–Como si nunca se hubiera ido de tu lado. –Completó.

–Sí. –Murmuré. –Sé que sufre la partida de April, enserio. Pero quizás... debería dejar de darle importancia a lo que ya pasó y seguir adelante.

–Mi amor. –Lo miré. –Ponte en su lugar, reencontrarse con su familia, preguntar por su hija y decirle que está muerta. –Me miró por unos largos segundos. –¿A quién no le resultaría impactante?

Fruncí mis labios.

–Tienes razón. –Suspiré. –Pero por mamá...

–El ha estado dos años aceptando la muerte de tu madre, quizás ya lo superó un poco.

–Tienes razón. –Sonreí a medias. –La extraño mucho.

–Te creo.

Miré al cielo estrellado.

Aún no me sentía capaz de prender una vela blanca y decir sus nombres. ¿Qué pasa si se manifiestan espíritus totalmente malos?

Debía sacar eso de mi cabeza, no... no debe ser algo espiritual. Simplemente un sueño que tiene demasiado sentido.

–Si quieres mañana podríamos ir a Manchester.

–No te preocupes, cariño. –Sonreí automáticamente. – Ellos vendrán por la tarde.

Los nervios se hicieron presentes rápidamente en mi estómago.

–Oh. –Mi limité a decir. –¿Qué sucede si no les caigo bien?

–No será así.

–Puede ser una posibilidad.

–Pero no será así. –Me miró. –Estoy seguro, eres encantadora. Bueno, al principio cuando te conocí no lo eras.

–Sabes porque fui así contigo. –Levanté mis cejas. –Miedo.

–Lo sé, pero ahora eres una chica encantadora. –Mis mejillas ardieron. –Eres tan tierna, simpática, inteligente.

Suspiró y yo agaché mi mirada con una sonrisa.

–Hace mucho tiempo no había sido así, tú lograste que volviera a ser yo. –Pausé. –Y creo que soy mejor persona que antes.

–No lo sé, simplemente eres increíble.

Me puse de pie y caminé hasta él, me senté a su lado. Rápidamente sin dudar en ningún segundo besé su mejilla, luego corrió su rostro para poder besar sus labios.

–Eres el mejor. –Murmuré antes de besarle nuevamente. –Realmente me encantas.

–Y tú a mi.

{...}

–¡Ya es hora de levantarse, flojo! –Dije mientras habría la puerta de la habitación. –Y siéntate, si no se me caerá esta bandeja con nuestro exquisito desayuno hecho por mi.

Eran las 10:30 de la mañana, Louis estaba medio dormido y debíamos comer porque tenía hambre aparte debíamos estar en la ciudad como en tres horas más o menos, para encontrarnos con la familia de Louis.

–Ohm, bien. –Se sentó en la cama. –Eso huele bien.

Caminé hasta el y deposite la bandeja de madera en sus piernas.

–Buenos días, mi amor. –Besé cortamente sus labios.

–Buenos días, cariño.

Sonreí, me encantaba tratarlo con tanto amor y cariño.

–¿Tienes hambre? –Pregunté mientras me sentaba a su lado en la cama. –Porque yo si.

–Sí y mucha.

R E H A B I L I T A C I O N .Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon