|US BANK TOWER|

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Nathan.

-Entonces ¿Se conocieron en Yosemite?- preguntó el señor Federico mientras le daba un sorbo a su vino- vaya forma de conocer a las personas

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-Entonces ¿Se conocieron en Yosemite?- preguntó el señor Federico mientras le daba un sorbo a su vino- vaya forma de conocer a las personas.

-Estoy de acuerdo....- respondí desganado, estaba por probar el vino que me habían servido, cuando una extraña punzada se apoderó de mi corazón y mis manos comenzaron a sudar, giré instintivamente a la entrada del comedor en donde aparecieron las dos mujeres que faltaban- Elea...- justo cuando estaba por llamarla, nuestros ojos se encontraron y pude sentir una especie de energía magnética, aunque el efecto duro muy poco pues ella desvío la mirada de forma brusca; si las miradas fuesen puñetazos esa hubiera sido uno seco en mi mejilla.

-Ya estamos de regreso-anunció la señora Sabrina, llevando de los hombros a Eleanor- te apartamos un lugar a lado de tu...

-No es mi pareja- respondió con increíble frialdad; aunque era verdad, hasta yo terminé sintiendo su repudio un poco hiriente- me gustaría además sentarme a su lado.

-Claro...- era obvio que la petición de Eleanor la tomó por sorpresa, aunque sin duda no cómo a mí.

"¿Qué sucede ahora?"

-¿Todo bien?- cuestionó en un susurro el señor Alik, inclinándose un poco sobre mi hombro- ¿Están peleando?

-¿Eh? No, sólo estamos algo...- no encontraba las palabras que describieran con exactitud nuestra situación, sencillamente terminé dejando caer mis hombros al tiempo que desviaba la mirada.

-Parece complicado...- soltó con sonrisa el señor Alik- ¿Aún no sabes lo que sientes?

-Más bien voy sumando problemas-comenté de forma evasiva a su pregunta- siempre que las cosas van bien terminó haciendo algo que arruine el momento.

-Entonces ¿Las disculpas están fuera de tiempo?- me limité a encogerme de hombros, pues me había quedado sin respuesta a algo que ni siquiera yo entendía.

Sin embargo tenía claro nuestro problema, de un tiempo para acá no dejaba de darle complicaciones a Eleanor, entendía perfectamente que esto era unilateral y aún as no dejaba de hacer tonterías. Hasta hace poco me había acostado con mi ex y por sí eso no fuera poco, la dejé apenas salió el sol cual patán... Si pensaba detenidamente, el comportamiento tan hostil que Eleanor tenía era completamente justificado, de hecho no me sorprendería que un día de estos ella terminará explotando contra mí, y yo no podría hacer nada más que quedarme callado, aceptando cada cosa que me dijera —Aunque sí pienso en eso... Simplemente es algo que no quiero que ocurra, después de todo no quiero que termine enfureciéndose conmigo—.

Tan sumergido estaba en mis pensamientos, que ni siquiera me había dado cuenta del momento en que me sirvieron la cena. Un delicioso filete con espárragos y puré de papa era lo que tenía frente a mí, el aroma me abrió el apetito inmediatamente, de hecho desde que salimos de New York no recordaba haber comido algo casero, levanté ligeramente la cabeza y lo primero que vi fue la expresión iluminada de Eleanor tras el primer bocado de su filete —Ahora que recuerdo ésta debe ser la primera vez que come carne— y ante mi pensamiento no pude evitar soltar una sonrisa.

 Un delicioso filete con espárragos y puré de papa era lo que tenía frente a mí, el aroma me abrió el apetito inmediatamente, de hecho desde que salimos de New York no recordaba haber comido algo casero, levanté ligeramente la cabeza y lo primero ...

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Tras una cena y un postre delicioso, mi estómago término regocijándose de felicidad debido al increíble festín que recibió, sin mencionar la velada tan divertida que había tenido en compañía de estas parejas. Sin duda había pasado mucho tiempo desde la última vez que me divertí tanto; tan entretenidos nos encontrábamos que no fue sino hasta que alguien menciono que eran las dos de la mañana, cuando todos regresamos a descansar a nuestras habitaciones. Una vez que mi cuerpo se dejó caer sobre la cama, fui preso del sueño. Aún cuando había planeado hablar con Eleanor una vez que estuviéramos solos, mis ojos no pudieron resistir el cansancio y terminé completamente noqueado.

"Rayos... Tengo sed".

Mi boca seca fue justo lo que me hizo despertar de mi pequeña manta negra de ensueño, de mala gana abrí mis párpados haciendo que mis ojos se quejaran; coloqué mi mano del otro lado de la cama para impulsarme y así ponerme de pie, sin embargo me di cuenta que dicho espacio se encontraba vacío, giré un instante para verificar únicamente lo obvio —no está...— miré a la mesita de noche, en donde el reloj digital parpadeaba la hora: 3:40 de la madrugada.

-¿Dónde está?-pregunté por lo bajo. Hasta que poco a poco mis sentidos se agudizaron y logré escuchar unas voces que venían del pasillo.

-¿Estás segura?- cuestionó la voz de una mujer, la cual reconocí y era de la señora Sabrina- no me agrada que vayas sola.

-No se preocupe. Le agradezco además lo que hizo por mi- mencionó tímida la otra voz que era nada más y nada menor que Eleanor.

"¿De qué están hablando?"

Me acerqué en puntillas hasta la puerta, la cual tenía una rendija en donde no sólo se colaba la luz sino también las voces. Por inercia terminé tomando mis zapatos, como si estuviera en espera de algo. Pero después de unos segundos sólo vi las sombras alejarse una de otra. Por lo que decidí salir y seguir en absoluto silencio a esa chica llena de misterios— ¿A dónde va a esta hora?—. La duda me asalto cuando la vi salir de la casa, en ese momento me puse tan rápido como pude los zapatos y así salir en su búsqueda.

- ¡Espera! - grité una vez que salí de la casa, tropezando ligeramente con mis pies-Eleanor ¿A dónde vas?

-¿Qué haces despierto?- soltó con frialdad, una vez que sus ojos se encontraron con los míos sentí su desprecio.

-No necesitas mirarme así- dije llevando mi mano hasta mi cabeza, para luego desviar algo herido la mirada- desperté y no estabas...

-De todos modos no estaba durmiendo contigo- reveló Eleanor dándome la espalda.

-¿Por qué?- "¿Dónde estaba durmiendo? Y ¿por qué no lo hizo conmigo?"

-No te interesa- respondió altanera- ahora tengo cosas que hacer.

-¿A esta hora?

-¡Sí, a esta hora!- gruñó furiosa.

La piel se me erizo cuando la vi ser tan hostil conmigo. De alguna forma su rechazo era más inminente está vez. Terminé sintiéndome regañado, cual niño al que sus padres le prohibían salir... Sin embargo cuando la vi avanzar unos cuantos pasos sentí el impulso de detenerla, justo estaba sosteniendo su manga cuando sentí un extraño hoyo negro en mi estómago seguido de mareos y dolores de cabeza, sólo fue una fracción de segundo y cuando volví a abrir los ojos estaba enfrente de un imponente edifico "US BANK TOWER"

-¿Qué mierda?


La muerte se llama... Eleanor. ||| Mrs. Write ||| EN EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora