mirando, no sé cómo... pero Louis me dio esta confianza que necesitaba para soltar todo lo que tenía guardado dentro de mí, todavía no soltaba ninguna palabra pero ya lo haría dentro de este momento.

-Comienza. – Pidió mientras bebía un poco de té, yo suspire y agaché la mirada. – No tengas temor, estoy aquí para escucharte y ayudarte.

-Bien... -Toqué mi cabello. –Todo empezó desde...

Flashback.

Un nuevo día para ir a la secundaría y reencontrarme con mis amigos, no estaba tan emocionada ya que las vacaciones de verano ya se habían despedido de mí.

-Caitlin, ¡Apúrate! –Sentí cómo gritaba April. - ¿Quieres llegar atrasada tu primer día del año? –Preguntó mientras terminaba de peinar su cabello.

-Ya estoy casi lista, deja de gruñir. –Le quité el peine de sus manos. - ¿Me puedes hacer un café mientras me arreglo un poco? –Puse una cara agradable para que aceptara.

-Claro que no. –Respondió y yo hice un puchero. -¡Ogh! Será sólo por esta vez que estás atrasada.

-No estoy atrasada. –Entré al baño.

-Claro que sí.

-No, April. Ya sal de mi habitación y hazme el desayuno. –Ordené.

-Ni que fuera tu empleada. –Ataco. – No deseo pelear Caitlin.

-¡Chicas! Sin peleas y bajen a tomar desayuno. –Escuché a mi madre asomarse por la puerta del baño. – April ¿Has ordenado tus cosas para la universidad? –Preguntó cruzándose de brazos.

-No, sólo debo poner el mi bolso un par de cuadernos, nada más. –Se encogió de hombros.

-Después andarás corriendo por ello, no desperdicies tu tiempo en provocar a tu hermana, ve a ordenar tus cosas. –Apuntó hacia la salida y esta hizo caso. – Y tú jovencita, debes apurarte. –Se puso detrás de mí. – Estás hermosa. –Sonrió y yo sonreí junto a ella.

-¿Hoy se van nuevamente? –Pregunté mirándola, y asintió con la cabeza. - ¿Por cuánto? –Un nudo en la garganta se aproximaba.

-5 meses, querida. –Acarició el cabello. – Pero debes tener en cuenta de que trabajamos por ustedes y solamente ustedes. Y en algún momento nosotros moriremos y todo el dinero será herencia de ustedes. –Beso mi frente. – No quiero que estés triste, nos hablaremos todos los días y será cómo si estuviéramos aquí.

Yo y mi madre somos idénticas, cabello largo castaño, ojos cafés, piel blanca y labios muy rojos.

-Sólo han estado un mes aquí, ¿y deben irse? –Agaché la mirada.

-No agaches la mirada, se te caerá la corona, princesa. –Sonreí y la abracé. – Te amo, se te hará tarde. –Salió de la habitación con una sonrisa en sus labios.

Me maquillé un poco, hice una trenza rápida... estaba lista, baje las escaleras rápidamente y mi padre estaba leyendo el periódico.

-Buenos días Caitlin. –Sonrió y yo corrí abrazarlo. -¿Cómo estás pequeña?

-Ya no es pequeña. –Interrumpió mi madre. – Ya está en segundo grado de secundaria. –Beso mi mejilla.

-Estás grande, eh. –Sonreí. -¿Tienes tu bolsa lista? –Preguntó y yo asentí con la cabeza.

R E H A B I L I T A C I O N .Where stories live. Discover now