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Flashback.

–Oh... –Murmuró Louis contra mi oído. –Mierda.

Me encontraba encima de él, moviendo mi caderas con ayuda de sus manos. Estábamos haciendo el amor.

–Louis. –Dije en un gemido. –Más... fuerte.

Louis siguió haciendo ruidos con su voz y yo me mordía el labio. Me hizo caso en mis palabras y su penetración era cada vez más fuerte.

Sentía que llegaría a mi orgasmo.

–Oh, no. –Murmuré.

Sentí que estaba en las nubes, había llegado a mi orgasmo mientras Louis estaba en lo suyo.

Mi cuerpo se había relajado por completo.

–Mi Dios. –Murmuró Louis.

Mordí mi labio mientras miraba sus ojos, toqué su cara y este me sonrió mientras hacía movimientos bruscos.

Suspiré.

–¡Santa mierda! –Gritó y salió de mi.

Una risa salió de mi boca y me acosté abrazando una almohada mientras Louis iba al baño.

Sentí que se acostó a mi lado y rápidamente lo abracé, suspiró y lo miré.

–Te quiero mi amor. –Murmuró mientras me hacia cariño en el cabello.

–Te quiero mucho más. –Besé su pecho y sonreí. –Y quedé muy cansada.

–¿No da para un segundo round? –Preguntó haciendo un puchero.

–¡Idiota! –Reímos.

Fin del flashback.

Estaba sentada en mi cama borrando las últimas fotos que tenía junto a Louis, el horario de visitas aún no empezaba y ya me sentía completamente sola.

Era mi último día en el hospital y eso me emocionaba un poco. Pero realmente ya no se como sería mi vida sin Louis, prácticamente lo veía todos los días y hacia casi todas mis cosas con él.

Suspiré.

Pasé mi mano por mi rostro y suspiré.

¿Debería hablar con él?

¡Claro que no! Por Dios.

Lo amaba tanto que sentía que debería por lo menos una oportunidad para excusarse, pero claramente eso sería muy masoquista de mi parte.

Ahora solo debo seguir con mi vida.

Marqué el número de Joyce, rápidamente contestó:

–¡Hola, Cariño! –Dijo alegre.

–Joyce, hola. –Mordí mi labio. –¿Vendrás hoy?

–Sí, estoy preparando para salir hacia el hospital. –Contestó. –¿Por qué? ¿Sucede algo?

–No... no. –Respondí a la última pregunta. – Necesito decirte algo... que me enteré ayer y te necesito con urgencia.

–¿Sobre que es? –Preguntó.

Se escuchaba que caminaba de un lado a otro.

–Es... sobre Louis. –Mi voz se iba apagando. –Ya no soporto estar sola, ¿Te puedes apurar?

–Voy saliendo querida, en quince minutos estaré ahí.

–Bien, muchas gracias. –Murmuré.

–No es nada, amiga. –Sonreí por eso. –Te colgaré que debo conducir el auto de mamá.

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