|Energía nivel: 20%|

262 26 3
                                    

Nathan.

No tenía idea de cómo había llegado, ni mucho menos sabía en qué tiempo lo había hecho; unos minutos estaba frente a mi escritorio hablando por teléfono y después me encontraba al borde de un ataque cardíaco, por tratar de llegar lo más pronto pos...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No tenía idea de cómo había llegado, ni mucho menos sabía en qué tiempo lo había hecho; unos minutos estaba frente a mi escritorio hablando por teléfono y después me encontraba al borde de un ataque cardíaco, por tratar de llegar lo más pronto posible a la casa de Hudson, rogando mentalmente por qué no lo hiciera demasiado tarde. Las emociones viajaban por mis venas, palpitaban a tal grado de tenerme cual niño a punto de recibir resultados de una prueba— lo que sea... Sólo quiero llegar a tiempo—.

Cuando finalmente llegué sólo baje de un salto del taxi, lanzando el billete y gritando que podía quedarse con el cambio

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Cuando finalmente llegué sólo baje de un salto del taxi, lanzando el billete y gritando que podía quedarse con el cambio. Prácticamente me lancé sobre la puerta aunque cuando estaba por tocar, mi cuerpo se tensó ante un extraño frío, era como si el corazón se me hubiera detenido por quién sabe cuánto tiempo, mis bellos se erizaron y un sudor frío se deslizaba por mi espina dorsal— ¿Qué estoy haciendo? Simplemente vine corriendo de forma irracional, dejando de un lado todo... Yo no soy así, ¿Por qué vine? Ella debe estar cancelando la boda, ¿Qué no era eso lo que quería? Quizás esto es lo mejor—.

Mi mente estaba en blanco mientras me debatía entre si era lo mejor ó no, por primera vez me sentía inseguro sobre si debía hacer algo ó simplemente dejarlo ser, tenía el brazo extendido a pocos centímetros de la puerta pero nada en mí respondía. Era como tener dos caras de la moneda: quería entrar y al mismo tiempo no quería hacerlo.

-Cobarde...- susurré para mi, mientras que lentamente bajaba mi brazo con cierta furia- quizás debo irme, ni siquiera tengo una razón para estar aquí, sólo vine sin saber por qué.

-¿Nathan?

Una vez escuché decir que ante un momento de inseguridad algo o alguien, te manda una señal para que así tomes una decisión; jamás había creído en semejante barbaridad, pero realmente me sorprendió que justo cuando estuviera a punto de irme; Eleanor estuviera saliendo de la casa de Hudson. —Malditas señales...— verla ahí frente a mí, me tenía un poco anonadado, sin mencionar ese extraño sentimiento que se contraía en mis costillas. Ella estaba con una mirada realmente escalofriante, su cuerpo se sentía frío y de alguna forma se miraba ausente.

La muerte se llama... Eleanor. ||| Mrs. Write ||| EN EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora