|Cansada|

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Eleanor.

-¿Cuál es el favor que quieres pedirme?-preguntó aquel hombre con aspecto de papá Noel salido del gimnasio

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-¿Cuál es el favor que quieres pedirme?-preguntó aquel hombre con aspecto de papá Noel salido del gimnasio. Era extraño que siendo una persona que había hecho mejoras a esté lugar, vistiera con ropa deportiva.

-¿Podría?-pregunté, haciendo una seña de que en realidad quería acercarme hasta él para susurrarle. La verdad era que no me apetecía que Nathan nos escuchara; pues terminaría por armar rollo como solía hacerlo cada vez que revelaba mis verdaderos motivos.

Me acerqué algo tímida hasta el hombre que tenía un aroma tremendamente delicioso— una fragancia hecha exclusivamente de sirope de chocolate y lo que parecía ser Natilla— tenía que ponerme de puntas para alcanzar ligeramente su oreja y susurrarle mi pequeña y traviesa petición. Una vez que me escucho, se giró con la mirada sorprendida y algo atónita, sus labios gruesos y cubiertos con la barba canosa se abrieron un poco debido a su confusión. Sabía que debía ser la petición más extraña, sin mencionar que yo lo acababa de conocer, pero me dije a mi misma que si hasta ahora había logrado cumplir cada una de las cosas de aquella lista, esto no tendría por qué ser la excepción, así que con toda la intención de convencerlo, dibujé una de mis mejores expresiones —o eso pensé— ladeando un poco mi cabeza al instante que sonreí con inocencia y entrelazaba mis manos. Hasta ahora no tenía ni idea de que alguien o algo como yo pudiera aplicar dicha técnica, de hecho me encontraba en proceso de descubrir si realmente era posible.

-Menuda chica- soltó con una carcajada el señor Tarrens, llevando sus manos a su barriga- ya imagino lo que debes de pasar Naty-bufó a Nathan con un guiño travieso- vale con esa expresión no hay quién se te resista pequeña Eleanor.

"Poder del convencimiento: lo tengo cubierto"

-¿De qué habla señor Tarrens?-preguntó Nathan con sutileza, tratando de disfrazar su claramente curiosidad.

-Ya lo veras hijo-respondió misterioso el señor Tarrens lo que obviamente agradecí-síganme los llevare a un excelente lugar.

-Ya lo veras hijo-respondió misterioso el señor Tarrens lo que obviamente agradecí-síganme los llevare a un excelente lugar

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Esté lugar no se parecía en nada a lo que aparentaba en su entrada. De hecho prácticamente no dejaba de sorprenderme conforme avanzamos. Era realmente enorme y lleno de imágenes preciosas. Ahora entendía por qué había demasiadas personas en la entrada.

La muerte se llama... Eleanor. ||| Mrs. Write ||| EN EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora