¿Y si tres días antes de tu boda, te enteras que tu pareja ha sufrido un accidente?
Descubre la historia de Nathan y su prometida Eleanor, quienes a tres días de su boda se ven envueltos en una situación peculiar.
-Si decido aceptar, ¿Tu ac...
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04:00 AM
Mi cuerpo se sentía ligero, como si estuviera reposando en una especie de nube, no podía sentir mis extremidades, mi cabeza que durante los últimos días había estado llena de pensamientos, ahora se encontraba en una templanza aterradora, el calor de mi cuerpo me había abandonado, y en su lugar había dejado una manta fría, una que me provocaba un dolor en cada rincón de mi cuerpo, de pies a cabeza. Cuando finalmente fui consciente de que estaba soñando, me di cuenta que me encontraba en una especie de lugar que jamás había visto, era como si estuviera en medio de una luz blanca, todo a mi alrededor era cegadoramente blanco. Era como si de pronto la gravedad hubiera desaparecido por completo, se sentía aterrador, como si mi alma hubiera abandonado mi cuerpo.
«Da miedo.»
No me consideraba una persona miedosa, no creía en el más allá ni mucho menos creía en los fantasmas, sin embargo, no tarde en darme cuenta en qué lugar me encontraba. Mi sentido común me gritaba desde el fondo que despertara, que todo aquello era solo producto de mi imaginación, pero había otra parte de mí, que me decía que nada de aquello era falso. Era extraño, porque pese a que no me sentía sujeto a ningún cuerpo o algo sólido, ni mucho menos tenía la conciencia para moverme, sentía que lentamente avanzaba. De lo que, si era consciente, era de la paz que abrazaba a mi alma. Estuve "caminando" por lo que parecía una eternidad, aunque no estaba seguro, ya que no había exactamente una medida de tiempo que me lo indicara, aquello no parecía tener fin, no fue sino hasta que escuche unas voces a lo lejos.
- «¿Estoy muerta?» -no podía escuchar con absoluta claridad, pero aquella voz llego hasta a mí, como si arañara mi tímpano, me parecía que era la voz de una mujer, sin embargo, no había nadie a mi alrededor, estaba solo. - «¿Podrías al menos responder eso? ¿Estoy muerta?»
No estaba seguro si en realidad me estaba hablando a mí, o si debía responder. De todos modos, ¿Qué debía contestar? Ni siquiera yo sabía dónde y por qué estaba en ese lugar. Su voz se arrastraba hasta llegar a mis tímpanos, parecía que por solo escucharla podría sangrarme los oídos, el sonido de aquella voz, me provocaba el mismo sentimiento que cuando escuchabas unas uñas rasgando un pizarrón, era molesto y casi enfermizo. Fue entonces cuando, alguien respondió, no podía descifrar si le pertenecía a un hombre o una mujer, ya que el sonido de su voz era aterrador, grave y casi indescifrable.
-Es muy interesante, esto nunca había ocurrido, de verdad es muy interesante. Es increíble que te mantengas consciente... esto nunca me había pasado... que extraordinario suceso.
No entendía el curso de aquella conversación, parecía como si me encontrara escondido, cual niño espiando la conversación de los adultos, no estaba del todo seguro si mi presencia era o no visible, ya que ni siquiera yo podía ver a los dueños de aquellas voces, por lo que simplemente me quede ahí, intentando no llamar demasiado la atención.
- «¿No dirás nada?»
-No hay nada que tengas que saber, al menos ya no es necesario.
