XIII. El principio de un gran viaje.

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Desde las alturas de las montañas, Artemisia y el resto observaron con ojos descorazonados la escalofriante escena del campamento en llamas bajo el cielo nocturno de la noche repleta de estrellas. Los soldados de la Emperatriz Oscura celebraban con gritos la victoria tan aplastante que habían tenido sobre los Rebeldes. Lo habían arrasado todo a su paso. No quedaba ni una sola casa en pie e incluso el Castillo de Torreportal, el coliseo, y los establos habían quedado destrozados. El Templo de Terros había quedado derrumbado hasta las cenizas. Todo símbolo que no representara a la oscuridad o sus creencias, era mandado a destruir, como las figuras de los Grandes Lobos que había en el centro de la plaza.

—¿Qué hará Konal ahora? —preguntó Emma, apoyándose en Lukas, desconsolada.

—Irá al noroeste —respondió Jade—, a la ciudad de Henstone. Acordamos que si algún día ocurría algo así él se encargaría de llevar a los civiles a un lugar más seguro...

—Eso está bien... —murmuró Kristian, sin muchos ánimos.

Intentando mantener una actitud seria, Jade miró a Artemisia frunciendo el ceño. De alguna manera la culpaba de lo que había ocurrido. De no ser por ella el ejército de la Emperatriz Oscura no hubiera ido hasta allí y Skip todavía estaría vivo.

—¿Y qué se supone que haremos ahora, gran Alpha? —preguntó con sarcasmo.

—No lo sé... —contestó Artemisia, abatida por lo que estaba contemplando.

—Yo sí que lo sé —intervino Nilsa, interponiéndose entre ambas—. Iremos a la Nación del Agua. Allí aprenderás el dominio del agua y proseguirás con tu entrenamiento. Artemisia, hoy empieza tu verdadero destino —anunció, sujetándola por los hombros—: salvarnos a todos. Hoy empieza una nueva era y una antigua termina. Hoy llega el principio de un gran viaje...

Travis, apoyado en la rama de un árbol, estuvo escuchando toda la conversación y con un batir de alas, alzó el vuelo para ir a informar a su emperatriz de todo lo sucedido.

Tras unas cuantas horas de vuelo, Travis llegó a la Fortaleza del Alpha, y desde el ventanal de la Sala del Trono vio a la Emperatriz Oscura sirviéndose una copa de vino mientras se acomodaba tranquilamente en el Trono de los Elementos. Zinnia no se percató de que Travis estaba llamando con el pico hasta que miró hacia el ventanal. Al verle, se levantó con una amplia sonrisa, a la espera de buenas noticias. Cuando abrió el ventanal, Travis accedió al interior de la sala, transformándose en humano.

—Majestad Imperial, traigo una buena noticia... —anunció.

—Tú dirás —dijo emperatriz, sentándose de nuevo.

—Percival y los suyos han vencido y arrasado el Campamento Rebelde...

Pero en aquellas palabras, Zinnia notó un ápice de preocupación en el tono de voz que estaba utilizando su Mano de la Corona Oscura y Mensajero Imperial.

—¿Y si es una buena noticia por qué se te ve tan afligido, Travis?

—Su Majestad Imperial, también os traigo malas nuevas... —dijo tragando saliva, a la vez que agachaba la cabeza ante la mujer—. Percival ha fallado en su misión de matar a la Reina Tierra y capturar a la Alpha. Fue abatido por una roca que le lanzó esta última...

—Será inútil... —murmuró la Emperatriz Oscura entre dientes, apretando la copa de vino de tal manera que acabó rompiéndola y rajándose la mano.

—Estáis sangrando... —advirtió Travis, observando la mano ensangrentada de la emperatriz.

Zinnia, por su parte, desvió sus ojos con indiferencia hacia la palma de su mano, encontrándose con que esta estaba completamente empapada de sangre. Pequeñas gotas de color rojo cayeron al suelo, manchándolo. La Emperatriz Oscura sonrió.

—Tengo un encargo muy importante que darte, mi querido Travis. Quiero que vayas a llamar al Almirante Tello, tengo una misión muy especial para él...

ALPHA || La guardiana de los elementos [#1]Where stories live. Discover now