|Insignificante verdad|

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Nathan.

-Nathan

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-Nathan... Hudson llamó, se han llevado de emergencia a Eleanor al hospital.

-Ya estoy aquí...-anunció Rebecca, quién se acercó a toda velocidad a nosotros-¿Dónde está Eleanor?

-Le están haciendo estudios...-informó Hudson; a pesar de su increíble y andrajosa apariencia lucía muy tranquilo.

-¡¿Por qué mierda tienes sangre en la ropa?! ¡¿Qué fue lo que paso?!- exigió saber Rebecca, mientras miraba aterrorizada la ropa manchada de sangre de Hudson.

No era la única, era normal alarmarse cada vez que mirabas detenidamente la ropa de Hudson, su camisa estaba manchada de sangre y el cabello despeinado — ¿Cuántas veces he visitado el hospital en tan sólo unos meses?— me sentía muy frustrado, fue un tremendo susto cuando Carlota entró paranoica diciendo que se habían llevado a Eleanor al hospital. Fue como repetir una maldita pesadilla, ni siquiera era capaz de recordar cómo había llegado... Según lo que Hudson repetía a cada persona que le preguntaba, era que ellos habían salido a tomar un café y de pronto Eleanor se desplomó —Maldición... Maldición... ¿Cómo rayos pueden cambiar tanto las cosas? Hace tan sólo unas horas ella estaba conmigo...— daba escalofrío pensar en que la vida era muy parecida a una montaña rusa, al estar en esta situación me hacia darme cuenta de lo delicado e incierto que era nuestra existencia.

-¿Estás bien?-la suave voz de Mariam junto al roce de su mano sobre la mía me hizo despertar, tenía esa mirada preocupada pero acompañada de una sonrisa, esa clase de sonrisa que no importa lo que pase estará presente para intentar animarte.

-Si, lo lamento- respondí evasivo con la voz ronca. Apenas había dicho palabra desde que llegue con Rafael- me siento un poco ansioso, eso es todo. 

-Lo entiendo... Pero ella estará bien- mencionó Mariam con cierta seguridad-nos iremos a casa muy pronto.

La forma en la que Mariam me había dicho aquello, sonaba como si intentara calmar a un pequeño... Quizás era algo que las mujeres adquirían al tener hijos. Sin embargo me sentía increíblemente ansioso, algo dentro de mi me tenía alarmado, después de todo Eleanor había estado perfectamente bien durante el viaje. — ¿Por qué de pronto se puso mal?, ¿Había pasado algo con Hudson?, ¿Acaso estaba enferma?— aunque la idea de que la señorita Muerte pudiera siquiera pescar una enfermedad humana sonaba irreal. De pronto las puertas metalizadas se abrieron de golpe dando paso a un hombre de estatura increíblemente alto que vestía con cierta arrogancia una bata blanca, de inmediato todos nos agrupamos para recibirlo. Este tenía la expresión más indescifrable, no podíamos saber si traía noticias buenas o malas —supongo que todos los que estudian medicina, en alguna parte de su carrera llevan la materia de "suspenso a los pacientes 1 y 2"—.

-¿Familiares de la señorita Owen?-preguntó con el ceño fruncido al ver al grupo de personas que lo aguardaban, incluso una mirada despectiva se nos fue obsequiada a través de la fina capa de sus lentes.

La muerte se llama... Eleanor. ||| Mrs. Write ||| EN EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora