|El frió significa el fin|

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Eleanor.

—Bailar es complicado— me dije a mi misma, aún así resultó grandioso ver el amanecer desde el Us Bank Tower, esos segundos no los cambiaría por nada, aunque la adrenalina de correr para salir antes de que llegarán los primeros empleados, fue impre...

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Bailar es complicado— me dije a mi misma, aún así resultó grandioso ver el amanecer desde el Us Bank Tower, esos segundos no los cambiaría por nada, aunque la adrenalina de correr para salir antes de que llegarán los primeros empleados, fue impresiónate. Lo que me hizo pensar en el funcionamiento del corazón, el cual podía estar tranquilo y al siguiente segundo palpitar cual locomotora.

Era muy temprano, el cielo comenzaba a esclarecer y aún se podía sentir el aire fresco de la noche entre las calles de los Ángeles. Una vez que nos encontrábamos afuera del edificio nos quedamos sumergidos en un silencio que parecía duraría para siempre, lo lógico era regresar a la casa de aquella pareja cuyo acento encontraba divertido... Pero no teníamos intenciones de movernos, éramos como dos bultos esperando a que el aire nos impulsara. No obstante, eso no era lo que me llamaba la atención, sino más bien mis extraños deseos de hablar con Nathan, los cuales en algún momento habían nacido, se sentía como si las palabras subieran por mi garganta y al llegar a mi lengua tropezarán estrepitosamente— supongo que esto es a lo que llaman quedarse sin palabras— lentamente ladeé mi cabeza para así poder ver a Nathan, tenía una expresión impasible y parecía concentrado en un punto en el infinito. Tenía los ojos hinchados, los labios resecos y la punta de su nariz al igual que sus orejas estaban un poco rojos.

-¿Te encuentras bien?- pregunté sin darme cuenta, despertando así al distraído chico.

-¿Por qué?- respondió Nathan con otra pregunta.

-Tienes la cara algo roja-señalé con mi dedo sobre su nariz.

En el mismo instante que la yema de mi dedo toco su nariz, mis costillas se contrajeron dolorosa y agradablemente; la piel de Nathan estaba fría justo como la mía.

-Curioso ¿Verdad? Tenemos la misma temperatura- quizás fue la forma en la que dijo aquello o su sonrisa tan gentil, aún así me sobresalto pues parecía que había leído mis pensamientos. De pronto Nathan llevo sus manos hasta sus labios y comenzó a frotarlas un poco, después de unos segundos exhaló entre ellas, repitiendo esa acción un par de veces.

-¿Qué haces?- cuestioné con las cejas enarcadas. Inconscientemente junte mis manos y torpemente trate de imitar la acción de Nathan.

-Es una forma de mantenerte cálido, es agradable- mencionó entre risita bufona al verme intentar hacer lo mismo- te enseñare, juntas la manos y las frotas rápidamente- en ese momento las manos de Nathan sujetaron las mías; aún cuando ambas estaban frías se podía sentir algo cálido entre ellas- y luego exhalas...

Sin embargo en cuanto mi aliento envolvió mis manos, no fue algo cálido lo que sentí; de hecho sólo conseguí enfriarlas más—Al final alguien tan fría como yo es imposible que pueda ser cálida...—.

-No funciono- solté algo herida o más bien molesta. Por reflejo terminé alejando mis manos de las de Nathan.

-Qué raro...- comentó llevando su dedo índice hasta su mentón, dibujando una expresión pensativa- vuelve a intentarlo Eleanor, pero esta vez frente a mí.

La muerte se llama... Eleanor. ||| Mrs. Write ||| EN EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora