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Eleanor.

Creí que dejaría de respirar

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Creí que dejaría de respirar... los brazos de Nathan eran fuertes y podían rodear todo mi cuerpo sin ningún problema; la manera en la que me abrazaba como si fuese algo precioso e incluso sentir sus latidos golpeando mis oídos. Sin embargo estaba frente a mí, tomándome con cierto miedo al mismo tiempo me hacía sentir tan cálida entre sus brazos, no me había dado cuenta de lo ansiosa y desesperada que estaba por verlo. Aun así la razón por la que había venido no era para darle un abrazo —tengo que decirle...— sabía eso, pero al menos quería disfrutar un poco más de su aroma, de su calidez, de su ansiedad por no dejarme ir,  solo quería estar un momento más y sentirme preciada para alguien.

-Nathan tenemos que hablar...-susurré con dificultad. Lentamente Nathan fue soltándome para así encontrarnos con la mirada, eran como dos imanes que no podían separarse aun cuando lo desearan- vine porque tengo que hablar contigo.

-¿Sobre?-preguntó rápidamente y con cierta desconfianza.

-En realidad...-había practicado miles de veces la forma en la que vendría a buscar a Nathan y así hablar sobre el tema, pero al final resultaba que un espejo no era igual que tener al verdadero Nathan frente a mí. Los nervios eran mis verdaderos enemigos al igual que la constante mirada del chico de cabellos rizados.

-Creo que me doy una idea...-mencionó Nathan con la voz ahogada en un extraño suspiro- aunque prefiero cenar antes de que lo digas.

"¿Eh?"

-¿Cenar?-repetí completamente incrédula.

-Bueno... en realidad no había estado comiendo muy bien-explicó el chico, quién tomaba algunas cosas del refrigerador- ¿Te quedaras o tienes que regresar con Hudson?

-M-me quedare...-respondí completamente nerviosa.

Estar así de ansiosa no era algo normal en mí, pero desde que había recibido el mensaje de Nathan esta mañana, justo cuando pensaba en que terminaría buscándolo, me había sentido realmente nerviosa. El corazón no dejaba de latirme debido a lo que ocurrió la última vez que ayude a cocinar, esta vez simplemente me limité a esperarlo sentada en el sofá. Las manos me sudaban y mi corazón latía de forma escandalosa; intentaba desesperadamente relajarme pero estar aquí se sentía diferente después de la última vez. Giraba discretamente para mirar detenidamente lo que resultaba ser la pequeña sala, no había demasiadas cosas pero aquel aroma que durante tantas noches había anhelado sentir y recordar se mantenía en las paredes, este era el aroma de Nathan combinado con algún tipo de aromatizante. —Me siento un poco extraña pero al mismo tiempo se siente cálido y hogareño... — Sin embargo, sentirme de esa forma no me era permitido, yo en realidad no pertenecía aquí y no podía darme el lujo de imaginarme bienvenida. Fue cuando ese extraño dolor en el pecho regresó, desde aquel día en que terminé en el hospital tras salir con Hudson, me había estado sintiendo un poco enferma aunque los estudios que constantemente se me hacían arrojaban que en realidad yo estaba en perfecto estado; lo cual me resultaba no solo a mi sino también a los demás un poco extraño, ya que despertaba en las noches con dolores en el pecho, constantemente me mareaba, tenía dolores de cabeza casi todo el tiempo y algunas veces vomitaba, incluso esta mañana mi nariz tuvo una pequeña hemorragia. —Tengo que apresurarme y decirle todo a Nathan—.

La muerte se llama... Eleanor. ||| Mrs. Write ||| EN EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora