¿Y si tres días antes de tu boda, te enteras que tu pareja ha sufrido un accidente?
Descubre la historia de Nathan y su prometida Eleanor, quienes a tres días de su boda se ven envueltos en una situación peculiar.
-Si decido aceptar, ¿Tu ac...
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"Estoy cansado de esto"
No creía poder tolerar mucho tiempo este rollo del misterio. Hasta hace algunos días estaba planeando mi luna de miel, arreglando mi traje para la boda, hablando con mis amigos sobre la despedida de soltero, saliendo a cenar con mi futura esposa y mi futuro cuñado, todo era una burbuja perfecta, pero cual aguja que reventaba mis sueños, ahora me sentía en otra dimensión, una en donde tenía que aceptar no sólo que mis planes se habían ido al deshuesadero, sino que además mi novia estaba muerta y por más ridículo que sonara; en su cuerpo habitaba un personaje siniestro. No importaba como se mirará, era lo más estúpido que había escuchado jamás, aún esperaba a que alguien me despertara.
Una vez que el pequeño bote amarillo nos acercó a la orilla, unos chicos se encargaron de quitarnos el equipo, estaba seguro que había costado más ponerlo que quitárnoslo. Aceptaba que la experiencia había sido inolvidable, realmente excitante y seguramente sería algo que terminaría contando a mis nietos, si es que alguna vez los llegaba a tener... Pero ya no podía seguir el ritmo de esta chica. Primero el tatuaje, luego el nacimiento de Samy y ahora esto de lanzarnos de un bungee. No era idiota, entendía perfectamente de que iba todo esto, pero creía que era justo que fuera ella quien me lo explicara.
Cuando creí que podríamos hablar, la vi salir a toda velocidad. Prácticamente corriendo entre las piedras y a ratos tropezando con ellas, pero todo con la intención de escapar de mi.
-¡Espera un segundo!- grité, iba tan rápido como podía detrás de ella- tenemos que hablar.
Sin embargo, ella era tan impredecible, comenzó a correr rápidamente que de pronto la perdí de vista. Más bien... Desapareció. Decidí bajar un poco la velocidad, hasta que llegué al inicio de la carretera. Curioso fue ver que en ese momento no había ningún automóvil sobre ella. De hecho se sentía extraño, mi estómago parecía contraerse... Aunque era realmente mi cuerpo el que se sentía diferente.
-¿Te resulta divertido jugar conmigo?- pregunté, al menos eso me pareció.
-Tú eres un chico que sabe echar a perder el buen momento- respondió esa chica. Cuando giré la vi detrás de mí. Cual extraordinario, su cabello al igual que su ropa ya no se encontraban húmedas- lo estábamos pasando muy bien y tú entonces tenías que salir con tus chorradas.
-Discúlpame, esas "chorradas" como tú las llamas, me interesan- respondí con cierto tono irónico- ¿No crees que ya va siendo hora de que hablemos sobre esto?
-¿Hablar sobre qué?- preguntó fría, con esas expresiones altaneras en su rostro. Tan desafiante.
-De todo esto... Creo que deberías explicarme mejor las...- realmente estaba cabreada, podía notarlo al ver como se pasaba las manos sobre su cabellera, gruñía con hastío al mismo tiempo que ponía sus ojos en blanco- sólo dime...
