|Con sabor a Italia|

289 24 2
                                    

Nathan.

Sin duda comenzaba a extrañar el clima tan inestable que solía tener New York, eso fue lo primero que pensé cuando al llegar a los Ángeles, una oleada de calor se apoderó de nosotros

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sin duda comenzaba a extrañar el clima tan inestable que solía tener New York, eso fue lo primero que pensé cuando al llegar a los Ángeles, una oleada de calor se apoderó de nosotros. Eran cerca de las cinco de la tarde y lo primero que teníamos que hacer era buscar un hotel; me apetecía mucho tomar una ducha y comer algo, después de todo, mi estómago apenas había digerido unos manís del avión y una taza de café.

-Ok, supongo que tenemos que tomar por la calle... ¡No, espera! creo que si tomamos un taxi que nos lleve a...- no importaba cómo, yo realmente no tenía ni idea de hacia donde ir. Ya que era mi primera vez en los Ángeles.

-Está bien si dices que no sabes- bufó Eleanor con su ya reconocida altanería- podemos preguntar con alguien.

-Supongo que es lo que haremos-cedí tomando una de las maletas.

Justo cuando di la vuelta, tropecé con algo sin tener tiempo de evitarlo, aún cuando puse las manos para amortiguar la caída no salí librado de recibir ciertos golpes, debido al impacto terminé mordiéndome el labio inferior. Cuando estaba por soltar algunas maldiciones, escuché la voz ronca, fuerte y sin duda familiar de unos rusos que parecían estar discutiendo —no es cierto...— al girar vi a Bohdana y Alik ajenos ante lo que acababa de ocurrir.

- ¡Qué sorpresa!- exclamó Eleanor, quién se quedó pasmada al reconocer a la pareja-vaya casualidad.

-¡Pero si es la pareja de jóvenes enamorados!- soltó con asombro Alik con su extraño acento ruso- ¿Nathan? Muchacho ¿Qué haces en el suelo?

-Anda ponte de pie que ensuciaras tu ropa- regañó con voz fuerte la señora Bohdana para luego soltar una carcajada - menudo patoso estas hecho.

"Bufones... Es por su culpa que he terminado en el suelo".

-No esperaba encontrarlos- mencioné para cambiar el tema. Me incliné sólo un poco para limpiar mis rodillas, cuando sentí una mano fría acariciar mi espalda.

- ¿Estás bien?- cuestionó Eleanor con ese brillo de preocupación en sus ojos. Por lo que tuve que asentir con timidez.

-Estábamos cerca y pasamos a ver a unos amigos - manifestó la señora Bohdana, quién nos miraba con sonrisa sugerente- ¿Y ustedes?

-Asuntos- contesté con torpeza, agradeciendo mentalmente que aquella pareja no fuese curiosa.

-¿A dónde iban?- preguntó con amplia sonrisa el señor Alik- quizás una vez que se instalen en su hotel podemos quedar para almorzar.

- Aún no tenemos hotel-confesó Eleanor de forma impasible.

- ¡¿No tienen hotel?!- exclamó la pareja al unísono.

-Eso no es...- de pronto la mano del señor Alik se extendió frente a mí, silenciando cualquier posible explicación.

-Bien no se diga más, se quedarán con Federico y Sabrina-propuso el señor Alik, tomándome por el cuello antes de que pudiera evitarlo.

La muerte se llama... Eleanor. ||| Mrs. Write ||| EN EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora