|Energía nivel 4|

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Eleanor.

-¿Eres tú?- preguntó una chica de cabellos rubios, vestía elegante dejando al descubierto sus piernas largas- ¡No puedo creerlo!- exclamó con incredulidad para pasar sus manos por su cabellera

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-¿Eres tú?- preguntó una chica de cabellos rubios, vestía elegante dejando al descubierto sus piernas largas- ¡No puedo creerlo!- exclamó con incredulidad para pasar sus manos por su cabellera.

-¡Hadassah!- soltó en un susurro Nathan.

Cuando di la vuelta para ver a Nathan, me di cuenta que sus ojos estaban con un brillo inigualable y sus labios semi abiertos; parecía anonadado ante la chica que se acercaba con paso de princesa, meneando sus caderas a cada taconazo que sembraba en el piso. Hasta ahora pocas circunstancias me habían dejado intimidada, pero cuando ella se acercó para abrazar a Nathan; el mismo frío que albergaba en mi cuerpo parecía mi propia trampa de tortura.

-Hadassah, que sorpresa- comentó con gran sonrisa Nathan.

-¡De las mejores!-mencionó la chica, quién no soltaba el hombro de Nathan.

Los miraba en silencio, observando sus sonrisas, el color rosa en sus pómulos, el extraño brillo en sus ojos y en ese momento algo se iba acomodando en mi pecho, sin tener la menor intención, mi cuerpo emanó una energía que alcanzó el cuerpo de Nathan, me percate por la forma en que sus vellos se erizaron y por cómo se paró tan erguido de pronto — ¿Acaso se olvidó que estaba aquí?—.

-Hadassah- se aclaró la garganta Nathan- seguro recuerdas a...-ni bien terminó de presentarme, cuando el rostro de la rubia se desfiguro. Me di cuenta que Nathan buscaba tomarme del brazo, acción a la cual por instinto sólo pude reaccionar apartándome bruscamente de él.

-Eleanor- dijo la chica con la sonrisa más rígida- me parece como un Dejá vu.

-¿Dejá vu?-se me escapó preguntar. Pero ella soltó una risa algo bufona, cosa que me pareció grosero.

- ¿No recuerdas? – sondeó; supuse que al ver mi rostro de pura confusión prefirió contener su futura carcajada- nos vimos hace algún tiempo, ustedes iban a Miami y yo a una reunión en San Francisco.

Ah ,claro!" pensé con absoluto sarcasmo. Por supuesto que no la recordaba; pero sólo se me ocurrió fingir una sonrisa como si realmente pudiera recordar aquello. En ese momento ella extendió su mano como forma de saludo y cuando acepté, un calor recorrió mi palma. Como una energía algo incómoda, ella era cálida... Realmente cálida, tanto que me enfermaba.

-¿Ahora cúal es su destino?- preguntó con sonrisa de porcelana.

-Aún no sabemos...-respondió Nathan.

-En realidad Nathan regresa a New York- me apresuré a decir con el rostro impasible, haciéndole recordar nuestra conversación.

Al escuchar aquello se giró con mirada leopardina y frente fruncida —sonara extraño pero en algún momento me descubrí a mi misma disfrutando de esa expresión — se inclinó un poco para quedar a la altura de mi oído, mientras que su respiración chocaba en mi cuello.

La muerte se llama... Eleanor. ||| Mrs. Write ||| EN EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora