|¡Te amo!|

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Nathan.

Lo recordé

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Lo recordé. No sabía como lo había conseguido pero mis memorias habían vuelto a mí, aquellos sueños en negro que durante tantas noches me habían atormentado ahora tenían forma, un color, eran un recuerdo. Aquel sentimiento de una caricia fría, una mirada tajante, una sonrisa peligrosa, un aroma natural en mi almohada, el recuerdo de una piel morena, las imágenes juguetonas de unos lunares y pecas en el hombro, el sonido de una voz que me llamaba con arrogancia finalmente podía entender de qué iba todo aquello. No sabía cómo había podido siquiera olvidarlo, pero ahora entendía por qué aquel vació se sentía constante en mi mente, y estaba casi seguro que "esa" persona me había obligado a olvidarlo; sin embargo, por el descuido que fuese mis recuerdos habían regresado.

-Tú... no tendrías por que recordarlo...-susurró completamente anonadada la señorita Leonor.

-Así que ¿es cierto?-pregunté. En mi cabeza las imágenes llegaban casi como pequeñas granadas que explotaban sin orden, mis recuerdos habían vuelto pero no era como que tuviese un orden cronológico, simplemente iban llegando. No sabía exactamente que decir o que preguntar; sólo una cosa era segura y la tenía grabada con tinta roja- me dejaste, tú dijiste esa noche que no te irías pero como siempre has roto tus promesas.

-¡Yo no rompí nada!-exclamó.

-¡No mientas Eleanor!-grité. Decir que estaba exaltado sería poco, el hecho de no poder reacomodar todos mis recuerdos y emociones me estaba poniendo nervioso- ¿Cómo puedes seguir negándolo? ¿Ahora qué? ¿Vives en este cuerpo? ¿Hasta cuándo dejaras de utilizar los cuerpos a los que les quitas la vida como si se tratasen de un caramelo?

Sin embargo, el rostro de la señorita Campbell se desfiguró ante mis palabras, fue como si aquello fuese algo que no se esperaba, sus ojos se abrieron cual platos y sus labios se resecaron, estaba incluso más pálida de los normal y un extraño frió me abrazó el cuerpo al punto de dejarme paralizado por unos segundos. —Recuperé mis memorias pero aún así me siento raro, la presencia de la señorita Campbell sigue provocándome extrañes  —, era como si al verla me resultase ajena, como si no pudiese reconocerla del todo. Ahí estaba con esa mirada engreída, con esa postura altiva, con esa manera de hablar tan arrogante, con una imagen de superioridad, con ese poder de prácticamente dejarme desarmado... Justo como era la señorita Muerte aún así, había algo distinto, un hermoso tono rosa coloreando sus pómulos, una temperatura normal, un corazón que prácticamente me susurraba sus latidos al oído, la pregunta que se escribía una y otra vez en mi cabeza era: ¿Es realmente Eleanor?

-Ella no me quitó mi cuerpo...-susurró Leonor, al momento que sus labios pronunciaron aquellas palabras, su mirada fue desviada; cómo si aquello fuese algo vergonzoso- Sé lo que estas pensando, pero yo no soy ella.

-No necesitas decir mentiras-mencioné con frialdad- no tienes que fingir demencia para quitarte la culpa, sé que eres tú ¿Por qué me dejaste? ¿Por qué me hiciste olvidar todo? ¿Por qué no tuviste la decencia de despedirte de mí? Eleanor, pudiste explicarme las cosas en lugar de engañarme aquel día... Yo creí en ti, ¿Cómo pudiste dejarme después de todo lo que pasamos juntos?, ¿Acaso no significó nada? ¿Acaso era mentira? ¿Todo fue un simple experimento? ¿Acaso no me amabas?

La muerte se llama... Eleanor. ||| Mrs. Write ||| EN EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora