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-Por favor despierta. –Sentí como alguien murmuraba a mi lado, era la voz de un hombre ya la había escuchado antes. – Por favor. –Volvió a murmurar.

Mis ojos pesados se abrieron lentamente, podía sentir mis largas pestañas tocando mi parpado, mi vista era borrosa, pestañé muchas veces y todo se puso mucho más claro. Había un chico casi encima de mí.

-¡Gracias al cielo! –Gritó.

 Yo fruncí delicadamente mi ceño. 

 Miré mis brazos tenía una aguja en el brazo izquierdo, junto a mis cicatrices. ¿Alguien lo había visto? ¿¡QUIEN!? ¿Dónde estoy? 

- ¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes? -Miré a la persona quien me hablaba.

 Era el chico que me había ofrecido darme dinero para un taxi.

-¿Quién...? ¿Quién eres? ¿Por qué estás acá? –Pregunté rápidamente y me senté bruscamente y un dolor en la cabeza me golpeó.

-Cuidado. –Murmuró atento. – Soy Louis, creo que te dije que recibieras mi dinero para un taxi al cual te negaste y me has dejado con el dinero en la mano, oh,  y también quien casi te arroya por caerte al medio de la calle, sin que tú puedas respirar. –Pausó, ya que hablo rápidamente con un poco de gracia, pude ver tatuajes en sus brazos. – Me gustaría saber tu nombre, señorita.

-Yo... -Murmure y empecé a desesperarme. – Me llamo Caitlin. –Dije rápido y tomé un trago de agua rápido.

-Bien, Cait. –Lo miré. – lin. –Me miro con sus ojos azules bien abiertos, eran adorables. – Me llamo Louis.

-Que bien. –Toqué mi brazo, pasé mi mano por mis cicatrices estaban todas juntas y rojas.

-¿Sufres a diario? –Preguntó sentándose en la esquina de la cama, lo mire sorprendida y yo agaché la mirada.

'' no agaches la cabeza que se te caerá la corona, princesa. ''

Levanté mi mirada y miré hacia el lado, encogí mis piernas y las abrace.

-No creo que debería contarte mi vida, ¿Hace cuánto estoy aquí? –Pregunté.

-Desde la madrugada, ya puedes vestirte. Te esperaré y te llevaré a tu casa. –Dijo parándose de la cama de pie y caminó hacia mí y me ayudó a levantarme. En sus fuertes brazos me envolvió, era raro ya que me sentía protegida.

-Gracias. –Murmure de los más profundo de mi corazón, hace mucho tiempo que no deseaba las gracias, era raro. – Te puedes ir a dónde sea que vayas, me puedo ir sola. –Dije tomando mi ropa y entrando al baño de la habitación.

Cerré la puerta y me mire al espejo, tenía una pequeña herida en la ceja, mis brazos con hematomas, me puse mi sudadera rápidamente y mis vaqueros. Zapatos, me hice una trenza rápida en mi cabello. Cuando ya salí de la habitación de baño no había nadie en la habitación, en la meza de luz había un sobre, era la carta de April.

La tome, la guardé en mi bolsillo y salí de esa clínica, era de día. Empecé a caminar rápidamente y alguien me abrazo de atrás y un grito salió de mi boca.

-Lo siento. 

¡Era Louis! ¡Era ese patético chico! ¿Qué le sucede? Ya le había dejado en claro que no quería que él me llevara a casa, siquiera que se quedará conmigo en la clínica. 

- ¿Nos vamos? –Preguntó entretenido.

-Me iré... pero no contigo. 

Le di la espalda y comencé a caminar, por mi maldita suerte un mareo vino a mí y Louis me sujeto de la cadera.

R E H A B I L I T A C I O N .Donde viven las historias. Descúbrelo ahora