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La cena en el avión transcurrió tranquila, ignoré completamente todos los sentimientos de querer lejos a Louis, quizás quería lejos a la azafata de Louis.

Reíamos por las cosas que nos contaba Louis, era muy chistoso, mi abuelo empezó a contar sus anecdotas cuando era pequeño y como hacía para conquistar a las mujeres, y también como mi abuela cayó ante su ''Encanto''.

Y con las tipicas palabras: ''En mis tiempos...'' Y siempre reía cuando decía eso.

–He quedado satisfecha. –Dijo mi abuela en terminar, todos ya lo habíamos hecho.

–Deberíamos dormir... para que se pase más rápido la hora, aparte en Washington ya deberíamos estar por irnos a la cama. –Dijo mi abuelo mientras se ponía de pie.

–Estoy deacuerdo con usted. –Dijo Louis y todos nos pusimos de pie.

Las azafatas nos habían preparado un tipo de cama, habían dos camas, de dos plazas. Tendría que dormir junto a Louis.

Mi abuelo se sacó los zapatos y se acostó rápidamente.

Louis repitió su acción y yo me hice una cola de caballo y sentí la potente mirada, observaba cada movimiento que hacía, saqué mis zapatos y saqué mi móvil del bolsillo de mi sudadera y lo dejé en el lado desocupado de la cama.

–¿Tan rápido? –Dijo mi abuela llegando hacia donde estaban las camas. –Pues, descansen mis niños. –Caminó hacia mi y besó mi frente y le tiró un beso a Louis.

–Descansa. –Le dije y me senté, agarré mi móvil y abrí las sábanas. –¿Es mi idea o hace un poco de frio? –Le pregunté a Louis mientras me acostaba.

El cansancio era notorio en mi cuerpo.

–Hace un poco de frio, pero no te preocupes, te abrazaré. –Murmuró Louis y yo negué con la cabeza. –¿Qué?

–No te preocupes. –Desbloquee mi celular. –No creo que duerma aún, descansa.

Le di la espalda.

¡Caitlin eso está mal!

Me di la media vuelta y Louis me seguía mirando.

Me acerqué a él y le di un beso corto.

Las azafatas se acercaron a nosotros, y no pude evitar rodar mis ojos.

–¿Necesitan algo más? –Preguntó la que miraba mucho a Louis.

–No. –Respondí rápidamente. –¿Puedes apagar la luz? Queremos descansar.

–Claro que si, señorita Dereks.

Se retiraron y gruñí.

–¿Acabas de gruñir? –Preguntó Louis con una sonrisita en el rostro. –Ahora sé de que se trata todo.

–No te pases. –Se apagaron las luces y miré a Louis. –Descansa. –Murmuré.

–Sabes... está es la primera vez desde que estamos con tus abuelos que dormimos juntos y tú te enojas.

–No estoy enojada. –Fruncí el ceño.

–Entonces celosa. –Me sonrió.

Abrí mi boca en forma de una o, y achiné mis ojos.

–No tengo motivos para estar celosa, Tomlinson. –Pausé. –Sólo somos amigos, los amigos no se celan.

–Quizás nosotros sí.

No le respondí eso, me sentía molesta... quizás las azafatas escucharon la conversación de que eramos amigos y se han tomado la libertad de coquetearles.

–Cait... –Murmuró y suspiré. –Siento que estás molesta.

–No lo estoy. –Murmuré. –Descansa.

–Está bien. –Se dio vuelta dandome la espalda.

Agh.

Hice lo mismo y empecé a mirar mi móvil, la galería de fotos.

Tenía muchas fotos junto a Louis, caminando por una avenida, nos subimos a una montaña rusa en un parque de diversiones, sonreí.

Ese día fue totalmente entretenido.

Abracé mi almohada y cerré mis ojos dispuesta a dormir.

Cuando llegue a Inglaterra, el reencuentro con mi padre, ¡Me ponía tan feliz! Mi vida podría recuperar un poco del sentido que tenía antes.


Estaba en un lugar blanco, no veía a nadie. Caminé por el lugar y sentí la presencia de alguien a mis espaldas, me di media vuelta y ahí estaba mi madre junto April.

–¿Mamá? ¿April? –Caminé hasta ellas y las toque. –¡Son ustedes! –Las abracé.

–Hola Cait. –Dijo April con una sonrisa en su rostro.

–Hija. –Besó mi mejilla. –Quiero que sepas que siempre estaremos contigo, hemos tratado de guiarte a lo mejor, y tomaste la sabia decisión de ir donde tus abuelos que te aman tanto.

–Sí, me he sentido segura con ellos. –Las miré. –No saben cuanta falta me han hecho. –Mis lágrimas salían sin parar. –¡Vuelvan junto a mi! ¡Papá está vivo! Porfavor, volvamos a ser la familia que eramos.

–No sabes cuanto me gustaría, Caitlin. –Mi madre me miró, esa mirada tan maternal. –Pero el destino nos tenía preparado otra cosa. –Secó mis lágrimas.

–Caitlin, siempre estaré contigo, somos tus angeles. –Me abrazó. –Siempre estaré junto a ti, y para que veas que esto es un encuentro... te dejaré una marca, cada vez que me necesites debes prender dos velas blancas, decir nuestros nombres, que necesitas de nosotras y apareceremos en tus sueños.

–No creo que funcione. –Murmuré. –¿Es posible?

Las miré y me miraban tranquilamente, en paz.

–Sí, Caitlin. –Murmuró y caminó hacia mi. –Dejaré esta marca, perdón si te duele.

Rasguñó mi estomago.

–Así podré saber si es real. –Las miré. –Mi padre... ¿Está bien? –Pregunté.

–Sí, Cait. –Mi madre me abrazó. –Quiero que seas feliz mi niña, no agaches nunca tu cabeza...

–Se te caerá la corona. –Completó April.

–Las amo. –Dije entre sollozos. –No saben cuanto las extraño, que no daría porque estuviesen a mi lado.

–Nos tienes a tu lado, mi amor. –Dijo mi mamá y depositó un beso en mi frente. –Nos vemos dentro de poco, te juro que volveré a hablar contigo.

–¡No! ¡No se vayan! –Iban desapareciendo.

–¡Te amamos! –Grito April.

–¡NO ME DEJEN SOLA! –Grité.


Desperté.

Louis estaba mirandome junto a mis abuelos.

R E H A B I L I T A C I O N .Where stories live. Discover now